A 5 años, no dejemos solo a nadie
Oaxaca, Oax. 20 de mayo de 2009 (Quadratín).- Tan devastador como los efectos del virus de la influenza, la actitud facciosa y pendenciera de los partidos políticos y sus candidatos evidenciaron la fragilidad del tejido social de México.
Mientras que en la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos de otros países reconocen la respuesta del gobierno mexicano frente a la contingencia sanitaria, al interior de nuestro país la desconfianza, los rumores y la ignorancia colectiva socavaron de nuevo la credibilidad del gobierno, sin importar el partido que lo represente.
Desde el anonimato y con una alta dosis de malicia, grupos y organizaciones hicieron circular millones de correos electrónicos y en algunas plazas repartieron volantes impresos en donde aseguran que la influenza es una mentira oficial, que responde a una conjura internacional de los gobiernos o las empresas transnacionales, sin embargo no ofrecieron ninguna prueba contundente o alguna alternativa para enfrentar o remediar sus aseveraciones.
Los efectos del virus no sólo representa la pérdida de millones de horas de trabajo en las escuelas, oficinas públicas y algunas empresas particulares, la fragilidad de la economía nacional sufre un nuevo embate con el desplome de la actividad turística y sus efectos serán más sensibles en entidades como la nuestra en donde el principal empleador es el gobierno y la única fuente de ingresos y divisas es el turismo.
Los mismos que nos han hecho creer que el virus no existe, serán los primeros en salir a la calle a exigir recursos para enfrentar sus efectos.
Otra vez las organizaciones sociales que dicen representar a los desprotegidos buscarán abanderar a los demandantes y propondrán que sea el gobierno el que les ayude a superar la crisis.