Diferencias entre un estúpido y un idiota
MÉXICO, DF, 1 de junio de 2015.- Las elecciones legislativas de mediados de sexenio serán iguales a las ocurridas en fechas similares pero al mismo tiempo serán diferentes porque se darán en un sistema político ineficiente y en crisis estructural.
El dato más revelador de la crisis del sistema político se localiza en los nuevos actores; aunque han estado presentes, la novedad ahora es que tienen mejores espacios de participación: las redes sociales. Sin embargo, las elecciones servirán para medir la nueva distribución del poder social: el porcentaje de participación real de las redes seguirá siendo menor al de los grupos movilizados por partidos y sus propias necesidades.
La otra novedad importante radica en el descontrol de los medios de comunicación y el activismo de muchos de ellos a favor de ciertos candidatos y partidos y en contra de otros. El colapso del presidencialismo, la falta de autoridad de Gobernación, la inexistencia del corporativismo y algunos liderazgos sociales mediáticos han introducido nuevas variables en el proceso electoral.
El estado de ánimo de la sociedad ha llevado a la pérdida de funcionalidad del sistema político. Y los datos abonan en está percepción: los cinco pilares del viejo sistema político priísta están colapsados: el presidente de la república divide al país, el PRI apenas podría acreditar un tercio de la votación, la crisis económica ha condenado al país a un PIB promedio anual de 2.5% dejando en la pobreza a millones de mexicanos, los sectores invisibles del sistema ya se hicieron visibles y nada quieren con el PRI y el país perdió los referentes del pensamiento histórico.
El sistema político le apostó a un proceso largo de reformas, pero al final de cuentas ineficaces porque tuvieron que negociarse con la oposición. Por tanto, las reformas que vendrán no buscarán un nuevo sistema sino la refuncionalización del aún vigente. Y el PRI carece de fuerza para lanzar alguna iniciativa que modernice el sistema político que se fundó en 1929 con la creación del Partido Nacional Revolucionario.
El problema de la crisis del sistema político radica en la inexistencia de una fuerza opositora que opere sobre las estructuras de clase que determinan la validez del sistema político: el PAN logró la alternancia en el 2000 pero no pudo aprovecharla porque se distrajo en las frivolidades de Vicente Fox y la guerra contra el narco de Felipe Calderón.
El PRD, a su vez, llegó al poder en la capital de la república pero en nada operó reformas salvo en aquéllas que le garantizarán el control corporativo de la ciudad… como antes con el PRI. La fractura PRD-López Obrador sacó al perredismo de cualquier opción reformista en cuando menos otros quince años.
Y el PRI no tiene fuerza, apenas tendrá un tercio de los votos pero sin mayoría absoluta en la cámara de diputados. Por lo demás, los liderazgos reformistas en el PRI son menores, sin visión de largo plazo y bastante ajenos a la prioridad de reorganizar las relaciones sociales y políticas. El PRI estará más interesado en fortalecer sus reformas sin atender a la necesidad de éstas de contar con una nueva correlación de fuerzas sociales y productivas. Por tanto, el país carecerá de expectativas de reorganización política que pongan un nuevo orden en las relaciones políticas para redefinir desde ahí el proyecto productivo. Al no tener el país liderazgos políticos reformistas, las posibilidades de salir de la crisis serán aún menores a las actuales. Los partidos están a la caza de votos para afianzar su espacio de poder, no en el diagnóstico de que la crisis es producto del colapso del sistema político.
Así, las elecciones serán de trámite, mantendrán la debilidad política del sistema y no plantearán nuevas expectativas. Y en el largo plazo, ilustrarán el 2018 como unas elecciones presidenciales que disputarán grupos de poder sólo para mantener su dominio y no para rehacer el sistema político.
Famosas últimas palabras: “¡No dejen que Bill Clinton regrese a la Casa Blanca!”: Paula Jones, la mujer que acusó a Clinton de abuso sexual. “Y Hillary Menos porque ella mintió para salvar a su esposo”.
Es pregunta: ¿saben los políticos que el votante suele cambiar el sentido de su voto en el espacio de los diez días previos a la elección y ello no se registrará en encuestas porque están prohibidas desde el domingo 31 de mayo?
La crisis que viene: Bueno, la que ya llegó: la CNTE y sus plantones en el DF por una agenda que debe de resolverse en Oaxaca. La movilización en semana electoral buscará dañar al PRD para beneficiar a Morena. Obvio, ¿no?
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@carlosramirezh