Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
Indicador político
MÉXICO, DF. 9 de julio de 2015.- Más allá de los jaloneos que quisieran construir un campo de batalla intergaláctico del neoliberalismo contra el capitalismo como si fuera fábula del durito del subcomandante Marcos, la crisis de Grecia debe ser leída en sus mensajes de la política profunda: las naciones populistas fracasaron en la reconstrucción del Estado de bienestar.
La crisis griega comenzó, en su escenario histórico, en 1975 en América Latina: los países con niveles de pobreza requirieron financiar sus programas sociales pero sin reformas fiscales ni presupuestales; por ello acudieron a dos fórmulas: la emisión de dinero que generó inflación y llevó a devaluaciones, y la deuda externa hasta la incapacidad de pago.
Con inflación, devaluación y deudas, México acudió al FMI y al Banco Mundial. Ahí le dijeron que su modelo de desarrollo estaba al tope pero con demandas sociales crecientes y que para redinamizar la economía necesitaba de reformas en la estructura productiva.
La crisis provocó en México un relevo en la clase dirigente pasando de la política tradicional a la tecnocrática. Las reformas se hicieron pero sin rumbo ni coherencia: México se hizo más capitalista pero también más pobre.
A Grecia le ocurrió lo mismo: dentro del euro buscó seguir con su nivel alto de prestaciones sociales de su Estado de bienestar, careció de estructura productiva para generar recursos a partir de la producción y buscó los créditos bancarios y del FMI para subsidiar pensiones y gasto social, hasta que se le terminaron los fondos, ya no les prestaron más y le exigieron pagar lo que debía.
Ahí se encuentra la crisis griega: le piden reformas de ajuste para tener excedentes presupuestales con los cuales pagar deudas, pero con una sociedad exigente de bienestar.
Los gobiernos progresistas, populistas y de izquierda han sido muy críticos contra las doctrinas neoliberales, pero han sido incapaces de definir el nuevo paradigma del Estado de bienestar. La crisis es, así, del viejo Estado comprometido a combatir la pobreza con programas improductivos, sólo asistencialistas y limitados a fondos no recuperables.
Y para distraer la atención del pueblo, culpan a los capitalistas que hicieron negocios con los créditos.
De ahí que la verdadera crisis actual sea la de saber que el viejo Estado de bienestar llegó a su fin, que no existen doctrinas ideológicas realistas para combatir la pobreza y que los progresistas-populistas-izquierdistas quieren enarbolar la bandera de la lucha de clases cuando menos para tener a alguien a quien culpar.
Pero la gran incógnita de la crisis sigue presente: quién va a producir la riqueza y cómo se va a distribuir. El Estado ha sido un gran fracaso como productor directo de riqueza y los empresarios sólo buscan el enriquecimiento.
En consecuencia, la crisis capitalista de las economías tiene su origen en el fin del paradigma de la producción. Grecia podría ser el barril sin fondo de créditos para pagar créditos, sin ofrecer una reorganización productiva.
El sistema capitalista de producción está reventando por las protestas sociales.
La derrota del progresismo ha sido de modelo de desarrollo pero también cultural, de argumentación. En los setenta se hablaba de la crisis terminal del capitalismo y a la larga perdió el socialismo.
El mundo necesita un nuevo acuerdo Bretton Woods II para reorganizar el sistema capitalista y para redefinir el papel del Estado. Para controlar y acotar al capitalismo se necesitan de regulaciones, pero nadie en el mundo está hablando de meter orden en la economía internacional.
En los hechos, el mundo está viviendo una lucha histórica entre Adam Smith y Karl Marx: el capitalismo contra el socialismo; pero nadie está pensando en encontrar nuevos paradigmas de producción, regulación de la riqueza y control de los procesos productivos.
Las sociedades se desgastan en el día a día de apoyar a los griegos en su lucha contra el Leviatán capitalista sin pensar que su crisis es reflejo del final histórico del capitalismo por sus rezagos sociales y del Estado de bienestar keynesiano por su imposibilidad de financiarlo.
¿Dónde están los gobernantes, políticos, economistas y líderes sociales que deben debatir el futuro y no el pasado?
Famosas últimas palabras: “La CNTE se dedica a tomar calles, a destruir, a secuestrar, pero nosotros vamos contra ellos por la vía legal, es nuestro derecho”: Claudio X. González, presidente de la organización Mexicanos Primero.
Es pregunta: ¿Será cierto que el clima de enfrentamientos sociales es producto del abandono del PRI o de sus tareas de estabilidad social por la carencia de organizaciones sociales estabilizadoras?
La crisis que viene: algunas voces sensatas hablan ya de prepararse para una crisis de expectativas en el sector petrolero porque las inversiones están tardando en llegar ante la caída del mercado.
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@carlosramirezh