La Constitución de 1854 y la crisis de México
Oaxaca, Oax. 8 de abril de 2010 (Quadratín).- Al grito de ¡NO PASARÁ!, los diputados de oposición enviaron al panteón de las iniciativas presidenciales la propuesta de reforma laboral que presento el secretario del Trabajo, Javier Lozano.
La iniciativa nació muerta dijeron algunos diputados del PRI y del PRD que se limitaron a decir no para proteger sus parcelas de poder cultivadas bajo las mañas del corporativismo en detrimento de los derechos de los trabajadores de México.
Hay que decirlo con toda claridad, salvo sus honrosas excepciones, los sindicatos se degradaron a una especie de cueva de caciques manipuladores que protegen la pereza, la estulticia, las mafias familiares y la escandalosa corrupción que lacera la productividad de la nación.
Con la salida del PRI de los pinos, el verdadero poder que controla a los sindicatos está ahora en manos de los empresarios que fomentan sindicatos protectores en tanto que los sindicatos oficiales se convirtieron en una descomunal fuga de dinero para mantener los privilegios de la burocracia.
Ejemplos sobran, los mexicanos pagamos las conquistas laborales de los petroleros, los empleados del seguro social, del magisterio, de la Comisión Federal de Electricidad y en su tiempo de la Compañía de Luz y fuerza del Centro, y en el caso de Oaxaca los excesos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca que se da el lujo de tener hasta 5 sindicatos.
El poder de la mafia laboral y la complicidad de los legisladores es escalofriante. En los últimos 12 años se han presentado más de 300 iniciativas de reforma a la Ley Federal del Trabajo; el PRI propuso 97 proyectos, el PAN 87 y el PRD 76.
Ninguna de ellas ha prosperado y a la fecha en la república mexicana sigue vigente la ley aprobada en 1970 bajo el mandato de Gustavo Díaz Ordaz.
En los últimos 40 años el país ha cambiado, a pesar de sus legisladores y su protección a los sindicatos, México ingresó al Tratado de Libre Comercio y organismos multilaterales en materia de comercio, desarrollo tecnológico y educación; lamentablemente en casi todos ellos ocupamos los últimos lugares en materia de productividad.
Con o sin reformas a la Ley Federal del Trabajo, todo parece indicar que el país seguirá padeciendo la antidemocracia sindical, la explotación laboral infantil, la falta de equidad en el campo laboral para las mujeres, el estallido de huelgas como mecanismos de chantaje político.
O como en el caso de la ciudad de Oaxaca, un paro de escobas caídas.