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Oaxaca, Oax. 19 de agosto 2012 (Quadratín).- Con el retorno a clases es muy importante que los padres pongan especial cuidado en la preparación del refrigerio escolar, ya que además de los problemas de sobrepeso u obesidad que puede generar en los menores un aporte excesivo o inadecuado de nutrientes, también afecta su crecimiento, desarrollo físico y mental, comentó Martha Leticia Martínez Viveros, especialista en Nutrición del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
De acuerdo con la nutricionista, debe incluir los mismos grupos de alimentos del Plato del Bien Comer, es decir: verduras, fruta de temporada, un alimento preparado con bajo contenido en grasa, un cereal de grano entero o integral y agua simple. Estos componentes suministran las kilocalorías, vitaminas, minerales, proteínas, energía e hidratación de calidad como parte de sus requerimientos nutricionales y facilitan a los menores un óptimo rendimiento escolar.
El sobrepeso u obesidad son factores de riesgo para desarrollar enfermedades crónico degenerativas como diabetes, hipertensión arterial, cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, entre otras, afirmó la coordinadora de Programas de Nutrición, de la Coordinación de Programas Integrados en Salud, PrevenIMSS. También un déficit cualitativo o cuantitativo de nutrientes en la dieta de los escolares tiene consecuencias para la salud como la anemia, entre otros padecimientos.
La alimentación diaria de niños y adolescentes debe incluir además de tres comidas principales, dos colaciones saludables diarias que aporten cada una de 15 a 20 por ciento del requerimiento energético diario y que éstas no sustituyan al desayuno, comida y cena. Enfatizó que bajo ningún motivo el refrigerio escolar, ya sea matutino o vespertino, puede suplir al desayuno o comida que los menores requieren tomar antes de salir de casa.
Es preferible, dijo, que las frutas se consuman en pieza en lugar de jugos, pues al exprimirlas se elimina la fibra dietética y al no consumirlas en forma inmediata, se pierde parte importante de vitamina C, se ingiere mayor cantidad de azúcares simples debido a que se utiliza más de una porción de fruta. Se deben utilizar las frutas de temporada debidamente lavadas. Una porción equivale a una pieza de manzana, pera o naranja o, en su caso, a una taza de sandía, papaya o melón.
Al refrigerio escolar hay que llenarlo de colores para asegurar el consumo de diferentes vitaminas y minerales. Las verduras, fuente importante de estos nutrientes, deben formar parte de esta colación escolar, pueden estar en ensalada o adicionadas en la torta, sándwich o quesadilla; una forma sencilla de medir lo correspondiente a una porción de verdura es la cantidad que cabe en las dos manitas juntas abiertas de los menores, puntualizó la especialista.
El alimento preparado puede elaborarse con un ingrediente de origen animal de bajo contenido en grasa, como pollo, atún, queso panela, requesón, yogurt o con alguna leguminosa, como frijol, haba, lenteja o soya.
Con respecto al cereal se recomienda que sea de granos enteros o integrales. Algunos ejemplos de alimento preparado son: ensalada de atún a la mexicana (sin mayonesa), salpicón de pollo, dos tacos de guisado con verdura, dos rollitos de jamón rellenos de verduras, torta de aguacate con queso panela y jitomate, sándwich de pollo deshebrado con rebanaditas de calabacita, germinado y jitomate, torta de frijoles machacados con queso panela, sándwich de jamón de pavo con aguacate, germinado de alfalfa y hojas de espinaca.
Agregó que también pueden prepararse ensaladas de verduras y adicionarles la proteína, como pollo, atún, carne de res deshebrada, huevo cocido o queso, como otra opción que puede complementarse con galletas integrales o una rebanada de pan integral o una tortilla tostada horneada de maíz.
Para una alimentación es muy importante que el refrigerio incluya agua simple, pues hay que acostumbrar a los niños a que la mejor fuente de hidratación es esta bebida. Se deben evitar los líquidos azucarados, puesto que contribuyen a desarrollar sobrepeso u obesidad rápidamente, advirtió.
Los hábitos alimenticios adquiridos en la niñez influyen decisivamente en preferencias de futuras dietas y por ello, una alimentación correcta desde los primeros años es un importante proceso de aprendizaje que va a favorecer la salud el resto de la vida.