Llora, el país amado…
MÉXICO, DF, 26 de noviembre de 2014.- Mientras el agobio ciudadano se agota en las secuelas de la crisis de Iguala, el año electoral 2015 sigue avanzando por sus propios carriles: las primeras tendencias electorales señalan que el PRI estaría conservando su votación. Y en las nueve gubernaturas podría no haber muchas sorpresas.
De los nueve estados, sólo dos son estratégicos en el juego de poder:
Nuevo León y Sonora, el primero gobernado por el PRI y el segundo por el PAN.
Para Sonora esta semana se aprobó la alianza PAN-PRD a favor del precandidato Javier Gándara, lo que colocó las tendencias a su favor, mientras en el PRI se cruzan tres luchas: la estatal, la nacional y la de las élites priístas que quieren frenar al diputado sonorense y exgobernador Manlio Fabio Beltrones.
En Nuevo León han comenzado las sorpresas que estarían enviando algunas señales provenientes de Los Pinos. Por su posición económica y de élites empresariales, Nuevo León sería la cereza del pastel 2015 pero también del PRI.
Y ahí se verá el diferendo entre el gobernador Rodrigo Medina y el presidente Peña Nieto, hace tiempo aliados y ahora el primero tratando de ganarle la partida al ejecutivo federal.
La disputa por la candidatura priista tuvo un primer mensaje, muy significativo, por lo demás: el presidente Peña Nieto designó al diputado neoleonés Javier Treviño como subsecretario de Educación. El dato mayor radica en que Treviño había subido a la red dos videos particularmente críticos contra el gobernador Medina por el fracaso en seguridad y educación; pero ocurre que Treviño fue secretario general de gobierno de Medina al iniciar el sexenio.
El otro dato que revela que Los Pinos estarían ganando la partida al palacio de Monterrey fue la decisión del PRI de romper con la posibilidad del dedazo personal del gobernador en la designación del candidato y decretó el sistema de convención de delegados; esta determinación partidista le quitó al gobernador Medina la facultad autoritaria de designar a capricho a su candidato.
Y para dejar claro el juego de poder, de Los Pinos también partió la decisión de sacar de las posibilidades de la candidatura a Idelfonso Guajardo, secretario de Economía pero una de las piezas fundamentales del gabinete del presidente Peña Nieto.
Con ello, el PRI dejó el dilema entre dos senadoras: Cristina Díaz e Ivonne Álvarez, la primera forjada al lado del presidente Peña Nieto y la segunda impulsada por el gobernador Medina. Y la solución será delicada porque el PRI se juega la posibilidad de que el PAN regrese al gobierno estatal por la fuerza de la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes. El PAN está confiadísimo en que ganará la gubernatura, aunque tendría voto dividido si el ex gobernador interino Fernando Elizondo compite por algún partido chico.
Además de atender a las tendencias del voto que apenas se están perfilando, la candidatura priista a gobernador de Nuevo León tendría que atender a un indicio que ha comenzado a preocupar: cuando los gobernadores pierden su sucesión en la designación de candidaturas, suelen favorecer a la oposición.
En todo caso, la candidatura priísta fijaría el futuro político del gobernador Medina después de las elecciones, ya sin posibilidades para el 2018 presidencial.
En las demás candidaturas a gobernadores hay poco interés nacional, a excepción de Guerrero y Michoacán por la severa crisis de inseguridad, violencia y penetración del crimen organizado. En Michoacán se fortalece Luisa María Cocoa Calderón Hinojosa y en Guerrero tardará en aclararse el panorama, aunque con datos de que el PRD quedó severamente dañado por José Luis Abarca y Lázaro Mazón.
Por razones de papel estratégico, Nuevo León será la cereza del pastel electoral. Y ahí se decidirá en función del diferendo entre el gobernador Medina y el presidente Peña Nieto.
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@carlosramirezh