Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
MÉXICO, DF. 12 de junio de 2015.- Aunque su campaña careció mañosamente de propuestas reales y se basó sólo en la actitud del rebelde que siempre deslumbra la ingenuidad de los mexicanos, el mismo lunes Jaime Rodríguez El Bronco debió de haber identificado sus cinco desafíos pero se la pasó en medios disfrutando de sus cinco minutos de fama.
Pero en la realidad poselectoral, El Bronco tendrá que optar por mantener su imagen sobre el caballo o apresurar el diseño de su programa de gobierno.
Y más allá de la lata de administrar un gobierno estatal en función de reglas, instituciones y protocolos muy estrictos, el nuevo gobernador de Nuevo León enfrenta retos que determinarán si realmente escogerá la transición o como Fox se estancará en el hedonismo de la vieja política.
De corto plazo porque su viabilidad de gobierno se dilucidará en el 2018, El Bronco tiene ante sí cinco desafíos:
1.- Convertir la transición disfrazada de alternancia en una instauración de una nueva democracia. Fox mostró en su sexenio como destruir la expectativa de democratización de la sociedad al quedarse en una transición sin instauración democrática. Por tanto y con las limitaciones estatales, El Bronco requiere, si de verdad busca un cambio real de paradigma de gobierno, de una reforma electoral dentro de una reforma política y ésta en realidad bajo la necesidad de una reforma del poder. Si no lo hace, entonces su capacidad de gobernabilidad dependerá de acuerdos con el PAN, con el PRI y con el gobierno federal, dando al traste con las expectativas de la sociedad que le apostó a la alternancia.
2.- Redocumentar con claridad sus relaciones con el Grupo de los Diez empresarios de Monterrey que dominan la vida productiva. En los hechos, los gobiernos panistas y priístas en Nuevo León han estado al servicio del sector privado, pero con El Bronco estaríamos frente a un gobierno puesto en el poder por los empresarios. El problema de Nuevo León ha sido la polarización social convertida en lucha de clases a veces sorda y a veces estridente, pero siempre presente. A nivel local, El Bronco tendrá que definir el papel del Estado en esa lucha de clases.
3.- Por tanto y a partir del cambio en las relaciones de producción por la globalización y la tecnología, El Bronco enfrentará el desafío de redefinir el modelo de desarrollo y sobre todo los mecanismos de distribución/concentración de la riqueza estatal. Dentro de esa lógica, también verá el efecto de las nuevas relaciones de producción en las relaciones obrero patronales todavía oscilando entre el viejo control de la CTM local y los sindicatos fuera del autoritarismo estatal. La mala distribución de la riqueza ha cuajado en una polarización social de riqueza extrema y pobreza extrema.
4.- Nuevo León ha sido visto, desde siempre, como otro país dentro del país. El punto de ruptura real ocurrió en 1973 por el asesinato del caudillo empresarial Eugenio Garza Sada, acreditada por los mismos empresarios al clima de polarización política provocada por el radicalismo del entonces presidente Echeverría. Desde entonces el poderoso empresariado regiomontano ha marchado por su lado, aunque rescatado varias veces de la quiebra por el gobierno. Ahora El Bronco tendrá que redefinir las relaciones Nuevo León/gobierno federal: más balcanización o integración nacional.
5.- La transición de facto en Nuevo León ocurrida con el arribo de un expriísta apoyado por empresarios a la gubernatura definió el gran dilema: usar el cambio para la instauración de un sistema local democrático con nuevas reglas o el modelo Fox de la frivolidad personal agotada sólo en el voto. El gran problema de El Bronco será la clase media que votó por él y que está harta del PRI y del enriquecimiento de los empresarios. Por tanto, El Bronco tendrá que decidir pronto si le apuesta a la reforma del poder o se quedará estancado sólo en el efecto mediático de su triunfo. La primera semana después de la victoria ha sido de su auto promoción mediática sin ninguna idea real de conocimiento del poder.
Con limitaciones, todo gobernador tiene en sus manos instrumentos de poder para realizar reformas sistémicas e institucionales que modifiquen las formas de ejercicio del poder. Fox echó la transición a la basura por desconocimiento, incompetencia y frivolidad. Por eso es que no basta con celebrar la victoria de un independiente salido del PRI y apadrinado por poderes fácticos, sino exigirle un proyecto de gobierno para el cambio real del ejercicio del poder.
Famosas últimas palabras: “No se negociará con los maestros hasta que no regresen a dar clases”: Secretaría de Gobernación al recibir por enésima ocasión en negociación a los maestros.
Es pregunta: ¿Estará preparado el gobierno para usar el carácter contra la rebelión violenta de los maestros en las calles del DF y Oaxaca?
La crisis que viene: Aunque salió en primer lugar y mayoría absoluta en el congreso, el PRI y el Presidente de la República enfrentarán la crisis de la desarticulación institucional del país por el auge de los localismos.
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@carlosramirezh