
Salgado Macedonio: sé que no puedo ser candidato
Oaxaca, Oax. 29 de mayo de 2011 (Quadratín).- Con el triunfo de la coalición de partidos que llevó a Gabino Cué a la Gubernatura de Oaxaca, los ciudadanos esperaban una transformación profunda y radical del status quo y el cambio democrático en las instituciones de gobierno, sin embargo no es posible considerar una transformación inmediata en las formas de actuar de los órganos gubernamentales, si antes no existe un cambio y transformación en la sociedad, esto es, una mayor educación fomentada en valores democráticos y de participación ciudadana.
Los hechos que se han visualizado en estos primeros seis meses del Gobierno aliancista, se alejan de las propuestas planteadas en campaña y de los anhelo de los oaxaqueños, pues en un símil de lo acontecido en la Revolución Francesa, donde después del triunfo del pueblo sobre la burguesía y los reyes, se dedicaron a cortar cabezas gracias a la recomendación del cirujano francés Joseph Ignace Guillotin, a la Asamblea Nacional, en medio de un caos donde la denuncia y la muerte se realizaban impunemente y por motivos políticos, así como el desorden generalizado que parecía llevar a la nación al caos.
Haciendo en nuestro microcosmos estatal, una parodia de esta revuelta popular, los integrantes de los partidos coalicionistas, pretenden arrebatarse unos a otros los espacios de la administración pública estatal, cual si se tratase de un botín que les pertenece por derecho, por lo que vemos exigencias de puestos y prebendas que antes ni siquiera habían concebido.
Aunado a lo anterior, la ausencia de una dirección eficaz en las tareas que corresponden a las dependencias del Ejecutivo Estatal, se sintetiza en la carencia de un Plan Estatal de Desarrollo, lo que ha demostrado no sólo la falta de capacidad, sino la total ignorancia de los fundamentos de la Administración Pública, por parte de los funcionarios cercanos al primer mandatario, pues si no contamos con una carta de navegación, nunca sabremos a dónde vamos o si ya hemos llegado.
De igual forma, la intolerancia y el desinterés se han vuelto norma en la actuación de los nuevos funcionarios, quienes en lugar de apuntalar la labor del Ejecutivo, parecen torpedearla, dando como consecuencia la imagen de que el Gobernador Cué, trabaja solo, actúa solo, resuelve solo y todos los problemas lo asedian y acorralan, mientras sus funcionarios de primer nivel que deberían ser un equipo multidisciplinario, sin color partidista, solo están pensando en las mejores estrategias mediáticas y de convencimiento para obtener el voto ciudadano con miras a las elecciones del 2012, lo cual se afirma con acciones que van de lo trágico y dramático como en el caso de los asesinatos en Santiago Choapam; el enfrentamiento inútil de maestros y policías en la visita Presidencial de febrero, las agresiones de las fuerzas policiales en Textitlán, hasta las acciones ridículas como acallar el protagonismo de los priistas (ahora opositores ) retirando las mantas que inquirían al Gobernador, en un franco reto (similar a las pullas infantiles) de ¿puedes, o no puedes?, gesto que le da más importancia de la que realmente debe tener la manifestación de las corrientes contrarias al gobierno en turno, y lo convierten en un gesto intolerante y grotesco.
Esto no quiere decir que aplaudamos las acciones teatrales y mediáticas de los opositores, pues entendemos que el triste papel que están realizando, no se debe a la fuerza del Estado o a sus errores, es más bien el reflejo de la crisis que vive el PRI, desde antes de la elección del año pasado, y que se refleja en las acciones de sus militantes, pues al carecer de una dirigencia firme, de un replanteamiento de sus tácticas y de sus posturas ideológicas, han caído en la complicidad y el autoengaño, lo cual no sería preocupante si no repercutiera en el juego democrático que nuestro Estado debería tener.
Un Gobierno débil, partidos políticos que consiguieron el triunfo a nombre de l@s ciudadan@s, empecinados en construir militancia y favor popular que se traduzca en votos y que olvidan las tareas de gobierno, son las que finalmente les conseguirán las simpatías o el desdén del electorado, y una oposición sin pies ni cabeza, son el panorama actual de Oaxaca. Lo único bueno, es que ya se acerca la Guelaguetza.
* Catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UABJO