
México y la semana aquimichú
Oaxaca, Oax. 15 de junio 2012 (Quadratín).-Hacer periodismo va más allá de contar historias donde los periodistas no somos los protagonistas.
Hace casi cuatro años nació Milenio Televisión. Con el proyecto, también nació la frase de nuestro subdirector editorial Roberto López: hacemos lo que nos gusta.
Este jueves conocimos la noticia del asesinato de un periodista más, Víctor Manuel Báez. Un colega no sólo de profesión y de historias, también compañero del grupo editorial de Milenio El Portal Xalapa. Fue asesinado presuntamente por Los Zetas.
La procuraduría de Veracruz dijo que junto a su cuerpo había un mensaje que lo acusaba de traidor. Que por eso la ejecución.
Hoy también se cumple una semana sin conocer el paradero de Stephanía Cardoso, reportera de El Zócalo de Saltillo, quien desapareció con su hijo de dos años.
Qué le está pasando a esta profesión que ya se le compara a menudo con los riesgos de una cobertura de guerra. En qué terreno se está convirtiendo México para la labor periodística. Qué siguen dejando de hacer los gobiernos municipales, estatales y federal.
Me pregunto en qué afectamos los periodistas al crimen organizado. En qué afectamos más de lo que los afectan las operaciones de las fuerzas armadas. Nosotros no pusimos en la agenda nacional la guerra contra las drogas, el tema del narcotráfico, el combate al crimen. Nosotros no fuimos quienes pusimos el dedo en la actividad criminal. Qué les debemos entonces a los criminales. Podré entender quizá que les afecta no mantener un perfil bajo, pero fuera de eso, qué.
No bastan ya las condenas enérgicas del secretario de gobernación, tampoco culpar de inmediato al crimen organizado. Tampoco ayuda en mucho detener a presuntos responsables que muchas veces tardan en ser consignados y sentenciados. De lo que se trata es de no contar más de estas historias donde el periodismo y los periodistas se vuelven los protagonistas, tampoco la sociedad mexicana, los niños ni los jóvenes.
Nada soluciona la protección tardía, la mejor protección no son los escoltas. La mejor protección es la garantía que podamos ejercer nuestra profesión con libertad y seguridad.
Porque para nada es un secreto que en México, peor que en cualquier otra parte del mundo, hacer lo que nos gusta es hacerlo bajo peligro.
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