Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
MÉXICO, DF. 4 de febrero de 2014 (Quadratín).-“Estaremos aquí el tiempo que sea necesario”, promete el Presidente Peña Nieto al anunciar el nuevo plan para un estado de la República convertido en estado lamentable, por la ola de violencia y la debilidad institucional para enfrentarla. También dejó claro que la reconstrucción michoacana tardará… no dijo cuánto, pero anunció doce visitas a la entidad… de aquí a fin de año.
Así, con todo su gabinete –legal y ampliado– el Gobierno federal le echa montón a Michoacán –con ideas, gente y 45 mil millones de pesos– para intentar devolverle varias cosas.
A saber: tranquilidad, respeto, orden, institucionalidad y funcionalidad, aplicando con fuerza inaudita el método de los grandes remedios para los grandes males.
Para logarlo, el Ejecutivo ha dispuesto un plan integral de tres etapas regidas por cinco ejes y 250 acciones. Se trata de reconstruir al estado, recuperar los territorios de la Tierra Caliente en poder del crimen, reactivar la economía y reconstruir el tejido institucional debilitado.
El Presidente de la República promete tres mil 500 millones para el campo; créditos y garantías para detonar inversiones por 12 mil millones; 600 millones para construcción de escuelas de tiempo completo; 350 mil becas para niños y jóvenes; créditos por tres mil 500 millones para vivienda; ampliación de la red carretera estatal; reforzamiento de la política social; la integración de 30 municipios a la Cruzada contra el Hambre… ¡un paquetazo!
Mal le haría a la salud de la República si la cumbre de Morelia –celebrada bajo un capullo de acero– quedara en otro de los incontables momentos de alabanza a la gran visión del señor Presidente y a su decidida acción en beneficio del estado de Michoacán… y de la patria.
Menos retórica necesitan los michoacanos al grito de guerra… quienes –mientras– aprestan acero y bridón.
…pero entre tantos anuncios y dichos, pesan más los hechos.
La primera medida radical del gobierno –en uso legítimo de la fuerza– ha sido controlar los territorios ocupados por el crimen y sustituir de facto al gobernador por un comisionado federal –extraordinario y plenipotenciario–… salía más barato hacerlo de ese modo.
La otra medida ha sido reconocer de hecho la legalidad de los –¿20 mil?– “vengadores tolerados”… defensores autónomos y autogestivos.
Cribar mediante un registro quienes son los buenos, quiénes los malos y quienes los “mimetizados”, para entonces saber a quienes se convierte en “guardias rurales” o policías municipales es labor compleja –como ha dicho el propio pro-cónsul presidencial, Alfredo Castillo Cervantes–… hasta hoy sólo han reclutado a 500.
Por cierto, José Manuel Mireles, líder moral de los grupos de autodefensas –en entrevista con el diario El País– califica de «teatro» el acuerdo para legalizarlos; se muestra escéptico con las 334 detenciones anunciadas –entre estas las de 128 operadores del narco– y critica la propaganda mediática de las autoridades…
Entre dichos y hechos algo queda claro: se ha tomado la determinación irrenunciable de rescatar Michoacán… con todas las fallas como pueda tener la estrategia.
En un terreno analítico serio, el acto inédito de Morelia debe ser visto como asunto preparatorio. Aun no es tiempo para exigir resultados.
Una buena pregunta es: ¿cuándo va a ser momento de calificar el éxito o el fracaso de estas medidas especiales, urgentes, dolorosas, necesarias e inaplazables?
Otra, ¿si el Gobierno rescata Michoacán, cuando lo hará con los demás estados lamentables?
@JoseCardenas1 | [email protected] | josecardenas.com.mx