
Desaparición Forzada
Oaxaca, Oax., 11 de julio del 2011(Quadratín).- Talea de Castro es un municipio de la Sierra Norte de Oaxaca cuya historia, cultura y tragedias es narrada por Raúl Peña en el libro Talea, Rincón de Ensueño, editado gracias al financiamiento de amigos y familiares del autor.
Peña no es ningún académico o investigador egresado de alguna universidad, sino un campesino autodidacta dueño de una vasta cultura, adquirida por su propio esfuerzo y su estadía de cinco años en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz. Abrigó la esperanza de ser sacerdote, pero al ver truncada esa aspiración regresó su tierra – la nuestra también- para dedicarse a las labores del campo que combinó en sus ratos libres con otras artes y oficios como la música, la docencia, la oratoria y la gestoría social.
Redactado entre el 2001 y el 2006, lo que ahora aparece como un libro bien escrito y editado en forma impecable, es resultado de la combinación de lecturas del autor sobre la historia de Oaxaca , y de la Sierra Norte en particular, pero sobre todo de sus vivencias acumuladas a lo largo de 60 años y de testimonios recogidos entre hombres y mujeres de Talea de Castro, apasionados como él, de las tradiciones, costumbres y sucesos relevantes de la comunidad.
En la presentación del libro, Leandro Hernández Romero, periodista y oriundo de Santiago Zacatepec, Mixe, califica a Raúl Peña como un observador e investigador nato .Y en verdad que lo es.
A través de 181 páginas, Peña hace un recorrido de su pueblo polemizando, por principio, con lo escrito por la antropóloga norteamericana, Laura Nader, quien en su libro Ideología Armónica: justicia y control en un pueblo de la montaña zapoteca (IOC, 1998) establece como fecha de la fundación de Talea de Castro el año de 1525.
Este dato registrado por Nader también aparece en la Probanza que obra en el archivo municipal y de donde muy probablemente tomó el dato la investigadora al redactar la primera monografía que se tenga memoria sobre este municipio enclavado en la microregión de los Pueblos de El
Rincón.
Peña refuta: Si la caída de la Gran Tenochtitlan ocurrió en 1521 y la toma de Oaxaca se dio en noviembre de 1525 no es razonable suponer que en ese año se haya fundado Talea porque primero se fundó Villa Alta en 1526.
Refiere también que si en 1524 otros pueblos del Rincón como Tanetze, Yaeé y Juquila habían solicitado a Hernán Cortés que les enviara a sus pueblos a embajadores de la nueva religión (católica) para luego fundar Talea, no es posible que solamente transcurriera un año para que esto último ocurriera.
Para descartar el año de 1525 y ubicar el nacimiento de Talea en el siglo XVIII (hipotéticamente 1717) Raúl Peña se apoya en el libro Colección de Cuadros Sinópticos de los Pueblos, Haciendas y Ranchos del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, escrito por Manuel Martínez Gracida, y en documentos consultados por el autor en el Archivo General de la Nación.
Al conceder lugar a la duda y a la verificación, el autor abre una veta para futuras investigaciones historiográficas que puedan hurgar y establecer con mayor exactitud sobre la fecha de la fundación de Talea de Castro.
Peña bien puede ser también catalogado como un cronista de su pueblo. Y como tal fue reconocido el pasado sábado 9 de este mes por un numeroso grupo de taleanos y amigos de la Sierra Norte durante la presentación de su libro en donde Tito Santibáñez y el que esto escribe compartimos mesa para el comentario de la obra y el reconocimiento al paisano cuya avanzada edad y ceguera no fueron obstáculo para su participación en un acto singular y festivo.
En Talea, Rincón de Ensueño, se pasa revista también a sus usos y costumbres, a los tiempos idos de las artesanías de cuero , hierro, y a la cohetería; de igual forma a su cultura musical, religiosidad popular y a recuperar la historia de dos de sus principales patrimonios monumentales: el Templo parroquial y el Palacio Municipal.
Aunque dichas obras arquitectónicas no están catalogadas por el INAH como monumentos históricos porque fueron construidos a mediados del siglo XX, para los taleanos tienen un alto valor espiritual y cultural que, sin embargo, no deja de ser contradictorio cuando se observa cómo ambos edificios empiezan a perder su esplendor y fortaleza estructural sin que hasta la fecha exista una manifiesto interés de la comunidad y a nivel institucional para rescatarlos, no obstante que en el caso del Palacio Municipal el diagnóstico realizado en el 2008 por la facultad de Arquitectura 5 de Mayo de la UABJO y el Instituto de Patrimonio Cultural del gobierno del estado recomendaban una intervención de corto y mediano plazo para evitar su destrucción.
En el epílogo de su libro, Peña escribe, a propósito de la educación: en el renglón educativo menciono a aquellos maestros antiguos que dejaron huella en la comunidad, en una época en la que no se hablaba de conquistas gremiales del magisterio, sino que con el ejemplo aplicaban la mística de la entrega total a la causa educativa. Y cita el caso de don Feliciano Bautista, educador y altruista que como presidente municipal su primera decisión fue ordenar la construcción de tres aulas de la naciente escuela primaria de la localidad.
Con gran prudencia y autocrítica, nuestro autor dedica unas páginas al conflicto agrario que Talea sostuvo entre 1989 y 1991 con San Juan Tabaá y que, agotadas las vías del diálogo y la conciliación, todo se dirimió en el terreno de la disputa armada.
Un problema de indefinición de límites atribuible a la Corona Española, pero también a las autoridades agrarias federales y estatales y al desconocimiento de la propia comunidad sobre el status jurídico que guardaban esas 300 hectáreas colindantes con San Juan Tabaá y que, después de los trágicos sucesos del 23 de mayo de 1991, pasaron a poder de éste último pueblo.
Talea, Rincón de Ensueño, es una monografía actualizada – la primera fue escrita por Laura Nader – sobre un pueblo de la Sierra Norte apta y recomendada para ser leída no solamente por los taleanos interesados en la historia y cultura de su pueblo. También puede ser disfrutada por quienes pretenden por vez primera acercarse al conocimiento de un pueblo rinconero que, pese a todo, aún tiene voluntad y fuerza para resistir los embates de la contracultura televisiva y la influencia juvenil modernizadora para preservar su identidad, cultura y patrimonio.
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