No alcanza
Oaxaca, Oax. 14 de octubre de 2009 (Quadratín).- A finales del siglo XIX surgió la industria eléctrica en nuestro país en manos de empresarios extranjeros y nacionales con empresas como la Mexican Gas and Electric Light Company Ltd y la Mexican Light and Power Company, así como la Compañía Explotadora de las Fuerzas Hidroeléctricas de San Idelfonso S.A., de Ernesto Pugibet. En su primera etapa surgen más empresas e inicia la construcción de infraestructura a principios del siglo XX, donde destaca la obra hidráulica en Necaxa que incluye la construcción de un vaso cuyas aguas inundarán el poblado de ese nombre. En 1911 se crea la Liga Mexicana de Electricistas y en 1914 se constituye el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). En 1936 el SME estalla su segunda gran huelga contra Mex – Light; a consecuencia de ésta, empresa y sindicato firmarán uno de los contratos colectivos más avanzados de la época. El siguiente año se constituye la Comisión Federal de Electricidad. Bajo la preocupación gubernamental de controlar el suministro, transformación y comercialización de la energía eléctrica, se publicó en 1938 el Proyecto de Ley de Energía Eléctrica donde inicia el proceso de nacionalización de la industria de una forma gradual.
El límite de 50 años para otorgar las concesiones se amplió con el gobierno de Ávila Camacho. Pero para 1960 el gobierno comienza a comprar a las empresas que tenían a su cargo el suministro de la energía eléctrica. Luz y Fuerza del Centro (LyFC) surgió como un organismo descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio que fue declarado en liquidez desde la década de los setenta, hasta la noche de este sábado cuando el gobierno federal decretó la extinción de la compañía. La industria eléctrica en México inició en manos de particulares que a partir de 1938 el gobierno inició su proceso de nacionalización, culminando en 1960.
En 1985 Compañía de LyFC y la CFE firman el Convenio de Delimitación de Zonas, donde la zona de influencia de la primera queda reducida en más del 50% de su extensión original, zonas de Michoacán y el estado de Guerrero pasan a manos de la Comisión Federal. En 1994 un decreto presidencial descentraliza la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y la transforma en Luz y Fuerza del Centro, con personalidad jurídica y patrimonio propio. En junio de 2003 entra en operación Teotihuacan.
El pasado sábado 10 de octubre de 2009 elementos de la Policía Federal ocuparon desde poco antes de las 23:00 horas las instalaciones de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, y a través de un Decreto Presidencial se decidió extinguir a la compañía y liquidar a todos sus trabajadores.
El decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación señala que el organismo registra un pasivo laboral de 240 mil millones de pesos, de los cuales solamente 80 mil millones corresponden a trabajadores en activo y 160 mil millones al personal jubilado. Además, que los costos de Luz y Fuerza del Centro casi duplican a sus ingresos por ventas; de 2003 a 2008 registró ingresos por ventas de 235 mil 738 millones de pesos, mientras que sus costos fueron de 433 mil 290 millones de pesos (incluyendo energía comprada a la Comisión Federal de Electricidad).
Además, los resultados que ha reportado Luz y Fuerza del Centro son notablemente inferiores respecto de empresas u organismos que prestan el mismo servicio a nivel internacional, inclusive respecto de los que ha reportado la Comisión Federal de Electricidad, ya que, entre otras razones, el porcentaje de pérdidas totales de energía de Luz y Fuerza del Centro es excesivo y superior en casi tres veces al que presenta la Comisión Federal de Electricidad. A junio de 2009, LyFC perdió el 30.6 por ciento de energía, en tanto que la CFE perdió el 10.9 por ciento; casi ninguna empresa eléctrica en el mundo registra el porcentaje de pérdidas que presenta Luz y Fuerza del Centro, En 2008 Luz y Fuerza del Centro perdió 32.5 por ciento de la energía que compra y genera para vender. El valor estimado de estas pérdidas totales ascendió a casi 25 mil millones de pesos, lo que representa el 52 por ciento de los ingresos totales por ventas del organismo. En el mejor de los casos, los costos unitarios de las obras que ejecutan Luz y Fuerza del Centro son 176 por ciento superiores respecto de los costos de la Comisión Federal de Electricidad.
Por todo lo expuesto se puede concluir que no sólo no se ha logrado alcanzar la autosuficiencia financiera LyFC, sino que el organismo descentralizado subsiste por las transferencias que hace el gobierno federal para mantenerlo y que lejos de alcanzar los índices equivalentes respecto del sector nacional, el funcionamiento de Luz y Fuerza del Centro hoy en día representa un costo tan elevado que no resulta conveniente para la economía nacional ni para el interés público.