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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
MÉXICO, DF, 16 de enero de 2016.- Setecientos millones de personas en el mundo carecen de acceso a agua potable. Esto significa que no tienen una fuente de agua de la que beber sin peligro. A esto se le puede llamar, sin dramatismos, la Crisis del Agua.
Setecientos millones de personas es aproximadamente la población de Europa entera, o dos veces la de Estados Unidos. Es una cifra escalofriante, pero no deja de ser un número frío. Hay más números que hablan de esta Crisis Del Agua: 2 mil niños mueren cada día por problemas derivados de consumir agua sucia. 1 de cada 3 personas no tiene un saneamiento mínimo. Son cifras, y son las más conservadoras de cuantas estimaciones existen en este sentido.
El agua lo es casi todo. Es la vida, es componente fundamental de nuestro cuerpo y de nuestro planeta. Es el elemento más importante del que disponemos. Por ello, no tenerla no es sólo un problema para la hidratación. Sin agua no hay comida. Sin agua no hay higiene y salud. Sin agua no se puede hacer nada.
Y trascendiendo las cifras, 700 millones de personas tienen historias como las de Ibrahim, Haile, Bunrá, Marguerit, Lobasho, Abdu, Flor… Personas que, en tantos lugares del mundo, se enfrentan en su día a día a tener que caminar kilómetros para conseguir agua, a tener que beber agua marrón recogida de un río contaminado o a compartir abrevadero con los animales.
La falta de agua afecta sobre todo a la infancia. En todos los sentidos: mortalidad infantil y enfermedades como la hepatitis A, la salmonela o el cólera. Pero también muchos problemas sociales derivados. En los lugares más pobres, normalmente mujeres y niños son los encargados de buscar agua. Said, un niño Somalí que vive en el Sureste de Etiopía, es el encargado de ir a buscar agua para su familia. Todos los días sale de casa a las 6 de la mañana con su burro y un bidón, y recorre 5 kilómetros hasta el río Wabi Shebele, donde llena el bidón de un agua tan sucia que parece chocolate. Llega a casa de vuelta a las 12 después de 6 horas de trayecto. No puede ir al colegio.
La Crisis Del Agua es un problema tan grande como un océano, y la solución no es evidente ni inmediata. Si pensamos sólo en las 700 millones de personas, seguramente nos parezca un problema sin solución, pero si entendemos que esta crisis tiene caras y nombres de personas, entonces podemos ponernos en marcha y hacer algo. Trabajar gota a gota por cada una de estas personas concretas.