Historia y literatura dan vida a La dulce tinta de Al-Jawater
LÁZARO CÁRDENAS, Mich. 24 de diciembre de 2014.- En este municipio de la costa michoacana la voz es la herramienta con la que de más de 80 niños y niñas forman parte del programa Música en Armonía del Conaculta, a través del Coro en Movimiento.
A escasos tres meses de su surgimiento y asentado en tres sedes (La Mira, Playa Azul y Las Guacamayas), la agrupación ya comienza a tener un impacto social entre las comunidades e incluso, ha permitido recuperar espacios públicos.
Para la especialista en políticas culturales, Carmen Pérez Camacho, este proyecto parece que ha cambiado la perspectiva de las familias que habitan estas regiones vulneradas por la violencia, donde los padres comienzan a salir de casa para llevar a sus hijos a las sesiones, fuera de su rutina habitual en la que los videojuegos y la televisión son las actividades predominantes de distracción, y genera unión entre quienes se agrupan en las tres sedes.
“Conformar un coro con tres comunidades distintas, en escenarios distintos y con diferentes expectativas, une esfuerzos de manera comunitaria para consolidarse en una expresión artística”, consideró Carmen Pérez Camacho, investigadora de C2 Cultura y Ciudadanía, Asociación Civil especializada en Diseño e Investigación de Políticas Culturales.
Para la antropóloga, convocada por Conaculta para observar los avances del Coro en Movimiento en Lázaro Cárdenas, Michoacán, este tipo de actividades pueden construir eso que se llama comunidad y que de pronto se ha perdido.
“La vinculación comunitaria es un elemento que se va formando y puede considerarse como un éxito del programa”.
Por su parte, Héctor Manuel García Chávez, coordinador académico de la región Morelia de la Unidad de Agrupaciones Musicales Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) señaló que “se trata de comunidades donde no existían proyectos culturales de esta magnitud. Cada lugar donde nos instalamos comienza a tener luz y a ser ubicado por la gente que ya sabe que Conaculta está presente en coordinación con las autoridades locales”.
En la localidad de La Mira, el Centro Cultural La Parota se ha reactivado con la presencia de una veintena de miembros del coro, quienes asisten a esta sede una vez por semana alrededor de dos horas y media para vocalizar, realizar ejercicios de respiración y técnicas de expansión de diafragma.
Esto se complementa con ejercicios de expresión corporal a cargo del maestro Enrique Esquivel Sánchez que incluyen dinámicas de coordinación, sincronización, ritmo, movimiento libre y expresión guiada.
Bajo la misma dinámica, en Playa Azul niños y jóvenes de entre ocho y 16 años de edad, acuden a las oficinas de la Jefatura de Tenencia, mientras que en la localidad de Las Guacamayas, las clases se imparten en el Centro Cultural Júksïkani, un espacio de reciente creación.
Es el caso de los hermanos Danna Isis y Gustavo Beltrán Zavala de nueve y siete años de edad, respectivamente, quienes se sienten entusiasmados de interpretar un repertorio de temas que hablan de la comunidad, la naturaleza y la niñez.
“Me gusta mucho cantar, hasta cuando estoy en mi casa me pongo a cantar canciones que yo invento y no sé ni de dónde saco la letra, por eso cuando me dijeron de la convocatoria le dije a mi mamá para que me inscribiera”, comentó Danna, quien vive en Las Guacamayas.
Con 24 años de experiencia como docente de música, Servando Barajas, director del Coro en Movimiento, asegura que la agrupación marca de manera positiva a sus integrantes y personas que los rodean.
“Me he encontrado con alumnos que empezaron a acercarse a un coro o una orquesta desde chicos y ahora son adultos que han grabado discos o son maestros. Es una experiencia maravillosa. Yo inicié en el mundo musical a los ocho años y todo empezó como un juego, nunca pensé que estudiaría en el Conservatorio o estaría en Bellas Artes”.
Los integrantes del coro muestran gran interés por esta disciplina y se perciben impactos en otras áreas de su vida al mejorar su capacidad de escucha, de concentración, de expresión y de autoestima.
Clara Luz González, madre de uno de los niños del coro en La Mira, reconoció los cambios que ha visto en su hijo en un corto tiempo: “He notado que se concentra más al hacer sus tareas, incluso en matemáticas que no le gusta tanto. Al ser hijo único le era difícil socializar con otros niños y ahora es más extrovertido”.