Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Economía: sí se puede
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de abril de 2016.- El programa de ajuste ante la caída de precios de petróleo, la especulación con el tipo de cambio y las presiones inflacionarias es el mismo que ha aplicado México desde 1973 por presiones –entonces– del Fondo Monetario Internacional y hoy por sí mismo en función del pensamiento fondomonetarista del gabinete económico.
Pero la pregunta a contestar es muy simple: ¿no hay otro camino? Las políticas económicas se basan en el diagnóstico de la crisis, el control de los instrumentos de control y las metas de desarrollo. Y los objetivos de la política económica de 1973 a la fecha –cuarenta y tres años– han sido de estabilización macroeconómica como consecuencia del sobrecalentamiento provocado por el ritmo de crecimiento.
La política económica y el modelo de desarrollo han limitado las posibilidades de crecimiento. México tuvo un ritmo de PIB promedio anual de 6% de 1934 a 1982. Pero la expansión democrática, el crecimiento de las exigencias presupuestales y sobre todo el estancamiento de las políticas fiscales rompieron el equilibrio inflación-devaluación.
Mirada con frialdad la política económica, sí existen posibilidades de romper el círculo vicioso inflación-desestabilización-desaceleración. México necesita entrar a un debate técnico sobre la inflación como la variable fundamental: los precios crecen por la sencilla razón de que hay una oferta estancada y un aumento en la demanda. Por eso se controlan salarios y demanda y se baja el PIB para evitar dinero reclamando bienes escasos que ajustan sus precios a la demanda.
La otra política antiinflacionaria opera sobre la oferta: aumentar la disponibilidad de bienes y servicios. Obama, con el consejo de Paul Krugman, aprobó la estrategia de inyectarle recursos a la demanda inclusive devolviendo impuestos para que la demanda presionara a la oferta. Así, el periodo de estancamiento fue corto.
México no puede crecer más de 2.5% promedio anual porque arriba de ese techo habría presiones inflacionarias; pero por el empleo nuevo anual, necesitamos crecer a 6.5%. Las limitaciones al crecimiento tienen que ver con una estructura productiva desorganizada, con demasiados controles estatales, sin fuentes de financiamiento, con alta carencia de bienes a de capital y sobre todo con una mano de obra castigada.
De seguir esta estructura, México estará atrapado en tres hoyos: la inflación por el lado de la demanda, las limitaciones al crecimiento económico por la inflación y la acumulación de rezagos sociales. Lo malo, sin embargo, radica en el hecho de que el pensamiento fondomonetarista sigue dominando las decisi9ones de los gabinetes económicos y la crítica académica sólo pide el regreso del populismo estatista que nos metió en el hoyo.
En el escenario del pensamiento económico sí hay opciones, pero los partidos de oposición al PRI ni siquiera hacen el esfuerzo por explorarlas, la academia se concreta a acusar al FMI y la sociedad aumenta las cifras de marginación y pobreza.
El modelo de desarrollo, la política económica y la estructura productiva siguen siendo del viejo régimen priísta y por tanto México se encuentra atrapado en un pantano de inmovilidad. De 1982 a la fecha la economía creció a un promedio de 2% y seguirá así hasta que la demanda de los marginados provoque una ruptura social. Sí se puede buscar una opción, pero no quieren.
indicadorpolitico.mx
[email protected]
@carlosramirezh