Economía en sentido contrario: Banamex
Indicador Político
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de marzo de 2016.- La muy citada frase de Marx completando a Hegel en su apreciación de los hechos políticos que se manifiestan primero como tragedia y luego como farsa se puede aplicar a la movilización del excanciller del gobierno panista Jorge G. Castañeda y su propuesta de un candidato independiente único para 2018 y él como el único para ser único.
La argumentación de Castañeda es válida: sólo un candidato como independiente tendría posibilidades de ganar. El escenario se basa en dos datos reveladores: en las encuestas el 60 por ciento señala no tener militancia ni simpatía partidistas y el 30 por ciento de los votantes se declaró indeciso. Ahí se localiza la base electoral independiente.
Pero donde falla Castañeda es en la explicación. En 1994, a raíz del alzamiento zapatista y del asesinato del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio, una élite político-intelectual-académica convocó a un grupo cerrado a construir una salida bajo el criterio de que en las elecciones de agosto de ese año habría un “choque de trenes” que reduciría gobernabilidad y legitimidad al ganador.
El problema fue el grupo: intelectuales que representaban a políticos, la mano de Salinas de Gortari, la exclusión de otras personalidades y el asambleísmo. La imposibilidad de llegar a un acuerdo permitió cuando menos algunas iniciativas de compromiso democrático que le arrancaron a los candidatos. El resultado electoral fue cómodo: 49 por ciento para el PRI, 26 por ciento para el PAN y 17 por ciento para el PRD.
La semilla quedó sembrada. En las elecciones del 2000 Vicente Fox se presentó como candidato del PAN pero abierto a alianzas con la izquierda, con independientes y con ciudadanos. Pero luego de ganar Fox se instaló en la comodidad del poder, le falló a la ciudadanía y se escudó con el pretexto de que era minoría en el Congreso. Castañeda, junto a Adolfo Aguilar Zinser y otros intelectuales, fue el arquitecto de la gran alianza plural… y también del fracaso porque estuvo en el gobierno y salió no por desacuerdos sino porque Fox no le dio oportunidad para ser candidato presidencial en el 2006.
La iniciativa de Castañeda –ahora asociado a Héctor Aguilar Camín, director del Grupo Nexos y uno de los principales salinistas– tiene el tufo de otro Grupo San Ángel: una élite intelectual-política-académica-empresarial que impulse a una persona –el propio Castañeda– como independiente a la presidencia. El motivo: el hartazgo ciudadano hacia los partidos, sólo que con una estructura independiente que se mueve ya en el modelo de Robert Michels: la ley de hierro de la oligarquía. El grupo promotor ya se convirtió en una oligarquía que excluye, no que sume.
En este contexto, la ciudadanía queda fuera de los partidos y ahora de los grupos cerrados. Castañeda es un intelectual productivo, exitoso, colocado en muchos medios, pero con una inteligencia no dialogante, y con algunos lunares en su pasado que siguen sin explicarse: su ruptura con Fox, su versión de una posible renuncia de Zedillo pero luego de un encuentro con Carlos Salinas en Irlanda y sus alianzas con Televisa y Nexos.
Y quede como dato revelador: en la encuesta de El Universal de la semana pasada, Castañeda quedó en empate técnico como independiente junto al periodista radiofónico Pedro Ferriz de Con. Y Castañeda apareció con más simpatías de militantes del PRI y del PAN, y en cuarto sitio de los independientes, lo cual estaría revelando el hecho de que lo ven más como cuadro partidista que como figura independiente.
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Política para dummies: La política es, también, el escalón para bajar subiendo.
Sólo para sus ojos:
• Bueno, ya comenzó la crisis del PRI en Tlaxcala: el gobernador Mariano González Zarur puso a su consentido y las encuestas no le dan la victoria. En Quintana Roo el PRI nacional impidió que el gobernador Roberto Borge pusiera a su preferido y el seleccionado va abajo en las tendencias del voto.
• Dicen en los pasillos del poder que el dirigente nacional del PRD Agustín Basave ya se cansó de lidiar con la guerrilla interna de tribus y que podría tomar una decisión radical antes del 5 de junio para no cargar con la derrota electoral. Y lo peor es que la peor tribu es la de Los Chuchos, justamente la que lo puso en la dirección.
• Primicia muy adelantada: algunos cambios ligeros en el gabinete después de las elecciones de junio.
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