Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
Oaxaca, Oax. 28 de abril de 2010 (Quadratín).- Resulta difícil concebir a Gabino Cué Monteagudo como gobernador de Oaxaca con un Congreso con mayoría priísta y con diputados del PRD, PAN, PT y PC en franca minoría y, todavía, en los casos de PRD y el PAN, acotados por sus históricas complicidades con el viejo régimen. Y sin embargo ese uno de los escenarios más probables.
Primero, porque, de acuerdo al CIPPEO, los partidos políticos tienen derecho a que le sean reconocidos hasta 25 diputados(as), sumando las fórmulas de mayoría relativa y representación proporcional. Difícilmente uno solo de los partidos coaligados obtendría esa cantidad, lo que sí podría ocurrir con el PRI.
Segundo, nada ni nadie puede asegurar que la coalición electoral opositora se convierta, concluída la elección, en coalición gobernante, en el escenario de un triunfo de GCM. Lo más probable es que la alianza entre los cuatro partidos se disuelva para dar paso a una negociación, por separado, con la nueva administración gubernamental.
Y, tercero, porque las definiciones que ya se están tomando por cada uno de los partidos políticos sobre la integración del Congreso local solo están confirmando lo que ya se temía: que en la selección y/o elección de candidatos a diputados de mayoría relativa, pero sobre todo en los de representación proporcional, se impusieron los intereses corporativos, tribales y familiares sobre el proyecto de cambio y transición política impulsado por Gabino Cué. Pero, sobre todo, porque solo en contados casos se tomaron en cuenta las propuestas de la sociedad civil organizada.
2. El problema de tener candidatos opositores de bajo perfil, de paja, sin compromiso social y político y, en algunos casos, bajo la fundada sospecha de ser quintacolumnas del régimen autoritario, puede alejar no solamente al electorado indeciso sino a los mismos simpatizantes de la coalición opositora de las urnas.
Visto desde otro ángulo: si se esperaba que las elecciones concurrentes pudieran convertirse en factores multiplicadores del voto opositor y de ésta manera incrementar las preferencias electorales hacia la candidatura de Gabino Cué, lo que ahora pudiera ocurrir es que, en la elección de diputados, el factor determinante será el voto duro de los partidos políticos. Y en este terreno el PRI lleva mucha ventaja.
3. Es cierto que en el PRI también todo fue desaseo, imposición y hasta mercadeo. Sin embargo esa ha sido la historia de un partido vertical y autoritario: simular una contienda interna para que luego el Gran Elector termine por imponer a sus amigos, cómplices y socios. Pero en este caso no son los candidatos sino la estructura del partido quien se convierte en factor determinante de la contienda.
Y en la elección de diputados, como en las de concejales y, no se diga, en la de gobernador, la oposición enfrentará una elección de Estado que se expresará en una estructura partidista blindada local, regional y nacionalmente y en la movilización de cuantiosos recursos económicos y humanos.
4. Están en proceso las precampañas para las presidencias municipales y tal parece que la fórmula de la simulación, las componendas con el gobierno en turno, y el reparto de cuotas de poder partidistas será otra vez el denominador común.
Solo hay que observar cómo, abiertamente, el viejo régimen opera las elecciones internas de la COCEI y el PRD en los municipios de Juchitán de Zaragoza y Oaxaca de Juárez, respectivamente, para percatarse que hasta el último día de la campaña electoral el gobierno y el PRI intentarán reventar y/o desdibujar a la coalición opositora sin que hasta el momento se lea, vea o escuche algún pronunciamiento del estado mayor de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso sobre este abierto esquirolaje. Ni a nivel de Oaxaca ni a nivel nacional. Y eso ya huele mal.