Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Oaxaca, Oax., 26 de mayo de 2010 (Quadratín).- En mi artículo del domingo 23, hice la referencia a la encuesta del periódico Reforma en donde el 48 por ciento de la población encuestada de Oaxaca tenía la percepción de que la elección de gobernador será fraudulenta. Cruzada esta respuesta con la que ofrecen sobre la credibilidad del Instituto Estatal Electoral y el Tribunal Estatal Electoral (51 por ciento dijo tener poca o ninguna confianza) lo que se puede concluir es que hay factores reales o imaginarios adversos a una elección limpia y confiable para el 4 de julio.
Llama la atención que los ciudadanos encuestados tengan la misma opinión del IEE que del TEE, muy probablemente porque no establecen diferencias en sus atribuciones legales y el comportamiento de sus autoridades o porque, a final de cuentas, perciben que tanto uno como otro son lo mismo. Sin embargo, hasta ahora las señales de parcialidad, opacidad e indisposición para darle certeza al proceso electoral han surgido del IEE y específicamente de su presidente, Jose Luis Echeverría Morales, y de la Junta General Ejecutiva.
El fraude electoral masivo sería imposible, pero sí puede ser selectivo y operarse bajo mecanismos difíciles de probar y documentar y en donde la suma de gobierno-partido-órgano electoral podrían constituirse en una tríada perfecta para este propósito. Hipotéticamente las irregularidades(algunas ya enmendadas) en que ha incurrido el IEE desde el inicio del proceso electoral, y de los cuales hemos dado cuenta en esta columna, tendrían esa intención : la resistencia a actualizar el listado nominal, la integración de las mesas directivas de casilla con los mismos funcionarios de los dos procesos electorales anteriores, la integración de los consejos distritales y municipales mediante cuotas partidistas con ventaja para el partido mayoritario, y los simulacros de licitaciones públicas para adjudicar a empresas privadas el PREP, la impresión de la documentación electoral, el servicio de monitoreo a radio y televisión y la impresión de material electoral, constituyen factores que, puestos en una balanza, abonan serias sospechas sobre la imparcialidad de las autoridades electorales.
Y a lo anterior habría que sumar también el hecho mismo de que en el Consejo General del IEE tal pareciera que no existe coalición opositora porque, salvo el representante del PC, los representantes del PRD, PAN y PT le apuestan mas a cuidar al árbitro y preservar sus privilegios personales que en hacer respetar la legislación electoral.
Si bien es cierto que el binomio gobierno federal-PAN ha movilizado parte de su aparato administrativo (léase delegaciones federales) para apoyar a Gabino Cué, mientras que el binomio gobierno del estado-PRI ha hecho lo mismo a través de sus delegaciones de gobierno , secretarías y presidencias municipales para promover a Pérez Magaña, lo que parece mas probable es que al final se imponga la experiencia y capacidad operativa del PRI-gobierno para inducir, presionar, y atraer un mayor número de votos que le permitan romper con el empate técnico y colocar a su candidato en la antesala del triunfo electoral.
De esta manera, el segundo escenario del fraude se estaría ubicando en el entorno del aparato gubernamental por la vía de la compra y coacción del voto , el uso electoral de los programas gubernamentales y la propia promoción de la obra pública gubernamental .
Frente a una coalición opositora que no opera como un bloque monolítico sino como una suma amorfa de partidos y dirigentes; que hasta ahora no ha podido diseñar una estrategia que rompa con la inercia del voto duro y que, pese a ello, mantiene a su candidato a gobernador con probabilidades de triunfo, los riesgos del fraude electoral crecen y se multiplican.
La propia pasividad o desinterés de algunos dirigentes y tribus partidistas para participar en la campaña de Gabino Cué; la postulación de candidatos a diputados y presidentes municipales a modo; o el reparto de estas candidaturas bajo criterios familiares, patrimoniales y clientelares, dejando totalmente a un lado sus compromisos con la ciudadanía, serán factores que podrían, además de restarle votos a su candidato a gobernador, generar escenarios de ruptura en beneficio del PRI.
A final de cuentas si la unidad en la CUPP es ficticia; si tienen a un buen candidato a gobernador pero, en general, igual o peores candidatos a diputados y presidentes municipales que los de la casa de enfrente, es probable que el PRI-gobierno ni siquiera tenga necesidad de hacer uso de todas sus malas artes de la ingeniería electoral para ganar la elección de gobernador.
Y aun así de lo que a estas alturas nadie duda es que ésta elección se resolverá en tribunales.
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