Diferencias entre un estúpido y un idiota
MÉXICO, DF, 27 de noviembre de 2014.- La renuncia que ya era. Luego de la derrota electoral de 1988 aunque con una base de votos de 30%, Cárdenas fundó el PRD para utilizarlo como plataforma de sus candidaturas presidenciales. Luego de la tercera derrota en el 2000, Cárdenas se alejó del PRD y en el 2012 apadrinó a Los Chuchos ante el embate de López Obrador. Luego de Iguala, Cárdenas pidió a Los Chuchos que le regresaran el partido pero la respuesta fue escueta: “gracias por participar”. Los Chuchos se afianzaron en el partido ante la ausencia de Cárdenas.
El itinerario desconocido. Cuauhtémoc construyó su liderazgo a partir de la representatividad del proyecto histórico de Lázaro Cárdenas: en octubre de 1971 leyó el Testamento del general. En 1985 pronunció una conferencia para fijar a la Revolución Mexicana como el eje de la sucesión presidencial de 1988. En octubre de 1986 presentó a la Corriente Democrática. En marzo de 1987, en la XIII asamblea del PRI, la CD fue marginada. En marzo el presidente del PRI condenó a la CD. En junio la CD se dio por excluida del PRI. En julio Cárdenas aceptó la candidatura presidencial del Frente Democrático Nacional. En las elecciones de 1988 le reconocieron 31% de los votos. En octubre de 1988 convocó a un nuevo partido. El 5 de mayo de 1989 anunció al PRD.
La izquierda que no fue. El PRD nació de la fusión del Partido Comunista, la Corriente Democrática del PRI y pequeñas organizaciones radicales. Su proyecto ideológico fue el de la Revolución Mexicana que ya había sido excluida del PRI y que el PCM desdeñaba. La propuesta del PRD fue populista, asistencialista y asentada en subsidios al consumo. La corriente comunista socialista del PCM se replegó y le cedió la plaza a los ex priístas que siguieron operando como priístas. El programa de Lázaro Cárdenas se fue abandonando paulatinamente y el PRD centró su poder en el reparto de candidaturas. El cardenismo histórico se redujo a una idea o, como establecería Adolfo Gilly, a una utopía. En el poder, los perredistas han gobernado como priístas, sin ideología.
Con él, conmigo, con nosotros tres. Los miembros de la Corriente Democrática del PRI que fundaron el PRD se fueron saliendo hacia otros lares.
Como partido, el PRD no pudo construir cuadros o una nueva élite. El síndrome del caudillismo lo ha condenado a la tribalización. Y luego ocurrió que el PRD le cedió candidaturas a priístas que lo habían combatido, como Marcelo Ebrard o Ángel Aguirre. Así, el PRD ya no fue un partido de proyecto cardenista sino una franquicia.
Que 25 años no son nada. Luego de un cuarto de siglo en que el país cambió política y generacionalmente, a finales de la semana pasada se reunieron los sobrevivientes de la Corriente Democrática que fundó el PRD para exigir la recuperación del partido. Pero la CD se olvidó del Partido Comunista Mexicano que le cedió el registro y que le aportó el perfil ideológico de izquierda, socialista. Si acaso, los que quedan del viejo PCM tendrían mayor autoridad moral y política para desplazar a las tribus que controlan al PRD como franquicia. El PRD podría ser el partido de izquierda que necesita el país pero los únicos que podrían remodelarlo serían los comunistas.
Gracias por participar. La reacción de las élites y las tribus hacia la renuncia de Cárdenas fue generosa pero sin caminos de regreso. Cada quien su camino, el PRD es de la tribu que lo trabaje. Si los caminos se cruzan, se saludarán. La política también se rige por las leyes humanas y el parricidio simbólico es una ley generacional. Al final de cuentas, en el PRD ya no cuentan las ideas sino los cargos. Y a los perredistas sólo les queda darle las gracias a Cárdenas, el político que construyó la viabilidad electoral del partido.
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@carlosramirezh