Entre Cepillín y El Chapulín engringado
La enésima reforma política que viene
MÉXICO, DF, 13 de diciembre de 2015.- Cada vez que las élites políticas del poder anuncian una reforma política, el ciudadano se debe de poner a temblar y a resguardo. Porque más que cumplir con el compromiso de la transición e instaurar un nuevo sistema político, régimen de gobierno y Estado nacional, las reformas políticas buscan sólo beneficiar los intereses de los tres partidos dominantes.
El, país ha asistido a un proceso de crisis del sistema/régimen/Estado de la Revolución Mexicana pero en cámara lenta.
–La crisis política en 1968 con Tlatelolco rompió el idilio priísta.
–La crisis económica en 1976 por la devaluación agotó el modelo de desarrollo.
–La crisis del gobierno mixto por la expropiación de la banca en 1982.
–La crisis de la legitimidad electoral en 1988 por el fraude contra Cárdenas.
–La crisis del régimen con el colapso político de 1994, del alzamiento zapatista a la devaluación.
–La crisis de la hegemonía del PRI en el 2000 con la alternancia.
–Y la crisis de la restauración en el 2015 con el acotamiento del viejo presidencialismo.
Desde 1964 con los diputados de partido, las reformas políticas han buscado la consolidación de una democracia rigurosamente controlada. Cada reforma ha sido producto de alguna derrota del PRI y su intención ha sido la de ajustar el funcionamiento político pero sin perder el dominio priísta.
Aunque fue buscada por sectores salidos del mismo PRI, la transición en el largo periodo de lucha 1968-2000 careció de un modelo político de largo plazo; así, se trató sólo de buscar la derrota del PRI. En otros países, la transición de un régimen autoritario se hizo en función de la instauración de un sistema/régimen/Estado democrático, no nada más del desplazamiento de un grupo para poner otro que aprovecharía las estructuras del viejo régimen. Sólo los casos de la Unión Soviética y México mostraron cambio de élites pero mantenimiento de los viejos armazones del poder.
El PAN logró la alternancia pero careció de una idea reformadora del sistema/régimen/Estado porque nació del seno de la élite de la Revolución Mexicana y su intención fue sólo ética pero dentro del mismo modelo político revolucionario. El regreso del PRI al poder en el 2012 se encontró con el mismo sistema que dejó en el 2000.
Pero no todo es igual: ahora hay una sociedad activa que milita en redes sociales, en firmas de exigencias y en medios pero sin una propuesta coherente integradora. Lo malo es que las reformas políticas se han hecho desde las élites para beneficiar a las élites. Por eso es que la nueva reforma política nada tendrá que ver con la instauración de un nuevo sistema/régimen/Estado sino que las diversas élites –PRI, PAN, PRD, Morena, INE y algunos analistas políticos funcionales– sólo reforzarán el actual reparto político del poder.
La actual crisis nacional es de sistema político, de régimen de gobierno y de Estado nacional. Y se trata de una crisis lógica derivada de la acumulación de las crisis 1968-2000. Ante ello, las reformas políticas sólo han buscado reforzar el control priísta sobre el sistema/régimen/Estado. La transición de 2000 se empantanó no sólo porque el PAN no supo que hacer con la alternancia ni porque el PRI frenó los cambios, sino sobre todo porque no hubo una sociedad que exigiera la instauración de un nuevo sistema/régimen/Estado.
Y ahí seguimos: sin futuro, con reformas que no llevan sino a más reformas.
indicadorpolitico.mx
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