A 5 años, no dejemos solo a nadie
Ciencia y tecnología: ¿Desconocimiento o falta de voluntad política?
Oaxaca, Oax. 4 de marzo de 2009 (Quadratín).- El director general de Ciencia y Tecnología de la UNAM, René Drucker Colín, hizo algunas declaraciones que todo mundo conoce, pero al que políticos, empresarios y sociedad en general hacen oídos sordos: la carencia de inversión pública en materia de ciencia y tecnología.
Y es esta práctica debería ser una responsabilidad del Estado mexicano, sin embargo, existe una terrible ineptitud de los políticos: no se ha querido apoyar la ciencia, cuyo deterioro es difícil de revertir en por lo menos ocho ó 10 años.
Lejos de inyectar mayores recursos los del gasto público federal han disminuido sensiblemente, al grado de que actualmente sólo se invierte 0.35 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Aún cuando enfrentamos un período de recesión, es un buen momento para invertir en procesos que aporten innovación y progreso tecnológico a la planta productiva del país, pues esto nos da oportunidad de garantizar competitividad, productividad y creación de empleos.
México puede incrementar su participación en diversas áreas como la nanotecnología y la biotecnología. Es increíble, que senadores, diputados y hasta consejeros del Instituto Federal Electoral aumenten sus salarios en reiteradas ocasiones, y no se inviertan en áreas prioritarias en otros países.
Mucho se habla de democracia, pero esta sólo será posible en la medida en que se invierta en educación, salud, seguridad y calidad de vida de los mexicanos.
Una cifra destacable y que nos da la idea de nuestra situación, es la diferencia de los doctores que se forman en Estados Unidos en México cada año. Mientras que en el primero egresan 50 mil, en el siguiente sólo se gradúan dos mil, y lo que es más lamentable, los investigadores y científicos carecen de sitios en dónde trabajar, lo anterior a consecuencia del nulo interés de fortalecer a las instituciones de educación superior públicas.
Otra cifra alarmante es que debido a que no existe interés por promover la ciencia, el presupuesto actual es apenas de 43 mil millones de pesos, y para el ramo 38, es decir, para los centros públicos de investigación bajo la responsabilidad de Conacyt, este ha disminuido sensiblemente.
En Oaxaca, sólo las instituciones del Sistema de Universidades del Estado de Oaxaca (SUNEO) han pretendido crear centro de investigación para que profesores dediquen sus tiempos libres para innovar e investigar.
Estas instituciones son la Universidad Tecnológica de la Mixteca y la Universidad del Mar. Sin embargo, otras instituciones públicas como la UABJO dedican sus tiempos libres a la grilla y la desestabilización interna.
Para ser una verdadera universidad e se tiene que crear, comunicar y adquirir conocimiento. Si una institución no está creando conocimiento en el sentido estricto no es una universidad, es un colegio o una escuela de educación superior, pero eso no es una universidad.
Y no podemos decir que en Oaxaca no existen jóvenes destacados o con capacidades y talentos, ejemplos sobran, no vayamos muy lejos. Un caso conocido recientemente es el de Adolfo Guzmán Arenas, nacido en la ciudad istmeña de Ixtaltepec, quien hace unos días fue reconocido por su trayectoria y aportación científica en la rama de la computación, maestro y doctor en Ciencias de la Computación en el Instituto Tecnológico de Massachussets, Boston, una de las mejores universidades del mundo. Otro caso es el de Oscar Arias Carreón, oaxaqueño ganador del Premio Nacional de la Juventud 2007 en el área de actividades académicas, quien a sus 29 años posee un doctorado en la Universidad de Harvard y actualmente cursa un posdoctorado en ciencias neurológicas en Alemania. Un joven que pidió una beca al Presidente Felipe Calderón y al Gobernador Ulises Ruiz después de recibir el galardón nacional, y que hasta el día de hoy, dicho apoyo nunca llegó.
Y otro caso muy conocido y sonado es el de Héctor Cabrera Fuentes, joven talentoso de El Espinal y Premio Estatal de la Juventud en 2007, quien con base en méritos propios es el mejor estudiante extranjero en Rusia.
México al igual que Oaxaca, ha sido incapaz de desarrollar una cultura compatible con la ciencia, lo que nos ha llevado a acentuar el analfabetismo social. Y es que en alguna ocasión se dijo que Carlos Slim era como el Bill Gates mexicano, y a la vez alguien replicó: la diferencia es que Gates aportó muchas ideas a la computación, Slim sólo sabe hacer negocios y comprar empresas.
En este contexto problemático, los gobernantes piden paciencia a la comunidad científica, puesto que argumentan que primero deben resolverse problemas graves y urgentes como la pobreza y la desigualdad social, sin embargo en el mundo no existe ninguno cuya solución no esté relacionada con la ciencia.