Diferencias entre un estúpido y un idiota
MADRID, 14 de diciembre de 2014.- El índice de divorcios ha ido en aumento en los últimos años. Los principales afectados por las rupturas matrimoniales son los países europeos, de entre los cuales Bélgica lidera la lista con un 71% de casos. Le siguen muy de cerca Portugal, Hungría y la República Checa, con más de un 65% de separaciones oficiales. Las principales causas son el aumento de las exigencias en la vida cotidiana, la decepción de la convivencia en pareja y la irrupción de las redes sociales y los servicios de mensajería gratuita.
La sociedad actual está secularizada. Los jóvenes se distancian cada vez más de la religión y de los valores matrimoniales. Además, se sufren menos las presiones de familiares criados bajo la tutela del régimen franquista, por lo que la libertad de elección va en constante aumento. No obstante, los países más creyentes, como Chile o Guatemala, no superan el 10% de rupturas matrimoniales. Algo similar pasa en los estados donde el Islam es la religión oficial, caso de Siria o Argelia, donde además los derechos entre hombres y mujeres experimentan grandes desigualdades. Por el contrario, en los países con unos niveles de vida más altos, los índices de divorcios, rupturas y conflictos interpersonales se disparan de manera alarmante. La secularización de la vida social y progresiva libertad de pensamiento juega un papel preponderante en estos casos.
El aumento de las exigencias entre los miembros de una relación y el desencanto que supone la vida en pareja son las dos causas fundamentales que propician la ruptura, ya sea matrimonial o no. Alberto, un escenógrafo de treinta y dos años, ha tenido seis relaciones en toda su vida. Recuerda con anhelo aquellos días en los que las redes sociales no estaban tan presentes en la vida cotidiana: “Era imposible estar controlado por tu pareja. Hoy, por el contrario, cualquier contacto que tengas en WhatsApp puede ver cuándo y dónde leíste un mensaje que te envió. No existe la privacidad. Pero si eliminas tus redes te consideran un sociópata. Mi novia me dejó porque creía que me estaba viendo con una amiga que me mandaba mensajes obscenos, lo que era completamente falso”, declara.
El verdadero problema surge cuando las redes sociales y los servicios de mensajería gratuita se hacen necesarios para el día a día. Si se tiene que trabajar o hacer un proyecto en grupo el móvil es una herramienta necesaria.
Aparte del control extremo al que se ven expuestos los dos miembros de una relación a causa de un mal uso de los avances tecnológicos, las exigencias dentro de la vida cotidiana se hacen cada vez más duras. La igualdad de tareas dentro del domicilio es una utopía; se siguen arrastrando las consecuencias de una historia regida por sociedades patriarcales. Que la mujer esté cada vez más presente en el mundo laboral, tenga más derechos y goce de un estatus de gran repercusión en el ámbito público, no quita que ellas sigan siendo las que supervisen las tareas de la casa. Este hecho, que los sociólogos tachan de machista, genera rivalidades entre hombres y mujeres.
Otro factor común, en especial entre jóvenes, es el fiasco que resulta al descubrir la realidad de la convivencia en pareja, donde los años de efervescencia de las pasiones y los sentimientos quedan cada vez más lejanos. Las crisis surgidas por la incomunicación y la falta de comprensión acaban desequilibrando numerosas relaciones. Otra causa es el choque de la personalidad y el carácter de cada uno; es decir, cuando los intereses de uno se ven supeditados a los deseos y exigencias del otro. Es entonces cuando se produce una despersonalización del miembro afectado, lo que genera una situación de decaimiento que puede desembocar en desinterés, rutina y, en casos más extremos, profundas depresiones. También puede dar lugar a largas e incluso violentas discusiones de pareja.
Los psicólogos recomiendan afrontar con templanza los problemas que surjan en la relación antes de llevar a cabo acciones legales. La valoración de argumentos a favor y en contra, dicen, es un buen ejercicio de terapia individual que es capaz de solucionar crisis que, en un futuro, pueden ser irreparables. El diálogo es la mejor prevención contra la ruptura de la pareja.
(Texto proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias CCS)
David García Maciejewski
Periodista