Pide Nino Morales que Judicatura investigue a paristas
Diego Enrique Osorno / Milenio Semanal
Oaxaca, Oax. 28 de febrero de 2011 (Milenio Semanal).- Lunes, 7:45 am. A la puerta del Palacio de Gobierno están tres personas que desde la madrugada esperan al gobernador en las inmediaciones del Zócalo. Uno de ellos viene de Tlaxiaco con un oficio atiborrado de peticiones especiales para el municipio de la región mixteca; los otros dos quieren pedirle que les ayude a conseguir trabajo. Gabino Cué recibe el documento, promete leerlo y dialoga un poco con los desempleados. Avanza hacia su despacho, en el segundo piso de este edificio donde alguna vez estuvo Benito Juárez y que durante la administración anterior se usó más para la celebración de cocteles y bodas que para gobernar, luego de que así lo decidiera el ex mandatario Ulises Ruiz Ortiz, quien prefirió montar su oficina en el cuartel de la policía estatal.
En la primera reunión de la agenda oficial, el gobernador discute con sus funcionarios un proyecto de desarrollo regional. La siguiente es un desayuno con el eurodiputado Ricardo Cortés Lastra, presidente de la Delegación del Parlamento Europeo ante la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea; el tema es el asesinato de Jyri Jaakkola, un finlandés asesinado junto con la activista Beatriz Cariño cuando recorrían la serranía oaxaqueña para documentar abusos a los derechos humanos. Luego el mandatario se dirige al antiguo Convento de Santo Domingo, donde lo esperan representantes de las 15 etnias que hay en Oaxaca para celebrar el Día Internacional de las Lenguas Maternas. Viaja en una camioneta Cherokee negra, seguida por otra roja. Son seis las personas encargadas de la seguridad personal del mandatario, cuatro hombres y dos mujeres. No se le despega nunca una joven rubia de ojos verdes: su secretaria privada, Vivianne Michelle Moorman.
El evento celebrado en la biblioteca dura poco menos de una hora. Entre los asistentes está la indígena Eufrosina Cruz, quien, debido a los usos y costumbres de su pueblo, no podía votar, y que hoy preside el Congreso del estado. También está el ex asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Adelfo Regino, quien será secretario de Asuntos Indígenas del gobierno de Oaxaca tras concluir el trámite de sus estudios universitarios. Al finalizar los discursos y la entonación de canciones interpretadas por niños indígenas, una elegante mujer, María Isabel Grañén, aborda al mandatario. Es la esposa del empresario Alfredo Harp Helú y quiere enseñarle a Cué el trabajo de restauración de libros y documentos antiguos en el que está participando en otro de los salones del antiguo Convento de Santo Domingo. Poco después, entre los pasillos pequeños del sitio histórico, cuando está por subirse a su camioneta, el gobernador es abordado primero por reporteros y después por un grupo de deudos de triquis asesinados en los meses recientes, quienes le piden justicia por casos como el asesinato de las dos locutoras de la radio indígena Felícitas Martínez y Teresa Bautista, hasta la fecha impune. Tras escucharlos y prometerles que habrá justicia se sube a su camioneta y enfila de nuevo rumbo al Palacio de Gobierno.
Al llegar a su despacho se topa con una manifestación de Antorcha Campesina. Tras un mitin, el líder de esta organización cercana al Partido Revolucionario Institucional (PRI), Aquiles Córdova, sube a verlo a su despacho para darle a conocer sus demandas. La agenda del gobernador parece interminable. Seguirá, a las seis de la tarde, una reunión con sus asesores en materia de seguridad para analizar los enfrentamientos entre policías y manifestantes durante la reciente visita del presidente Felipe Calderón y, posteriormente, a los ocho y media, integrantes de la agrupación Médicos sin Fronteras le presentarán un plan para atender la crisis humanitaria derivada de la migración de centroamericanos por Oaxaca, principalmente a través del Istmo de Tehuantepec. A las nueve de la noche de este lunes, el gobernador de Oaxaca cerrará con la revisión de la conformación de una Comisión de la Verdad y de una Fiscalía Especializada en los delitos cometidos durante la rebelión del 2006 en Oaxaca.
Mientras titubea entre encender o no un cigarro, el gobernador empieza a explicar El martes negro, como se le dice a la batalla campal del pasado 15 de febrero entre profesores y efectivos federales en el Centro Histórico de la ciudad. Usa la metáfora de una enfermedad para explicar cómo planea gobernar Oaxaca: Con la alternancia se inició un nuevo proceso que va a llevar tiempo. Al igual que como se fue gestando todo ese gran agravio a la sociedad, el ir desintoxicando, curando al enfermo, pues va a llevar tiempo.
