Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
MÉXICO, DF, 4 de junio de 2015.- ¿En que se diferencian la CNTE y su guerra guerrillera para impedir las elecciones del 7-J, al círculo rojo de intelectuales que promueve el voto nulo como una forma de reventar el proceso electoral? En nada: en los hechos y por diferentes estrategias, el objetivo es el mismo: deslegitimar el método de las elecciones y regresar a la política del más fuerte.
¿En qué se parecen los grupos intelectuales mexicanos que quieren que la gente ya no crea en las elecciones para designar a los gobernantes a las organizaciones españolas Podemos y Ciudadanos que fueron formadas por élites intelectuales y ahora son pieza clave de la izquierda en la gobernabilidad española? En nada: en España la rebelión de las élites y la indignación de la clase media se encarriló a la organización electoral para quitarle el poder al bipartidismo derecha-socialdemocracia.
El saldo electoral del 7-J podrá ofrecer una imagen cuantitativa del nivel de indignación del círculo rojo intelectual: el volumen de votos anulados porque la abstención no siempre tiene connotaciones políticas. En el pasado institucional, el nivel de votos anulados con objetivos políticos era de 2.5% del total, cifra equiparable entonces con el mínimo de votos requerido por un partido chico para conservar su registro.
En las encuestas el voto de castigo se oculta en el rubro de “no declarado” o de indecisos. Esta cifra total, a decir de expertos en encuestas, se divide en tres partes: el que no sabe, el que aún no ha decidido o el que irá a anular su voto. Ante una tendencia actual de 40% de indecisos, menos de la mitad tienen la intención de anular su voto, y la otra mitad se divide entre los verdaderos indecisos.
El fondo político de la campaña por el voto nulo se localiza en una verdadera rebelión de las élites ante sus enfoques críticos sobre la gestión del gobierno. El voto nulo efectivamente enviará un mensaje de indignación social de cierta élite sobre la clase política, pero carecerá de efecto real en la política y el gobierno. Sobre todo porque la característica de ilegitimidad es la que menos preocupa a la clase política.
En España, los indignados y los profesores de ciencias sociales que criticaron la política en el 2011 encontraron una salida no en el voto en blanco reconocido por las leyes electorales españolas, sino que fundaron dos grupos políticos: Podemos y Ciudadanos; y en menos de cuatro años llegaron a convertirse en el pivote del poder ante la élite bipartidista PP-PSOE.
En México, la crítica del círculo rojo ha logrado ampliarse al sector naranja y púrpura -otros espacios académicos e intelectuales y una parte de la clase media alta con percepciones críticas de la política- pero no ido más allá de la frase, el discurso académico en algunos mítines, los juegos verbales en sus espacios y una buena parte de las redes sociales. Pero en total, el espacio electoral que ocupan sería, si acaso, del 5% de los votos a nivel nacional y quizá de 10% en zonas urbanas, que se registrarán como votos nulos con mensaje político.
Pero nada más. Al final, las cámaras federal y estatales en todo el país y las jefaturas delegacionales en el DF se instalarán sin problemas, aún si se cumpliera el vaticinio pesimista de 35-40% de votantes en las urnas.
En este sentido, la rebelión de las élites es similar en valores a la rebelión de las masas del siglo 20: la ruptura institucional sin propuestas de transformaciones, la protesta y no la busca del poder para cambiar las cosas, la violencia política en sus expresiones callejeras e intelectuales, sin entender la lógica del sistema que Jesús Reyes Heroles logró plasmar en una frase copiada de las leyes de la física: todo lo que resiste apoya.
Así, la CNTE de los maestros de Guerrero, Michoacán y Oaxaca que quieren reventar las elecciones tiene su correspondiente en la CNTE mediática de las élites intelectuales antisistémicas y antidemocráticas de los grupos impulsados por Denise Dresser y otros académicos empeñados en descalificar el modelo electoral de la representación política pero no en construir una opción.
Famosas últimas palabras: “¿Usted me escuchó que dijera eso? Dije que no vamos… hay que seguir adelante”: presidente Enrique Peña Nieto a periodistas ante la insistencia si la suspensión de la evaluación magisterial era una “claudicación” del gobierno.
Es pregunta: ¿No que Xóchitl Gálvez iba a ser la diferencia política en el DF pero cerró su campaña haciendo las mismas chingaderas al estilo PRI y PAN?
La crisis que viene: Primero fueron los taxistas con bloqueos urbanos en contra de Uber y luego los maestros ganando el fin de la evaluación constitucional; y vienen más porque ya vieron que los gobiernos sólo temen a las manifestaciones en las calles.
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@carlosramirezh