Una semana intensa y…
Oaxaca, Oax. 11 de marzo de 2009 (Quadratín).- En menos de 50 días la penitenciaría central de Ixcotel registró un motín, un cateo con la consecuente desarticulación de la mesa directiva, y un espectacular intento de fuga con un saldo de un muerto, una docena y media de lesionados y 35 internos reubicados en otros penales de la entidad.
Las bandas del crimen organizado parecen decididas a tomar el control de las cárceles del país, el saldo hasta ahora es de unos 50 muertos y cientos de heridos en las cárceles de Reynosa, Tijuana y Ciudad Juárez, mientras que el rezago penitenciario de nuestra entidad abona condiciones de riesgo para la población penitenciaria.
Los llamados Centros de Readaptación Social de Oaxaca sufren los estragos del hacinamiento, falta de infraestructura carcelaria y deficiencias administrativas que facilitaron los autogobiernos y vicios indescriptibles en donde la readaptación de los internos es un mito o un mal chiste.
Aquí en Oaxaca, La falta de espacios suficientes obliga a la convivencia entre reos procesados y sentenciados, las cárceles se convierten en auténticas universidades del crimen cuando comparten celdas aquellos que están presos por un delito imprudencial y los que son delincuentes reincidentes, narcotraficantes o psicópatas.
El 26 por ciento de los internos en las cárceles de Oaxaca son indígenas y muchos ni siquiera saben cómo enfrentar su proceso.
Estos datos los conocen también los estrategas del crimen organizado, para ellos las cárceles suelen ser espacios de privilegios y sitios seguros para mantener y acrecentar sus actividades ilícitas.
Los acontecimientos de Ixcotel son apenas un pálido reflejo del poder de corrupción de la delincuencia organizada y la fragilidad del sistema penitenciario local.
La paradoja es que aquí fueron los internos comunes los que evitaron un baño de sangre y pusieron fin a un nuevo imperio de terror que comenzaba a gestarse dentro de la penitenciaría. Los directivos del penal y los custodios eran los rehenes de sus propias debilidades cuando aparecieron 9 armas de fuego de uso exclusivo del Ejército en manos de los reos más peligrosos.
Fueron los internos quienes recuperaron el control de la carcel, facilitaron el ingreso de la policía y el Ejército y entregaron a los presuntos sicarios que participaron en el intento de motín y fuga.