DEO: ¿Qué es lo que ha hecho para conseguir esa desintoxicación?
GC: De entrada, hoy hay una reforma política de gran calado, que va a permitir precisamente tener instituciones mucho más fuertes, sólidas y democráticas. Y eso es importante: el andamiaje institucional. Hay un gobierno de puertas abiertas, donde se dialoga permanentemente con los organismos sociales. Estamos haciendo audiencias públicas, estamos ordenando la administración pública en busca de atender la corrupción. Se iniciaron auditorías, y si hay algún responsable del orden administrativo o penal, actuaremos, pero es un proceso. Y bueno, el gran reto es, precisamente, lograr que con la acción del gobierno los sectores de la población vayan teniendo confianza y modifiquen sus formas de relacionarse con la autoridad. Pongo como ejemplo lo que pasó el día 15.
DEO: ¿Qué fue lo que pasó ese martes?
GC: Yo lo definiría como una suma de coincidencias y en parte no tan coincidencias que detonaron en un hecho que no debería haber sucedido. Nadie puede negarle el derecho a nadie de visitar Oaxaca, que es un estado libre. Nadie puede dudar que el gobierno federal tiene una deuda histórica con el estado, y que necesitamos, para sacar adelante a Oaxaca, el apoyo del Congreso con el presupuesto, y del presidente Calderón, con el cual yo tengo una relación de respeto y de trabajo institucional. Y lo dije desde antes de que empezara la campaña. Yo no voy a claudicar en eso, yo soy un hombre congruente.
Con el magisterio venimos caminando. ¿Qué sucedió? Hubo un dispositivo de seguridad, no propio de Oaxaca, sino uno que se implementa durante las giras del Presidente, en el que toma el control el Estado Mayor y ha sido siempre así, y Oaxaca no puede ser una excepción y por el que el Presidente tiene una seguridad, la que no es responsabilidad del Ejecutivo estatal, pero en la que éste sí tiene que coadyuvar. ¿Y qué ocurrió? Que hubo un grupo de manifestantes que querían fijar su posición legítima. Yo conocí del hecho un día anterior, cuando se comentó que había la intención de pronunciarse en relación a la decisión que el Presidente había tomado en el asunto de la deducibilidad de las colegiaturas en las escuelas privadas. Es legítimo: la educación pública es una lucha de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pero una cosa es un pronunciamiento y otra cosa es una manifestación que pretendía ingresar al Zócalo. En cualquier otro escenario no habría ningún problema para una manifestación de hecho viste que hace rato se estaban manifestando, eso es legítimo, pero cuando combinas el derecho de unos con la seguridad de otros, es cuando el estado participa. El tema fue que se fueron calentando los ánimos; el agravio histórico de 2006, la presencia de la fuerza policiaca federal
eso yo creo que hizo que algunos profesores se fueran polarizando, instigados también por otros que querían ver eso, que querían ver sangre, querían ver golpes. Y no hay prueba más fehaciente del compromiso No a la represión porque yo no creo en ello, yo creo en la seguridad para brindar seguridad, en una policía para brindar seguridad que la presencia del propio secretario de Seguridad Pública precisamente en medio, para evitar una confrontación, un choque y un exceso en el uso de la fuerza. Pero se fue polarizando, hubo agresiones de unos y de otros. Yo no veo que haya una policía que haya ido a agredir. Hay una policía que retuvo, retuvo, retuvo hasta donde sus fuerzas le alcanzaron. También hubo infiltrados, vándalos que llegaron, no sé si por su voluntad o pagados por alguien, pero llegaron. Tenemos fotografías de ello.
DEO: ¿Cree que hay grupos del anterior gobierno que quieren vengarse por la derrota y desestabilizar su gobierno?
GC: (Prende por fin el cigarro). Yo no puedo señalarlo ahorita en ese sentido, porque no tengo las evidencias. Sería irresponsable. Pero es una línea, una hipótesis en nuestra investigación. Tratar de entender por qué se dio, por qué los actos vandálicos se dieron hasta después de la salida del Presidente. Entonces fueron grupitos que, si no hay una razón, pues no lo hacen. O sea, sí, en Oaxaca sí hay grafiti, sí hay bandas, sí hay actos de vandalismo, pero lo que vimos el martes tiene muchos rasgos nuevos.
DEO: ¿Y qué hay de fondo, más allá de los actos vandálicos?
