Diferencias entre un estúpido y un idiota
La primavera…de los memes
MÉXICO, DF, 21 de noviembre de 2014.-Entre el pánico social y la falta de respuestas políticas, el sistema político priísta encaró una de sus pruebas más complejas y… la pasó. Sin demandas de fondo, con críticas resumidas en 140 caracteres y con argumentaciones políticas marcadas por el resentimiento, la crisis no se convirtió en ruptura sistémica.
Después de ayer (jueves), la protesta y el gobierno federal tendrán que decidir los pasos que siguen: mantener el ritmo del grito o diseñar cada quien por su cuenta una propuesta alternativa.
Si se mira con frialdad el escenario, estos días han sido jornadas de disgusto pero no de estrategia renovadora. A lo más, paradójicamente las redes sociales han jugado un papel dialéctico: crisis y control; al carecerse de una propuesta alternativa y no tener una fuerza dinamizadora del cambio social, los grupos ciudadanos usaron el Twitter para llamar a la rebelión del resentimiento pero agotar la protesta en el chisme de los memes despresurizadores. Antes buscaban el poder y hoy se conforman con la ironía.
Pequeños grupos de encapuchados que fracasaron en su intención de reventar el aeropuerto, marchas dispersas, discurso que se agotaron en la exigencia de presentación de los normalistas desaparecidos y presuntamente asesinados, burlas por el caso de la casa de la esposa del presidente de la República y… nada más.
El colmo fue del PRD: el comité del presidente Carlos Navarrete saludó con solidaridad revolucionaria a las marchas de ayer por Ayotzinapa pero ignorando con hipocresía que los 43 normalistas fueron secuestrados y presuntamente asesinados por órdenes del alcalde perredista de Iguala y su esposa en condición de consejera perredista y precandidata oficial del PRD a la alcaldía de Iguala para suceder… a su esposo.
Eso sí, el PRD ha contado con la complicidad de los grupos de manifestantes que culpan al gobierno del presidente Peña Nieto de la criminalidad de perredistas. Por eso Navarrete cilindrea las marchas contra el gobierno federal para alejarlos del edificio del PRD donde se ha escondido la corresponsabilidad moral y política de la matanza de estudiantes, el llamado Tlatelolco perredista de Iguala.
Al carecer de propuestas alternativas, las protestas se agotan en simples desahogos circunstanciales. Por tanto, su caracterización estaría lejos de ser considerada como inestabilidad, desestabilización, ingobernabilidad, vacío de poder o “primavera revolucionaria”. Y al no tener un partido en la vanguardia ni el apoyo de la clase obrera porque el PRD es repudiado por la matanza de Iguala, las protestas se convierten en una dinámica de pánico urbano.
En situaciones de crisis sistémica, los sistemas políticos se modifican o se afianzan, dependiendo de las propuestas de reformas en los cauces institucionales. Todos repudian a la institución presidencial, pero nadie hasta ahora ha presentado alguna reforma de las limitaciones del ejercicio presidencial ni para limitar el absolutismo presidencialista con facultades legales para impugnarlo.
Arrinconado contra las cuerdas en el ringo callejero, el sistema político priísta le apuesta a resistir el embate hasta que las aguas regresen a su cauce porque las reformas sistémicas se dan en las instituciones y no en los memes.
Luego de las crisis de 1958, 1968, 1976, 1982, 1988 y 1994-1995, el PRI finalmente fue echado de la presidencia pero vino el PAN a administrar el poder y a dejar que se acumularan las crisis de la transición. Así, el PRI regresó porque la oposición no pudo ganar votos.
De ahí que la hipotética primavera mexicana –versión azteca de la primavera árabe– se haya agotado en el grito de “no queremos apertura, queremos… memes”. Y que en lugar del proletariado como pivote de la revolución tengamos una variedad de encapuchados.
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@carlosramirezh