
Romualdo López Zárate, un artesano del pensamiento
«La monarquía degenera en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia en violencia salvaje y caos».
Polibio
MÉXICO, DF, 3 de junio de 2015.- Todo parece indicar que el gobierno de Peña Nieto está esperando a que concluyan las elecciones con la idea de que entonces la CNTE se aplacará. Pero la estrategia está destinada al fracaso escribe el periodista Sergio Sarmiento.
En su columna Jaque Mate, publicada en Reforma, ésta es su opinión:
La CNTE ha lanzado una guerra violenta para anular el derecho al voto de los ciudadanos. En Oaxaca hemos visto agresiones a las oficinas del Instituto Nacional Electoral con quema de boletas electorales. También en Veracruz y Puebla ha habido casos de ataques a instalaciones electorales.
El paro de labores, que ya se extendió a Chiapas, es habitual y no sorprende a nadie. Desde hace 35 años ha habido paros magisteriales todos los años en Oaxaca, los cuales se realizan con la complicidad de las autoridades educativas que al seguir pagando los sueldos de los paristas subsidian a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación con dinero de los contribuyentes.
En la Ciudad de México la Coordinadora ha fortalecido su plantón en el Monumento a la Revolución. Los activistas realizan manifestaciones diarias que buscan causar el mayor daño posible a los ciudadanos.
La guerra de la CNTE se mantiene a pesar de que el presidente Enrique Peña Nieto ya concedió a la organización su mayor demanda: la eliminación de las evaluaciones que ordena la reforma educativa. Si el Presidente pensó que sacrificar esta reforma crucial le ganaría una paz duradera, o cuando menos una tregua, se equivocó. Ya lo señalaba yo hace unos días. Es mala táctica ceder ante extorsionadores. Lejos de aplacarlos, esto los envalentona.
Es poco probable que la CNTE logre detener el proceso electoral en México. En buena parte del país la Coordinadora no existe. Pero la organización tiene la capacidad de despojar a decenas o cientos de miles de ciudadanos en Oaxaca y Guerrero del derecho al voto.
Hasta ahora las autoridades federales y estatales de Oaxaca se han negado a intervenir ante los actos de violencia de la CNTE. Las autoridades parecen aterradas. Saben que el recurso a la policía suele tener consecuencias negativas para sus aspiraciones políticas. Un gobernante sabe cómo empieza un operativo de la fuerza pública, pero nunca cómo termina. Por eso prefiere no arriesgar un cómodo cargo político. En cambio, no le cuesta nada sacrificar a los ciudadanos o a los alumnos de las escuelas.
Las tácticas de la CNTE son fascistas. La Coordinadora no solamente insiste en la privatización de las escuelas de Oaxaca, que reivindica como de su propiedad, sino que busca eliminar los procesos democráticos. La razón es que las actividades de la organización le han venido quitando popularidad a la Coordinadora entre la población, especialmente en Oaxaca. Esto fortalece a los candidatos independientes de su influencia. La CNTE quiere evitar la posibilidad de que surjan autoridades dispuestas a enfrentársele. Por eso exige que los gobernantes y legisladores sean seleccionados no por sufragio libre y secreto sino en asambleas populares que sus líderes pueden manejar.
No sé hasta dónde permitirá el gobierno federal que la CNTE mantenga esta guerra contra los ciudadanos. El gobierno de Oaxaca hace mucho tiempo se rindió al reconocer que no tenía la capacidad de oponerse a ella para hacer cumplir la ley. Sorprende, sin embargo, que el gobierno federal, que de hecho ya tiene control de la nómina magisterial, haya cedido también ante las presiones de la CNTE. El gobierno federal sí tiene la capacidad para enfrentar a una organización que más que magisterial es política. En este caso lo que falta es voluntad de aplicar la ley.
Todo parece indicar que el gobierno de Peña Nieto está esperando a que concluyan las elecciones con la idea de que entonces la CNTE se aplacará. Pero la estrategia está destinada al fracaso. La experiencia demuestra que cuando se cede ante un grupo fascista éste no descansará hasta conquistar el poder… y no necesariamente por medios democráticos.
· REÑIDAS
Nos dicen que las elecciones no cambian nada. Sin embargo, las encuestas muestran contiendas muy reñidas en Sonora, Nuevo León, Querétaro, Colima, Guerrero y la Ciudad de México. Esto es saludable para el país.