
El cambio que nadie advierte
Oaxaca, Oax., 8 de octubre de 2011 (Quadratín).- Escribe Luis Rubio : La característica principal de la transición (mexicana) ha sido la transferencia de poder y recursos del gobierno federal y de la presidencia hacia los gobernadores, poderes fácticos y actores de la más diversa índole, todos unidos por el hecho de encontrarse aislados de la ciudadanía, carentes de obligación de rendir cuentas, y para todo fin práctico, sin contrapeso alguno ( De la falsa monarquía al feudalismo imperfecto, en Nexos, No. 401, octubre 2011).
Y, guardadas las proporciones con el contexto nacional, esta caracterización de lo que ha ocurrido en México del 2000 a la fecha (la llamada década perdida) es lo que estamos viviendo en Oaxaca con la alternancia política y un gobierno que no es de coalición, ni de transición sino – diría el clásico- todo lo contrario.
Las grandes esperanzas y expectativas de cambio progresivamente se van perdiendo tanto por las inercias y enorme capacidad de reacomodo y reposicionamiento del viejo régimen, como por la debilidad orgánica del nuevo y su incapacidad para procesar los anhelos ciudadanos y traducirlos en confianza, bienestar y gobernabilidad.
El 2011 se empieza a despedir sin que las reformas constitucionales de gran calado para dar el primero paso hacia un nuevo arreglo institucional hubiesen cobrado forma y vida a través de las leyes secundarias; el castigo a exfuncionarios del ulisiato acusados de atracar el erario público y desviar decenas de millones de pesos se sigue litigando más en los medios de información que ante los tribunales judiciales; tampoco se ha avanzado de manera sustancial en el esclarecimiento y castigo de las violaciones a los derechos humanos ocurridos en el 2006; la obra pública que debió estar ya en su fase de apogeo apenas empieza despuntar; en la recomposición de los órganos autónomos prevalecen las viejas reglas; los pactos políticos con algunas dirigencias partidistas suscritos al calor de la disputa por la gubernatura se incumplen o cancelan y el esperado golpe de timón en el gabinete se sigue posponiendo provocando mayor desorden en el aparato ubernamental. Y por si esto no bastara, algunas organizaciones clientelares (creadas y consolidadas durante el priato como verdaderos poderes fácticos) y consideradas, además, aliadas del gobierno del cambio, cíclicamente ponen a prueba la capacidad de respuesta del nuevo régimen con actos de presión y chantaje que lastiman y violan los más elementos derechos ciudadanos.
En el mes de febrero el gobierno del estado se disculpó con la sección 22 del SNTE (y el pueblo de Oaxaca) luego de un enfrentamiento ocurrido en el zócalo de la ciudad capital entre policías y maestros, incidente derivado, según después se precisaría, de un acto de provocación magisterial. Hoy, el gobierno del estado le da la razón a sus aliados incómodos y organizaciones de transportistas que el martes 4 desquiciaron el tránsito de la ciudad capital. Los grupos movilizados exigieron respeto a sus derechos mancillando el derecho al libre tránsito de miles de oaxaqueños.
Y, extrañamente, esos poderes fácticos, beneficiarios del antiguo régimen con todo tipo de concesiones de transporte ( taxis, mototaxis, etc) hasta ahora descubren que la COTRAN es ilegal y exigen una nueva Ley de Transporte para desparecerla, por supuesto, y sustituirla por otro organismo que cambie reglas y procedimientos
para que todo siga igual.
Y el gobierno les hace segunda.
Poderes fácticos, como bien lo escribe Luis Rubio, aislados de (y confrontadoscon) la ciudadanía, carentes de la obligación de rendir cuentas, pero exigentes para que sus demandas económicas, gremiales y personales sean atendidas.
Tal parece, entonces, que en Oaxaca, en la batalla por el cambio democrático o el retorno al pasado, van ganando hasta ahora los partidarios del viejo régimen.
DEDOCRACIA EN EL IAP
En menos de diez minutos una pasiva y sorprendida asamblea de funcionarios públicos y cuadros conocidos y desconocidos del PRI, PC y del PAN presenció una lección más de democracia
a la usanza priista. Se trató de la elección del Consejo Directivo del Instituto de Administración Pública de Oaxaca (IAPO), un organismo de corte académico-político que se ha constituido en un espacio plural para debatir y generar proyectos gubernamentales. No hubo pase de lista de socios pero se declaró el quórum; y para elegir a los miembros del Consejo Directivo simple y sencillamente se exhibió en pantalla una lista de funcionarios que nadie se atrevió a preguntar de donde salió. Felicidades por el cambio.
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Foto:Archivo