Isidoro Yescas / Nuevas relaciones prensa-gobierno

Oaxaca, Oax. 21 de septiembre de 2010 (Quadratín).- La alternancia política y la posibilidad de empezar a desmantelar las base de apoyo social, político y estructural del viejo régimen oaxaqueño no sólo deberán pasar por la discusión de temas tan importantes como la gobernabilidad, la corrupción , la inseguridad pública y el rezago educativo, entre otros, sino que en el marco de la reforma del Estado es necesario ventilar cómo modificar las viejas relaciones de complicidad entre Gobierno y medios de información, de tal suerte que se pueda ir avanzando en una nueva relación sobre la base del respeto mutuo, la profesionalización del ejercicio periodístico, el pleno ejercicio de la libertad de expresión y la transparencia en todo lo relacionado con los subsidios y la publicidad oficial.
Para ningún periodista, editor o político es desconocido que en las viejas relaciones prensa-gobierno lo que ha prevalecido es, por la parte oficial, la opacidad y discrecionalidad en el manejo y otorgamiento de los recursos públicos destinados a subsidiar por múltiples vías a algunos medios de información escritos, radiofónicos, televisivos y electrónicos. Aun más: muchos periódicos han surgido bajo el patrocinio gubernamental y se han sostenido y crecido por el flujo indebido de recursos del erario público hacia sus propietarios o administradores.
Con excepción de los medios marginales o militantes, la gran mayoría de los periódicos, revistas, noticieros radiofónicos y televisivos y portales electrónicos han dependido de la publicidad y los favores de los gobiernos estatal y/ o municipales. Y aun así muchos han tenido una vida efímera cuando no parasitaria. Otros, en un intento por obtener fuentes alternas de financiamiento, han tocado las puertas del sector empresarial y comercial, bastante reacios, por cierto, a recurrir a la publicidad para promocionar sus negocios. Con esas limitaciones, se cuentan con los dedos los medios que han podido subsistir y mantenerse vigentes con la sola publicidad comercial y no se diga de su circulación y venta, para el caso de los medios escritos.
Uno de los grandes problemas de este tipo de relaciones discrecionales prensa-gobierno es que los famosos convenios de publicidad, o los arreglos que fuera de estos protocolos se establecen directamente entre funcionarios y periodistas, no se limitan a la difusión de las actividades gubernamentales sino que en muchos casos también implican la censura o autocensura de noticias que resultan incómodas para el cliente, en este caso el Gobierno del estado.
Que si con el gobierno de Gabino Cué se podrán modificar estas políticas y usos y costumbres está por verse. Por supuesto que lo sano y deseable sería que esto ocurriera porque de estos cambios no dudo que saldrá beneficiada la sociedad y los lectores.
Temas como la regulación y transparencia de la publicidad oficial, la verificación de la circulación e impacto de cada medio, el código de ética para funcionarios y periodistas, el derecho de réplica que ya existe pero no siempre es respetado, el respeto a los derechos laborales de los trabajadores y reporteros, de su capacitación y profesionalización, etc., seguramente estarán en la agenda del nuevo poder ejecutivo y legislativo.
No será un tema que se resuelva de un plumazo ni los cambios serán tan inmediatos, tersos y fáciles, pero siempre será necesario dar el primer paso para que Oaxaca y los oaxaqueños podamos contar con una prensa menos complaciente con el poder y más cercana a la sociedad.

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