¿A quién corresponde defender?
Oaxaca, Oax. 27 de marzo 2011 (Quadratín)
1. Este domingo se realizará una consulta abierta a toda la ciudadanía del Estado de México para que se vote por el SÍ o por el No a la alianza electoral entre el PRD y el PAN. Es muy probable que la votación mayoritaria se incline a favor de la primera opción no obstante el ambiente adverso promovido, con argumentos totalmente diversos, por el PRI y el gobierno estatal en turno, por un lado, y por algunos segmentos del propio PRD y otros sectores de la izquierda lopezobradorista, por el otro.
Sin embargo, ni la conformación de la alianza electoral ni la probable postulación de un candidato ciudadano pueden constituirse en garantía de un escenario de triunfo anticipado en una entidad en donde el priismo nacional y estatal se han blindado en todos los terrenos contra cualquier estrategia opositora que ponga en riesgo su permanencia en el gobierno estatal y el apuntalamiento del gobernador Enrique Peña Nieto como su delfín para la sucesión presidencial del 2012.
2. Promovido desde el 2010 por las dirigencias nacionales del PRD y el PAN, las alianzas electorales convencieron y vencieron durante ese año en algunas entidades bajo férreo control priista como Puebla, Sinaloa y Oaxaca y, para el 2011, ya sin el PAN, en el estado de Guerrero el PRD, junto con el PC y el PT, impulsaron la candidatura del expriista Angel Heladio Aguirre, quien resultó ganador en la contienda.
Una mezcla de corrupción galopante, caciquismo, abuso de poder e impunidad casi generalizada de la clase política priista, así como una alta participación ciudadana en las jornadas electorales, fueron determinantes para el triunfo de las fórmulas aliancistas en los tres primeros estados.
En otro contexto, pero siempre con el antipriismo como factor determinante para integrar un frente electoral, en Guerrero también resultó exitosa la fórmula de promover una alianza entre partidos de izquierda, aún cuando, en el último tramo de la campaña, se les uniera el PAN.
3. Está por verse si la fórmula aliancista que volverá a experimentarse en el Estado de México resultará igual de exitosa que las registradas con anterioridad en otras entidades o, por el contrario, en un escenario de un priismo unificado, una elección de Estado y con una oposición dividida ( Alejandro Encinas como candidato del PT y PC y un candidato ciudadano por la alianza PRD-PAN) las alianzas electorales opositores enfrentarán su primera derrota.
4. Cualesquiera que sea el resultado, un ejercicio que ya debiera a empezar a realizarse por parte de las dirigencias nacionales y estatales de los partidos que caminaron juntos durante el 2010, y que lo siguen haciendo en este año, es un balance sobre la viabilidad y eficacia de los gobiernos surgidos de alianzas electorales. No cabe duda que ya probaron su eficacia como un método para derrotar al PRI en entidades en donde este partido se ha dividido o en donde el hartazgo ciudadano contra los malos gobiernos rebasó las más caras y novedosas campañas electorales de los candidatos del PRI, sin embargo está visto que para cumplirle a los ciudadanos y empujar por buenos gobiernos los pactos aliancistas han resultado insuficientes.
5. Los gobiernos de alternancia, surgidos de coaliciones electorales, están obligados hoy en día a cumplirle a los ciudadanos no solamente porque de lo que hagan o dejen de hacer dependerá que las fórmulas aliancistas para elegir gobernador se consoliden e influyen en las elecciones de diputados y autoridades municipales dentro de tres o seis años, sino porque para el 2012 tendrán que demostrar que quienes votaron por estas fórmulas no se equivocaron. Y para que estos gobiernos resulten totalmente diferentes a los del viejo régimen los nuevos gobernantes y legisladores tienen que aprender y entender que la alternancia significa no solamente un cambio de hombres y nombres, o el relevo de grupos y camarillas, sino la gran oportunidad para emprender cambios de fondo en todos los órdenes.
Nuevas leyes, reglamentos, instituciones y políticas públicas, pero también nuevas conductas públicas y personales para desterrar la soberbia, el mal trato, la corrupción, el doble discurso y la simulación.
No será una tarea fácil como ya se está palpando con toda su crudeza en Oaxaca. Pero si no queremos que la alternancia se desdibuje y la transición se difumine, exijamos todos que no se pierde el rumbo y que las promesas de campaña se cumplan.
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