¡Que no le digan, que no le cuenten!
Oaxaca, Oax. 17 de agosto 2010 (Quadratín).- En la nueva geografía electoral municipal del estado de Oaxaca, juntos el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Convergencia (PC) prácticamente empatan en número de ayuntamientos en su poder con el Partido Revolucionario Institucional (PRI): 74 para este último y 71 para la oposición, ahora en proceso de ser gobierno, de éstos últimos, 51 suman a favor del PRD, 17 para el PAN y 3 para el PC.
Sin embargo, los municipios más importantes por su peso poblacional, económico y político fueron ganados por las planillas postuladas por los partidos que integraron la coalición electoral Unidos por la Paz y el Progreso con excepción de Juchitán, Tehuantepec y Pochutla, que serán gobernados por ayuntamientos priistas.
Ya ganada la elección, el reto para los ayuntamientos y autoridades del próximo trienio será mantenerse en sintonía con el proyecto democratizador del gobernador electo Gabino Cué y trazarse una ruta crítica para modificar los modos de ejercer el poder, respetar las leyes y administrar los recursos públicos con eficiencia y honradez.
La alternancia en el poder ejecutivo y la nueva correlación de fuerzas en el legislativo han abierto la puerta para la reflexión en voz alta y el debate en torno a múltiples asuntos de interés público, entre ellos de uno de los eslabones más importantes en la estructura de poder político local como son los municipios.
Y, por supuesto, que no será tarea fácil ni de corto plazo bajar e instrumentar todos los acuerdos legales, administrativos y políticos que surjan del poder ejecutivo o del legislativo a partir del mes de diciembre orientados a modificar las relaciones institucionales entre el gobierno del estado y los ayuntamientos y de éstos con la población a los que van a gobernar.
Acostumbrados a un ejercicio del poder vertical, con muchas expresiones de autoritarismo, nepotismo y corrupción propios del viejo régimen, las autoridades municipales, pero sobre todos los presidentes y quienes tendrán bajo su responsabilidad la administración de los recursos económicos y materiales de los ayuntamientos regidos por el sistema de partidos políticos (sin excluir a los de usos y costumbres), están emplazados a dejar atrás todo lo que contribuyó a denigrar su imagen hasta convertir el ejercicio del poder municipal en la vía más cómoda para salir de pobres.
Por supuesto que hubo excepciones, sobre todo en los ayuntamientos con las partidas presupuestales más bajas, pero en algunos casos ni eso impidió que se abusara del cargo en prejuicio de los pueblos y sus habitantes.
Y en esta labor de saqueo de las arcas municipales no hubo diferencias sustanciales entre aquellos gobernados por el PRI con los que estuvieron bajo control del PAN, PRD y PT. Presidentes municipales, tesoreros y una conocida camarilla de administradores municipales se encargaron en los dos últimos sexenios de convertir los ayuntamientos en auténticas cuevas de Alí Babá a quienes en mala hora los ciudadanos de sus municipios eligieron, con excepción de los administradores, designados éstos desde el poder ejecutivo.
Ahora, con la alternancia y el nuevo sexenio, se espera que no todo siga igual. Hay mucho en juego como para abstenerse de impulsar desde los partidos políticos, los tres poderes del gobierno estatal y desde el seno mismo de los cabildos y los pueblos un nuevo ejercicio del poder municipal.
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