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¡Despierta, Revueltas, el PRD perdió la razón política! (2)
MÉXICO, DF, 14 de diciembre de 2014.- José Revueltas tuvo algunas aportaciones al pensamiento político mexicano que siguen a la espera de una sistematización política y académica. Aquí se van a asentar cuando menos tres aportaciones teóricas de Revueltas al debate político:
1.- La teoría del Estado.
En un debate con Hegel, Marx hizo una de sus aportaciones teóricas más importantes: la configuración del Estado como representante de la clase explotadora. A partir de este punto, Revueltas analizó en México: una democracia bárbara –sin duda su mejor ensayo político, publicado en 1958 para analizar la elección presidencial de López Mateos– al Estado mexicano en función de su partido, el PRI. Así llegó Revueltas a la definición del Estado mexicano desde el punto de vista del materialismo histórico y del materialismo dialéctico: “es un Estado ideológico total y totalizador”, tomando en cuenta que “la ideología es una totalidad completa operante y activa que tiene sus raíces sólidamente establecidas en el compuesto social”
Así, el Estado mexicano es “un Estado de la burguesía que encuentra su sostén más vigoroso en las grandes masas domesticadas de la clase obrera, los campesinos y las clases medias”. Para Revueltas, “el secreto de esta dominación total” tanto de las masas como del Estado y de la burguesía radica en “la total manipulación, por el Estado, del total de las relaciones sociales”. Así, controlando masas y burguesía y con un Estadio ideológico sustentado en el pensamiento histórico liberalizador, México arribó a la caracterización revueltiana de la democracia: una “democracia bárbara”, “la democracia ideal, puramente invocativa, como el traje de etiqueta con que se viste al chimpancé para su grotesca actuación en el circo de la política mexicana”.
La dominación hegemónica de la clase gobernante priísta se dio justamente a través del PRI como el mecanismo aglutinador de las funciones del sistema política que tenían en el partido el pilar fundamental pero que mantenía su control vía tres instrumentos políticos: la ideología revolucionaria, el control de las masas en el PRI y el control de las relaciones sociales o de la lucha de clases dentro del PRI. Y al depender del presidente de la república como el jefe máximo del PRI, el sistema político llegó al Estado mexicano con sus dos piezas fundamentales.
2.- La teoría de la izquierda.
Como marxista, Revueltas fue inflexible en su enfoque crítico del papel de la izquierda frente a la realidad y en la disfuncionalidad del Partido Comunista Mexicano. Su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza desautorizó al PCM como el partido de la clase obrera y en respuesta el partido le cerró las puertas para siempre a partir de 1962. Para Revueltas, el PCM no era el partido de la vanguardia de la clase obrera y por tanto la lucha por el socialismo carecía de dirección política. En su vida política, el PCM tuvo tres problemas graves: el peso histórico de la ideología de la Revolución Mexicana, el control corporativo por el PRI de los grandes sindicatos y el internacionalismo proletario controlado por el Partido Comunista de la Unión Soviética. Así, el PCM se convirtió en una burocracia.
Las tres etapas del PCM fueron identificables: de su fundación en 1919 a 1929 con la fundación del Partido Nacional Revolucionario fue de contradicciones y sin rumbo; de 1929 a 1959 fue de subordinación al PRI y a la élite revolucionaria gobernante y de 1959 a 1981 recuperó cuando menos el rumbo aunque con contradicciones internas. En esas etapas, Revueltas se la pasó discutiendo con la dirigencia, entrando y saliendo del partido, fundando organizaciones marxistas y debatiendo con Vicente Lombardo Toledano.
Para Revueltas, el PCM debía ser la vanguardia política del proletariado, pero pasando antes por la toma del control del PCM de los liderazgos sindicales. Sin embargo, el PCM enfrentó el estricto control obrero por parte del régimen priísta, la CTM controlaba a los sindicatos y el PCM quiso apoderarse de la dirección de sindicatos de empresas públicas, lo que significaba chocar de frente contra la fuerza represiva del Estado.
