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Oaxaca, Oax. 19 de julio de 2010 (Quadratín).- Música, cantos, bailes, color, algarabía y una gran diversidad cultural se conjugaron con la presentación de la Guelaguetza del Bicentenario 2010, donde miles de turistas nacionales y extranjeros disfrutaron de la primera presentación de la máxima fiesta de los oaxaqueños, la cual es considerada como la más grande expresión cultural de México y Latinoamérica.
A dicha festividad realizada en el estadio Benito Juárez asistió el gobernador Ulises Ruiz Ortiz, su esposa Lourdes Salinas de Ruiz y la diosa Centéotl, Ana Lucrecia Bautista Rafael, donde este magno espectáculo fue admirado por miles de personas, quienes desde temprano abarrotaron este espacio, donde por primera ocasión se presentó la más importante fiesta étnica y cultural de América Latina.
A las 9:50 horas inició la festividad con la presentación de la Diosa Centéotl en el escenario dispuesto, que en todo momento permitió a los asistentes, entre ellos la cantante Lila Downs, el diseñador Armando Mafud, y algunos funcionarios de gobierno, disfrutar del folclore de las delegaciones participantes.
En cada una de sus ejecuciones y teniendo como testigo fiel un cielo contrastante, a veces gris, a veces blanco y otras ocasiones azulado, pero que en ningún momento mermó el ánimo del público, la Guelaguetza del Bicentenario 2010 mostró a propios y extraños la basta riqueza cultural de Oaxaca mediante los diversos bailes ejecutados por las 11 delegaciones participantes, que al son de la música de sus respectivos pueblos lucieron sus trajes tradicionales.
La edición matutina de la Guelaguetza, palabra proveniente del zapoteco Guendalezaa que significa ofrenda, presente, cumplimiento, comenzó con la delegación de las Chinas Oaxaqueñas, mujeres de la región de los Valles Centrales, que se caracterizan por portar en su cabeza vistosas canastas llenas de flores, quienes bailaron a lado de los gigantes o monos de calenda, el Jarabe del Valle.
Al compás de la Banda de Música de la Dirección de Seguridad Pública del Estado, así como de otros conjuntos provenientes de las poblaciones participantes, le siguió la delegación de San Jerónimo Tecoátl, de la región de la Cañada, con su Bautizo Mazateco, seguida de Villa Hidalgo Yalalag de la Sierra Juárez con sus sones y jarabes yalaltecos.
San Pablo Macuiltianguis con su Torito Serrano arrancó gritos y carcajadas entre los asistentes al ver caer una y otra vez a los hombres que danzando, evitaban ser golpeados y tirados fuera del escenario por las mujeres que simulaban ser un toro.
Cada una de las delegaciones repartió su Guelaguetza entre el público proveniente de diversos estados de la República Mexicana y de otros países, entre ellos Estados Unidos, España, Colombia, Canadá y Venezuela.
La elegancia y distinción se hizo presente con las mujeres y hombres de Juchitán de Zaragoza, quienes con sus majestuosos y coloridos trajes de gala, bailaron con cadencia y sensualidad sones característicos de las fiestas de este tradicional pueblo del Istmo de Tehuantepec que significa lugar de flores.
La Mixteca fue dignamente representada por un nutrido contingente proveniente de Huajuapan de León, quienes con espectacular maestría bailaron el Jarabe Mixteco.
La participación de los bailarines fue acompañada al inicio y término por la Canción Mixteca del maestro José López Alavés, que despertó en miles la nostalgia por la tierra natal, haciéndolos cantar al unísono y ondear una y otra vez sus sombreros de palma, convirtiendo aquello en un entusiasmo colectivo.
Tlacolula de Matamoros fue la siguiente en arribar al escenario que tenía como fondo papel tapiz que simulaba parte de la zona arqueológica de Mitla. Luego, se dio paso a la majestuosa Danza de la Pluma, en esta ocasión, perfectamente ejecutada por jóvenes del municipio de San Martín Tilcajete, la cual evoca la conquista de loa aztecas por parte de los españoles.
El Jarabe de la Rosa anunció la llegada del grupo de Villa Sola de Vega para que después, en punto de las 12:00 horas diera paso a la delegación de San Juan Bautista Tuxtepec, que levantó aplausos, chiflidos y uno que otro piropo entre el público ante la belleza y alegría de sus mujeres ataviadas con sus coloridos huipiles y sus imprescindibles piñas sobre el hombro.
Finalmente, pero no menos importante fue la participación de la delegación de Santiago Pinotepa Nacional, de la región de la Costa, que con sus alegres sones y chilenas hicieron bailar a decenas así como sonrojar y reír a más de uno con sus versos picarescos.
Así, antes de las 13:00 horas concluyó sin incidentes esta fiesta cultural que dejó un agradable sabor de boca a los miles de asistentes.