Llora, el país amado…
MÉXICO, DF, 20 de mayo de 2015.- Con la facilidad de la ignorancia política, todos los candidatos a diputados locales y federales andan prometiendo lo que no serán y nada dicen de lo que es su principal función legislativa: contener los excesos del presidencialismo.
Unos ofrecen subir el salario mínimo, otros prometen mayores beneficios directos, no falta quien diga que en sus manos está el bienestar general de los mexicanos, también están los que dicen que subirán el PIB y así por el estilo.
Pero todo parte de una ignorancia política: los candidatos no saben cuáles son las funciones y atribuciones del poder legislativo. Históricamente, los parlamentos nacieron para contener los abusos de los reyes que se sentían los dueños y señores de vidas y propiedades y se dedicaban a succionar la riqueza de sus súbditos para mantener el estilo de vida de las cortes.
Los parlamentos han tenido dos fechas clave: en Inglaterra en 1215 cuando los barones obligaron al Rey Juan Sin Tierra a aceptar la Carta Magna en la que se reconocían los límites de poderes de los monarcas sobre sus súbditos; y en 1750 cuando las colonias inglesas desataron la guerra del Te al grito de “no hay contribución sin representación” como una forma de crear un poder frente al de los reyes y gobernantes en materia de cobro de impuestos.
Por tanto, el poder legislativo nació con el mandato de contrarrestar los abusos de reyes y gobernantes al crear un organismo equilibrador de poderes. Por tanto, la principal tarea, función y atribución de los legisladores es la que los pone como contrapeso de los autoritarismos de los reyes o ejecutivos.
En este sentido, el parlamentarismo en México ha sido un fracaso porque no sólo no ha sabido ser un contrapeso al poder del presidencialismo sino que en los hechos no ha hecho más que fortalecerlo con la pasividad de legisladores. En México el principal legislador no es el pueblo a través de su poder legislativo sino que ha sido el Presidente de la República.
La batalla es histórica. El fundador del presidencialismo -paradójicamente- como contrapeso del poder legislativo fue Benito Juárez, quien abusó del modelo de “poderes extraordinarios” para gobernar legislando sin la representación popular del poder legislativo. Cuando terminó la guerra contra Francia, Juárez se negó a regresarle al legislativo los poderes extraordinarios y ahí fue donde se fundó el presidencialismo absolutista mexicano.
Los legisladores de todos los partidos -aún los del PRD y Morena- se la pasan prometiendo decisiones que no le corresponden al legislativo sino al ejecutivo. Y lo peor es que en todas las etapas del parlamentarismo mexicano, en las autoritarias y las democráticas, el legislativo ha estado subordinado al ejecutivo: los aumentos de impuestos, las privatizaciones y las recesiones han sido avaladas por diputados y senadores en franca traición de su compromiso de representar al pueblo.
En este sentido, el sometimiento del legislativo ha hecho nugatorio el modelo de sistema de representación política porque los legisladores simplemente obedecen -levantan el dedo- las exigencias del Ejecutivo. Ha habido casos como el de legisladores que lo mismo avalaron la expropiación de la banca privada que tres legislaturas después la volvieron a privatizar. Así, el legislativo no será un poder real hasta que no decida asumir sus verdaderas funciones: contener los abusos del presidencialismo y asumir con dignidad la representación de la soberanía popular.
Todas las promesas de bienestar que hacen hoy los candidatos en campaña fueron hechas por sus antecesores hace tres años y el saldo ha sido al revés: como legisladores no hicieron más que aprobar alzas de impuestos y decisiones de privatización que benefician a los más ricos. Y los que hoy prometen el oro y el moro, pronto votarán lo que ordene el Ejecutivo. Y los candidatos en el poder se olvidarán de sus promesas.
Alertas:
Famosas últimas palabras: “la renuncia del secretario de Comunicaciones del Estado de México por corrupción en el caso OHL no dañará al PRI en campaña”: César Camacho, presidente nacional del PRI.
Es pregunta: ¿será cierto que el departamento de Marcelo Ebrard en el edificio cuyo terreno vendió en un millón de pesos es su “casita blanca”?
La crisis que viene: El INE ha estado disminuyendo la crisis electoral en Guerrero pero las cosas ya se salieron de control.
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@carlosramirezh