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Oaxaca, Oax. 28 de enero de 2009 (Quadratín).- Con el tiempo en contra, las corporaciones policiales estatales y federales deben frenar la descomposición que se vive en la región del Istmo de Tehuantepec, particularmente en Juchitán en donde bandas locales asumieron por su cuenta la industria del secuestro y la extorsión.
En Juchitán la gente tiene miedo, los empresarios, comerciantes, ganaderos y las familias con apellidos reconocidos, todos son el blanco de una nueva oleada de secuestros y amenazas que reviven el terror por la actuación de los delincuentes y el silencio de las autoridades.
Los fines de semana la ciudad duerme desde muy temprano, los comercios se van secando por la falta de inversión, mercancía o empleados, en tanto que en las calles y los restaurantes las pláticas giran en torno a las nuevas víctimas o los posibles candidatos a un nuevo secuestro o la cantidad que debieron pagar para recuperar su libertad o su derecho a vivir sin sobresaltos.
Hay que recordar que durante los primeros meses del 2007 fue precisamente en Juchitán en donde surgieron los primeros casos de secuestros y levantones ligados al crimen organizado y que las autoridades regionales se empeñaron en negar bajo el argumento de que los ilícitos no fueron denunciados.
Durante varios meses los istmeños sufrieron el infierno de una nueva modalidad de delitos para los que nadie estaba preparado hasta que los tiroteos, ejecuciones y atentados en contra de las instalaciones policíacas fueron inocultables.
Sólo hasta entonces la intervención del Ejército logró contener a los integrantes de los carteles de la droga.
Los istmeños tienen otras razones para justificar el miedo colectivo; en los últimos meses la policía federal ha desarticulado algunas células de los cárteles mexicanos y en varias listas aparecen nombres de indiciados que dijeron ser originarios o vecinos de esa región.
Las comparaciones son siempre odiosas pero ilustran, en Tijuana los secuestros que inicialmente parecían ajustes de cuentas entre bandas rivales alcanzaron a la población en general y ahora todos los dueños de negocios son victimas de extorsión.
En Chihuahua la guerra inició por el control de la plaza y en lo que va de esta semana al menos 40 personas fueron asesinadas 15, el día lunes, 13 el martes; más los que se acumulen en las próximas horas.
El tiempo apremia y los patrones se repiten casi con exactitud. Las bandas de delincuentes siguen los mismos pasos y las autoridades también.