Coahuila y la paz
Oaxaca, Oax. 23 de julio de 2009 (Quadratín).- El término de delincuencia organizada se puso de moda en México y sus mecanismos son del dominio público, tienen estructuras financieras, jerarquías, se reparten el territorio, y en algunos casos llegan a enarbolar presuntos códigos de conducta que exhiben y respetan.
Al parecer la organización no es tan difícil, pero los oaxaqueños padecemos un alto grado de egoísmo que nos impide fijarnos objetivos comunes o para trabajar con grandeza para las nuevas generaciones.
El presidente municipal de la ciudad de Oaxaca lanzó una iniciativa que ha denominado mi Oaxaca Linda y de inmediato cada sector de la sociedad reaccionó de acuerdo a sus intereses.
Queda claro que a pesar de los fantasmas que atormentan a la clase política local, la Verde Antequera requiere con urgencia de un ejercicio de solidaridad más allá de las modas sexenales, mucho más de los experimentos que terminan con cada cabildo.
La ciudad, nuestra ciudad, merece un amplio debate para que definamos los que podemos hacer con esta que es considerada como una joya colonial en América latina.
Más de 30 años sin in versiones para el equipamiento urbano, la anarquía del transporte público, el ambulantaje, el asedio de las organizaciones sociales y políticas y la destrucción que dejó el conflicto de 2006 no fueron suficientes para arrebatarle el señorío a ésta, que es considerada como una fortaleza cultural del sureste de México y uno de los destinos turísticos de moda en nuestro país.
Sin embargo, más de 70 años de paternalismo oficial y 12 años de alternancia política y juegos de poder sí pudieron desbaratar las iniciativas ciudadanas. Nos enseñaron a mirarnos con desconfianza y a bloquear todas las iniciativas de otros y precipitaron la fragmentación social y la intensa politización de nuestra sociedad.
Aún estamos a tiempo. Independientemente del partido que la gobierne, esta ciudad vale la pena; las razones son tantas que sería muy extenso enumerarlas, sólo una mejor convivencia sería suficiente pero una ciudad bella y con orden servirá para potenciar sus cualidades.
De la vocación turística de la ciudad de Oaxaca pueden beneficiarse todos, incluidos los municipios conurbanos, ejemplos sobran en el país.
En Guadalajara el turismo se convirtió también en la principal fuente de ingresos para municipios como Tlaquepaque, Zapopan y Tonalá.
El propósito de contar con una Oaxaca Linda es más que interesante, a esta iniciativa se van sumando cada día más sectores. Los promotores culturales, organizaciones civiles. Grupos vulnerables, asociaciones de deportistas, clubes de servicios y ciudadanos interesados en preservar la grandeza de nuestra ciudad.
Sólo falta nuestra participación.