El último aliento
MÉXICO, DF. 27 de febrero de 2014 (Quadratín).- Este monje anda disperso; chapoteando en los entresijos de la historia del golpazo más rotundo contra el crimen organizado desde los tiempos del Patrón del Mal, Pablo Escobar Gaviria.
Me reclaman que ya chole con El Chapo… que mejor hable del hombre mosca encaramado en la Estela de Luz; el intrépido alpinista urbano encumbrado en la cima del monumento al panismo; o de Pinita marchita en su laberinto; o del feroz Blue Demon Madero en lucha ruda contra el cordero de Dios… empeñado en borrar los pecados del mundo azul; o de la ruptura entre las autodefensas michoacanas; o del éxito de Putin –sin acento– en Sochi; o de Ucrania indignada; o del cavernario Maduro matando la protesta venezolana; o cuando menos de la guerra de los pasteles entre las teles…
Pero no. Este mensajero prefiere ser terco pero necio…
El Chapo libra una de mil. Aunque parezca increíble, no recibió auto de formal prisión por tráfico de drogas con fines comerciales. No se sustentaron las pruebas. Hasta ahora, el más capo enfrentará dos procesos por delincuencia organizada… y lo que se acumulen en la pepena justiciera.
Tampoco purgará pena por la fuga de hace 13 años. Su salida de Puerta Grande –en 2001– quedará sin castigo. La ley lo ampara. En México, evadirse de un presidio no es delito. Todo reo tiene el derecho a intentarlo. Si lo agarran, regresa campante a purgar su condena… y si no, pues no.
No habrá extradición en largo tiempo. El Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, pintó violines a su homólogo norteamericano Eric Holder, quien le exigió la entrega del preso. Si hubiera la intención de mandar pa’allá a Patas Cortas, bastaría con aplicar con la graciosa facultad presidencial para enviarlo al otro lado del río. Pero la cosa será mucho más compleja. El Rápido, primero será sopeado a placer, y una vez iniciados los procesos podría ser extraditado, siempre y cuando un juez no lo sentencie, porque entonces habrá de cumplir condena completa –sin rebajas– antes de rendir cuentas en casa del vecino reclamón.
Ni soñar con la figura del testigo protegido. Tal recurso legal aun no opera cabalmente en nuestro país, y en este caso el acusado debe tantas como para recibir –además– una recompensa por sapo.
En Presidencia no hicieron la tarea. Estaban eufóricos por la captura del siglo que olvidaron redactar un comunicado oficial con el relato. Dejaron un agujero que se llenó con especulaciones y fantasías tuiteras. El vocero Eduardo Sánchez sale al paso; promete enmendar la omisión; ¿prepara algo así como La verdadera y triste historia del crimen organizado y su líder desalmado?; lo que si apresuró a negar el disparate del escandaloso ex director de la DEA en El Paso, Phil Jordan, quien acusó al capo de financiar la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Los Pinos desmiente a The New York Times. El influyente diario publicó la participación directa de agentes de la DEA en la Operación Gárgola. Absolutamente falso, reclama Presidencia.
Perseguir a los Amigos del Chapo. Promete el Gobierno ir tras los delincuentes quienes lavaron lana y protegieron al Jefe de Jefes durante su prolongada ausencia carcelaria.
Bueno y malo: Según encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica, 77% considera muy importante la captura; 70%, que fue protegido; 52% que se va a quedar encarcelado… y 68% que volverá a fugarse.
De remate: que el depa de Mazatlán fue rentado por 13 mil pesos mensuales, apenas la víspera; que El Chapo quería ver a su mujer y a las gemelitas –sus hijas número 15 y 16– antes de tirar al monte; que ya la veía venir; que se disfrazó de viejito inválido… y por eso hallaron una silla de ruedas en el depa; que a la mera hora estaba desnudo; que dijo ‘ay muere’ sin calzones; que lo hizo para no arriesgar a Emma y a las niñas; que le encantan los Mercedes Benz; que sus fieles van a marchar vestidos de blanco, para exigir su libertad del capo… y que quien sabe qué.
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