GC: Pues se combinan factores externos donde hay agravio de unos y se aprovecha el escenario de Oaxaca para sacar esa herida que aún no está cerrada. Una manifestación que se sale del control de unos y otros, que abre el espacio a los duros, anarquistas, o gente que se aprovechó para nuevamente traer una imagen del Oaxaca problemático, cuando en Oaxaca no hay problema. Fue un hecho, una fotografía que también a nivel nacional se sobredimensionó, pensando que iba Oaxaca a regresar al escenario del 2006, cuando no hay ese escenario
DEO: ¿Qué es lo que no se ha cerrado?
GC: Ciclos, agravios. Hoy todavía está abierta la herida y quizás por eso un poco la reacción del magisterio, porque hay un saldo que no se ha cerrado desde el 2006, donde hubo muerte, donde hubo señalamientos, pero no hay culpables y no se ha logrado resarcir el daño y desagraviar a un grupo de la sociedad que se siente lastimado. Y en ese proceso estamos. El día primero de diciembre, cuando tomé protesta, hablé precisamente de la necesidad de conformar una fiscalía, una Comisión de la verdad, un mecanismo para resarcir el daño.
DEO: ¿Y qué posibilidades tiene de prosperar esta iniciativa?
GC: Ahí está el reto. ¿Por qué nos hemos atrasado un poquito? Porque necesitamos generar las condiciones para que realmente estas figuras que se constituyen en mediadores gocen de toda la credibilidad, pero sobre todo que den resultados y no ahondar más en la frustración. Por eso tenemos que ser muy cuidadosos. Sí, Comisión de la verdad sí. Sí, Fiscalía sí, pero, ¿para atender qué? ¿Solamente los casos de un lado, o del otro? ¿Resarcir el daño solamente a unos o a todos? Tenemos que acotar el universo de la función y que este acotamiento esté justificado plenamente, de lo contrario vamos a dar un paso inadecuado. Estamos en esa ruta, desde buscar las figuras de la fiscalía, las comisiones de verdad, los actores que podrían estar involucrados, pero tiene que ser en un espacio muy democrático, no como se ha escuchado últimamente: Sí, justicia para unos pero no para otros. Eso no se puede en un régimen democrático.
DEO: ¿Cree posible una reconciliación?
GC: En todos los sentidos
No nada más para un grupo fue el agravio. Todos tenemos que aceptar nuestra responsabilidad, si no repetiremos los esquemas del pasado: utilizar la justicia de una manera facciosa, y nosotros no podemos ser facciosos. Sí es muy complicado hacer entender a estos grupos, que sienten que con la mera alternancia el gobernante tiene que hacer lo que se tiene que hacer en función de una lucha, no importa que se viole la ley. Por eso hablo de que es un proceso.
DEO: ¿Usted es pacifista?
GC: Sí, claro. Sí.
DEO: Hay varios tipos de paz: Desde la paz hippie hasta la paz porfiriana…
GC: No puedes confundir la libertad con el libertinaje. La libertad está consagrada en la Constitución. Si unos piensan que porque es un régimen democrático podemos hacer y deshacer, eso no es ser democrático, eso es caer en un esquema de libertinaje, ¿no? Vivimos en un marco de instituciones, tenemos que respetarlas, y si alguien viola la ley, abusa, y tiene que ser sancionado, por más aliado, por cualquier cosa que sea.
DEO: ¿Mano dura o perdón para manifestantes y policías involucrados en El martes negro?
GC: Yo estoy en medio. Yo me quedé en medio de los duros de la izquierda y los duros de la derecha. Los de la extrema derecha dicen: Gabino, no puedes ceder a esto, o a lo otro. Los maestros son delincuentes. No, pues Gabino no está ni se siente presionado para decir que los maestros son delincuentes: Los maestros no son delincuentes. Y por otro lado, yo no les pedí perdón a los maestros. Eso fue una confusión enorme producto de una declaración donde yo dije que, en todo caso, así lo dije, en todo caso, yo podía pedir disculpas en nombre de policías si es que abusaron, en nombre de profesores si es que abusaron y, en todo caso, una disculpa pública, en términos de la imagen de un Oaxaca que no corresponde al Oaxaca que estamos construyendo. Fuimos víctimas de una circunstancia donde yo creo que todos debemos asumir nuestras responsabilidades; yo la mía.
DEO: ¿Cuál fue su responsabilidad?
GC: Confiarnos. Confiamos en una relación seria que estamos construyendo con el magisterio. Una relación respetuosa, de trabajo. Y haber pensado que iba a haber una manifestación pacífica y que iban a ejercer su derecho de decir lo que querían decir pero con responsabilidad. Quizás debimos haber reforzado con un cinturón de seguridad ciudadano para evitar una confrontación que no debió de haber sucedido. Podrían haber ejercido su derecho a manifestación y posicionar el rechazo, lo que sea, pero no confrontar, porque sí nos puso en una dinámica muy lamentable.
Foto: Archivo