Cortinas de humo
Margarita: el cascabel al gato
MÉXICO, DF, 5 de julio de 2015.- El punto más importante de la precandidatura de Margarita Zavala a la presidencia de la república es bastante obvio: ella no es Marta Sahagún de Fox. Con carrera dentro del PAN, Margarita arrancó su estrategia por la presidencia de la república con alta competitividad.
La decisión de Margarita de anunciar su aspiración al margen del PAN no hizo más que mostrar un juego de alta inteligencia política y conocimiento de los resortes del poder. Sin aludir al PAN, el anuncio de Margarita aceleró la crisis del partido y la disputa por la presidencia. Salga lo que salga de la elección de nueva dirigencia en el PAN, el partido llegará debilitado al 2018.
Y si Margarita no es Marta, tampoco será Josefina Vázquez Mota; es decir, detrás de Margarita hay una carrera política reconocida y una sensibilidad en el ejercicio del poder. Su figura tiene presencia y deja mensaje.
La estrategia de Margarita arrancó fuera del PAN para construir una alianza ciudadana; y este punto es importante: de la lista de suspirantes a la presidencia 2018, ninguno vendría de la ciudadanía porque todos traen consigo complicidades de poder. Inclusive, a Miguel Angel Mancera le costará trabajo deslindarse del PRD porque le quedarán cuando menos tres años de gobierno en el DF que dependerá de su control sobre el PRD capitalino. Y el mensaje dejado por las elecciones del pasado 7-J hablan de un electorado no partidizado.
En este sentido, la competencia por las candidaturas presidenciales y la elección presidencial misma será inédita, sin salirse de los cauces institucionales. Aunque la segunda mitad del sexenio peñista percibe muchos competidores en el arrancadero, al final se irán decantando las posibilidades en función de los que vayan sobreviviendo.
El PAN y el PRD serán los más desafiados con los escenarios inéditos porque enfrentan precandidaturas muy fuertes fuera de los espacios partidistas. En Morena habrá que esperar a finales del 2017 si López Obrador mantiene la fuerza y la energía del poder para entrarle a su tercera candidatura. Y en el PAN ya se perfiló Margarita como candidata del PAN o por la libre como ciudadana.
El anuncio de la precandidatura de Margarita mostró ya algunos indicios de manejo hábil de los resortes del poder. Los calderonistas que se deslindaron críticamente de ella en realidad no abollaron su presentación sino que paradójicamente la fortalecieron porque dejaron el mensaje de que el calderonismo que conocemos –los altos funcionarios del gobierno panista de Calderón: Lozano, Gil y otros– no está identificado con ella y con ello Margarita apareció ajena al calderonismo.
Asimismo, la reacción mediática contra Margarita quiso identificarla con el saldo del calderonismo pero no pegó en el debate político. Este fue otro dato de que la competitividad de Margarita como candidata comenzó en buen nivel y con pocos negativos.
La decisión de Margarita de airear oficialmente su aspiración se dio en un escenario ideal: un PAN hundido como partido, un PRD aplastado por López Obrador, un López Obrador negado a cualquier alianza neopopulista, el mensaje de que PRD y Morena tendrán sus respectivos candidatos y por tanto dividirán sus votos y un PRI inmovilizado por las viejas reglas del tapadismo que impiden el debilitamiento adelantado del presidente saliente.
En este contexto, el 2018 será movido y hasta divertido.
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