Diferencias entre un estúpido y un idiota
Oaxaca, Oax. 15 de abril de 2009 (Quadratín).- El estado de Hidalgo se quedó con una inversión de casi 10 mil millones de dólares para la construcción de la nueva refinería de PEMEX.
En el camino se quedaron al menos siete entidades más, entre ellas Oaxaca, que no reunieron las condiciones técnicas, geográficas y económicas y en el caso de nuestra entidad, otra vez nos ubicaron a la orilla del desarrollo nacional.
Por desgracia, la nuestra no fue sólo una mala candidatura, para muchos es una consecuencia natural del desorden político que priva en el estado y que arrastra una larga tradición de agravios en contra de las inversiones productivas.
Con bloqueos de carretera, tomas de oficinas públicas y privadas, desplantes sindicalistas y el chantaje de organizaciones sociales y políticas, la región del Istmo tiene ya un rosario de fracasos; como el intento fallido de la planta armadora de Volkswagen, la quiebra inducida de la arrocera San Silverio y el ingenio José López Portillo y muchos otros proyectos de inversión que no fructificaron.
En el Valle Central son anecdóticas las protestas organizadas por los caciques económicos de la vallistocracia en contra de las primeras tiendas departamentales que pretendían instalarse en la ciudad de Oaxaca.
Justo ahora, el activismo social y político de las izquierdas oaxaqueñas tienen su propia agenda en contra de las inversiones privadas como quedó de manifiesto en la campaña contra la instalación del parque eólico en la zona de la ventosa en donde señalaron que las empresas extranjeras saquearían los recursos naturales, es decir el viento de la región.
En la zona de la Costa se organizan en contra de la construcción de la presa Paso de la Reyna, en Jalapa del Marqués dijeron no una hidroeléctrica sobre la cortina de la presa, en el Valle Central se niegan a la explotación de una mina en San José del Progreso, Ocotlán, y en otro rumbo pretenden desbarrancar el proyecto del Libramiento Sur que se construye desde San Lorenzo Cacaotepec hasta Tlalixtac de Cabrera.
En casi todas las protestas recientes los principales activistas son los dirigentes visibles o encubiertos de las diversas corrientes de la Sección XXII y sus organizaciones que se aglutinaron en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO, quienes dicen luchar por la defensa de la tierra, por los recursos naturales y en contra del gran capital nacional o extranjero.
Bajo estas circunstancias no es difícil entender porque Oaxaca es una entidad sin industrias y sin empleos para remontar las condiciones de pobreza de la que tanto nos quejamos.
Sin fuentes de producción quedamos irremediablemente anclados al paternalismo oficial y al lucrativo negocio de las más de 400 organizaciones sociales que se reparten miles de millones de pesos en el negocio de representar a los pobres.
Bajo estas circunstancias queda claro que el enemigo a vencer no son los grandes capitales sino los vicios que comparten los luchadores sociales y sus socios desde el gobierno que no quieren perder su minita de oro.