Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Indicador Político
MÉXICO, DF, 22 de enero de 2016.- La noticia del sexenio la dio el miércoles el columnista Ciro Gómez Leyva en El Universal pero se encontró con un espeso silencio político: Manlio Fabio Beltrones Rivera afirmó personalmente que no buscará ni será candidato presidencial del PRI en 2018.
La razón: su papel como presidente nacional del PRI. No lo dijo pero con seguridad se niega a repetir el modelo de Roberto Madrazo Pintado que usó la presidencia nacional del PRI en el 2006 para ser candidato; entonces hubo una diferencia: en el 2006 el Presidente de la República era del PAN y en el 2018 será del PRI.
Beltrones lo dejó muy claro, escribió Gómez Leyva:
–… ¿No vas a buscar ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República?
–No lo voy a buscar –se pone serio.
–¿Por qué?
–Porque sería inequitativo y desleal.
–Inequitativo y desleal.
–Completamente. Además, se me partiría el PRI. Mira lo que está pasando en el PAN. Imagínate si estuviera saliendo en los spots de radio y televisión todo el día. Cómo le pediría unidad a los candidatos en los estados, lo que ya de por sí es bastante complicado. Cómo los convencería de que hay un proyecto común, neutral por el partido.
–¿No vas en el 18?
–No voy.
A pesar de la contundencia de la declaración y que la fuente era el propio Beltrones, la información encontró silencio el miércoles y el jueves: nada en redes sociales ni en medios ni en columnas ni en la clase política, no en la oposición, ni en la prensa política.
Sin embargo, Beltrones estableció otro panorama sucesorio en el PRI: de los tres con posibilidades reales hasta ahora, ya sólo quedan dos, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray Caso. En un segundo plano siguen algunas figuras menores e inclusive se puede percibir un tercer nivel con emergentes.
Además de su buen papel en la Cámara de Diputados y en el Senado, y de nuevo en la Cámara, Beltrones logró poner un poco de orden político en el PRI; dos sexenios en la oposición y medio sexenio dependiendo de acuerdos-concesiones con la oposición habían debilitado al PRI, pero Beltrones logró mayoría absoluta con alianzas en las elecciones de julio del año pasado y buscará carro completo en las doce gubernaturas del 2016.
En efecto, a Beltrones se le estaba complicando su doble posición de presidente nacional del PRI y miembro de la terna principal de aspirantes a la candidatura presidencial priísta del 2018. Las versiones negativas señalaban que estaría poniendo candidatos para su candidatura presidencial y no para el juego de poder del presidente Peña Nieto.
A eso se refería cuando afirmó, en la columna de Gómez Leyva, que dirigir el PRI y operar su precandidatura sería “inequitativo y desleal”. En el PAN, el PRD y Morena no parece haber problema en que sus dirigentes nacionales usen el partido para beneficio propio con miras al 2018, pero el PRI se rige por otras reglas.
Lo que queda en el ambiente es la política priísta donde no es sí y sí es quién sabe. Y también se mueve por apariencias. En La sombra del caudillo, historia novelada de la sucesión presidencial de 1924 contada por Martín Luis Guzmán, el candidato del caudillo operaba seguro y el competidor juró que no sería pero no le creyeron. Pero 2016 es diferente a 1924. O así parecería.
Sólo para sus ojos:
• Como era de esperarse, la diputada panista Guadalupe Sánchez López está causando estragos en el PAN. Felipe Calderón quiere llevar agua al molino de su esposa y metió el debate en el PAN sobre su postulación, Pero habrá efectos en el PRD porque fue alianza. Así que El Chapo está ya en la política.
• En el PRI hay extrañeza porque a la hora de decidir candidaturas se han encontrado que muchas de las encuestas no reflejaban la realidad y que había muchas precandidaturas infladas. Lo malo es que en algunas ya se destaparon y no hay posibilidad de corregir.
• Diríase que casi minutos después de la declaración del gobernador del Banco de México de que vendría una crisis fuerte, los mercados comenzaron a crujir. Y se ve que será una crisis fuerte y que el país carece de programas contracíclicos. Así que a amarrarse los cinturones de seguridad.
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