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MÉXICO, DF. 27 de junio de 2014 (Quadratín).- Con el objeto de reducir y, en su caso, eliminar las elevadas tasas de mortalidad a causa de falta de transfusiones de sangre segura, sobre todo en entidades en condiciones de pobreza, es importante que la Federación y los Estados adopten medidas concretas para garantizar que los centros sanitarios cuenten con productos sanguíneos seguros procedentes de donantes voluntarios, propuso el presidente de la Comisión Sur-Sureste del Senado de la República, Benjamín Robles Montoya.
El legislador oaxaqueño presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, luego que en este mes se ha instaurado el Día Mundial del Donante de Sangre, para concientizar al Gobierno y Sociedad sobre la importancia de contar con bancos de sangre segura y sana.
Comentó que “el derecho a la salud debe contener elementos de certeza jurídica a los servicios sanitarios de sangre. El Estado Mexicano y la participación de los sectores privados deben ser ejes rectores para construir una cultura de la donación voluntaria y el cuidado de nuestro cuerpo”.
Agregó que “las instituciones deben implementar una cultura de la donación, a la par de que se logre el aumento de los niveles de calidad y seguridad de la transfusión sanguínea, en pocas palabras el gobierno debe garantizar sangre segura y sana a los pacientes”.
El integrante de la Comisión de Puntos Constitucionales del Senado puntualizó que el derecho a la salud debe garantizar un trato digno con procesos y mecanismos que aseguren el acceso oportuno y de calidad de los productos sanguíneos a todos los ciudadanos, basados en los principios de equidad, solidaridad, universalidad, calidad y eficiencia.
De acuerdo con especialistas, dijo que para que se dé un correcto uso terapéutico de la sangre deben de coexistir tres factores clave: un marco normativo actualizado, que rija la operación de los bancos de sangre y los servicios de transfusión; una población sana, suficientemente educada, altruista (definida como la interesada en obtener el bien del prójimo aun antes del propio) y dispuesta a donar sangre con regularidad, a fin de disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades y mantener un abasto suficiente de sangre; y el conocimiento del personal médico para indicar la transfusión sanguínea cuando en realidad sea necesario.