Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Oaxaca, Oax., 28 de enero de 2010 (Quadratín).- El duelo de estrategias que practican las dirigencias nacionales de los partidos políticos de México enrareció el proceso electoral de Oaxaca.
En plena celebración de los resultados de sus prácticas antidemocráticas, el Partido Revolucionario Institucional creía tener asegurada su consolidación como partido dominante en el país, de cara a las elecciones presidenciales del 2012 y fue esta actitud la que obligó al PAN y al PRD a buscar una estrategia desesperada para frenar a los priistas que ya se sueñan de regreso a los pinos.
Así nacieron las alianzas o coaliciones y la de Oaxaca tiene ingredientes adicionales que no se han documentado suficientemente a nivel nacional.
Más allá de las divergencias ideológicas los partidos políticos tienen dificultades muy parecidas.
Desde las elecciones federales del 2006 el Partido Acción Nacional va de fracaso en fracaso en nuestra entidad y a la luz de los resultados de las elecciones más recientes se desboronan sus enclaves como el de la ciudad de Oaxaca, Huajuapan y Tuxtepec y tuvieron que conformarse con algunas pequeñas alcaldías.
Por su Parte el Partido de la Revolución Democrática, sin coalición, enfrentaría un panorama poco alentador, no solo por las derrotas acumuladas en las elecciones locales y federales más recientes, sino además por la lucha interna que deberían enfrentar por las candidaturas y los puestos de representación proporcional.
Los perredistas no han sido capaces de ponerse de acuerdo ni siquiera en sus procesos internos, casi todas sus elecciones de dirigencias estatales han sido cuestionadas, y exhibidas como un catalogo de trampas, fraudes y enfrentamientos, incluso entre familias.
Los partidos marginales como Convergencia y el PT ven en la colación la única posibilidad de evitar su eliminación del financiamiento público y en el caso del Partido del Trabajo son apenas una especie de membrete porque hasta ahora se desconoce el número de militantes o por lo menos el nombre de sus funcionarios partidistas.
Sin estructura suficiente, sin candidatos propios y sin liderazgos regionales los partidos que apuestan por la coalición sumaron sus debilidades y ahora, a contra-reloj, intentan ponerse de acuerdo para presentar una plataforma común de gobierno.
Como suele suceder en actividades de este tipo, los oaxaqueños, es decir, los electores, serán los invitados de última hora en este juego de estrategias electorales.