Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
DALLAS, Tex. 5 de enero de 2015.- Si bien habrá una extraordinaria oportunidad para canalizar agendas cruzadas, el encuentro del presidente mexicano Enrique Peña Nieto con el presidente estadunidense Barack Obama será entre dos extraños para hablar de agendas sin agenda.
La comunidad de inteligencia, seguridad nacional y observaciones académicas estratégicas han dejado de ver en México ya no se diga a un aliado sino a un socio comercial. Es decir, que México en realidad no cuenta en la geoestrategia de EE.UU.
El caso de la reanudación de relaciones diplomáticas de Washington con La Habana fue un ejemplo: México fue marginado a pesar de que Cuba es su tercera frontera geopolítica, después de los EE.UU al norte y América Latina al sur. En sectores académicos estadunidenses existe la seguridad de que México vio pasar de noche una decisión que cambió el mapa político y de seguridad nacional en la región.
La diplomacia mexicana hacia los EE.UU. sigue siendo la del tratado de comercio libre: sólo apertura de México a las exportaciones de su vecino del norte. Sin embargo, Washington trabaja más alianzas estratégicas con Canadá como su socio comercial pero también estratégico y con Inglaterra. El canciller mexicano fue designado José Antonio Meade por su formación como economista y no por su estrecha configuración diplomática y además por haber servido como secretario de Energía y de Hacienda del gobierno panista de Felipe Calderón. Así, para México las relaciones exteriores se miden por la balanza comercial no por la reorganización de poderes mundiales.
El encuentro de Peña Nieto con Obama estaría necesitando una redefinición del contenido político y estratégico de las relaciones comerciales. Es la hora en que México parece no saber el efecto aquí del sacudimiento político que está provocando en derechos humanos la reanudación de relaciones diplomáticas Washington-La Habana.
Lo peor que le puede ocurrir a la política diplomática de México hacia Cuba sería una nueva fase de negocios que involucre de nueva cuenta al expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien impulsó algunas empresas afines en La Habana.
La agenda estratégica de México con los EE.UU. carece de definiciones y de objetivos. Como reflejo de la política interior, la política exterior de México es nebulosa, sin objetivos ni planteamientos. El acercamiento diplomático de Castro y Obama redefinirá los realineamientos geopolíticos en zonas calientes del mundo: desde la crisis de Europa por la economía, hasta la imposibilidad militar de una victoria de Washington en el medio oriente.
Como se han presentado las cosas y ante las decisiones de Obama sin consultar a su principal aliado hacia el sur, México tendría la gran oportunidad de definir estrategias en la reunión de mañana martes en Washington. Sin embargo, todo indica que para México será una reunión de trámite, sólo para el registro fotográfico y no para que México recupere su voz y su asiento en el concierto internacional.
La reunión entre presidentes de México y los EE.UU. se dará en la fase más baja de la gestión presidencial de Obama, con el fracaso de sus promesas de campaña y con temas de agenda que pasan por México aunque sin necesidad de aliarse con México. Será, así, una reunión cuya foto necesitan los dos presidentes.
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@carlosramirezh