Revueltas combatió la tesis de Lombardo de una alianza entre el proletariado con la pequeña burguesía nacionalista porque sólo conducía a fortalecer el modelo de dominación política y a alejar al país del socialismo. En México: una democracia bárbara, Revueltas le recordó a la izquierda socialista que la lucha real por el poder se daba en el sistema productivo y que las alianzas políticas contribuían a perpetuar el modelo de dominación política vía el control del sistema productivo. Ahí estableció su tesis clave sobre quién y cómo tenía que tomar el poder: “no existe en México ninguna fuerza política seria que en materia electoral a) quiera enfrentársele al gobierno, b) quiera, ni mucho menos, derrotarlo, c) crea estar o reunir las condiciones para hacerlo, y d) pretenda romper, en su base el monopolio político”.-
Y de ahí pasó a su tesis de la verdadera lucha sistémica: “la única clase llamada a hacerle al “gobierno revolucionario” una concurrencia política, es aquella que también viene a ser la única que puede hacerle concurrencia económica”. Así, Revueltas le recordaba a la izquierda que la lucha política se daba en realidad en el sistema productivo –la lucha de clases entre trabajadores y propietarios–; y que sólo rompiendo la coalición dominante alrededor de la burguesía se podría a imponer los intereses del proletariado. La izquierda, en esos años der finales de los sesenta, competía en lo político sin incidir en lo productivo; por tanto, ahí se dio la tesis de Lombardo de una coalición entre el proletariado con la pequeña burguesía nacionalista para derrotar la hegemonía del sistema productivo que dominaba y definía las características del Estado.
3.- El pensamiento histórico. Uno de los problemas más importantes de la izquierda socialista fue el de la ideología. Y no tanto en definir la ideología socialista, sino más bien en entender la ideología oficial. En la introducción de México: una democracia bárbara, Revueltas ofrece un razonamiento marxista sobre la ideología en “el complejo del poder”: un elemento de manipulación real que conformaba un mecanismo de enajenación. Ahí es donde el partido debía convertir al marxismo en el mecanismo de desenajenación de las masas.
La ideología oficial se diseñó como un mecanismo de enajenación de las masas: las élites representaban la historia de la lucha mexicana por la independencia, aunque todos los gobernantes del sistema hubieran apelado a una subordinación del país a la dinámica del capitalismo internacional. Pero la “ideología deviene en una pura manipulación ideológica”. Juárez y la Revolución Mexicana derivaron en una ideología justificadora del control del poder político.
Así la ideología histórica se convirtió en una categoría de “pensamiento histórico” y éste en pensamiento dominante, independientemente de la existencia de gobernantes del PNR-PRM-PRI que entregaron la economía a los intereses extranjeros. Ante ese pensamiento histórico dominante, Revueltas opuso la ideología marxista desenajenante. Frente al peso histórico de la Revolución Mexicana, la ideología marxista del PCM tuvo poco que hacer. Conducidos por Lombardo Toledano como ideólogo oficial del cardenismo, los grupos de la izquierda marxistas llegaron a la “Reunión de los Marxistas Mexicanos” de 1947 a subordinar el socialismo a la lucha por el mero nacionalismo revolucionario cardenista. En este sentido, el pensamiento histórico fue uno de los pilares de control político del Estado priísta.
Hacia finales de los cincuenta y luego de haber luchado con él en el Partido Popular, Revueltas rompió con Lombardo y lo enfrentó en el terreno ideológico acusándolo de desviar el rumbo de la lucha socialista a la conformación de una alianza entre el proletariado con la pequeña burguesía supuestamente nacionalista. Esa lucha la profundizó Revueltas hacia mediados de los sesenta y la convirtió en tesis política en el escenario del movimiento estudiantil del 68 cuando el régimen histórico y político de la Revolución Mexicana reprimió a los estudiantes como en 1958 había aplastado a los dirigentes sindicales comunistas y en ¡los sesenta impidió las movilizaciones populares.
El pensamiento histórico fue el uso de la historia mexicana como ideología del régimen para controlar a las masas y justificar el ejercicio del poder autoritario. La historia carlyliana de héroes fue un elemento de cohesión ideológica de la élite priísta gobernante como una forma de fundamentalismo casi religioso de la historias civil. Como ideología enajenante, el pensamiento histórico no es más que un instrumento de dominación ideológica del régimen priísta contra la que no pudo lidiar el Partido Comunista Mexicano ni su ideología marxista-leninista.
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