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MÉXICO, DF. 7 de abril de 2014 (Quadratín).- Avanzar en el combate a Los Caballeros Templarios –quienes proclamaron impenetrable la Tierra Caliente– no admite tolerancia ni pactos de sospecha. Michoacán es una caldera del diablo, y la presión para hacerla estallar, demasiada. Para el Gobierno Federal hay demasiado en juego…
Ello explica la presentación y arraigo –por 40 días– de José de Jesús Reyna García, número dos del poder político michoacano, Secretario General de Gobierno y ex gobernador interino –del 23 de abril al 22 de octubre del año pasado, en ausencia forzada por la mala salud de Fausto Vallejo–.
Reyna es pieza clave en el rompecabezas michoacano. Sabe todo… y dominaba a todos. Hasta el viernes, sus tentáculos llegaban a cada rincón del poder legal e ilegal. Sobrevivió demasiado tiempo cubierto por la sombra del poder y la sospecha.
En el último año se multiplicaron las versiones sobre probables vínculos del funcionario con el cártel templario, al cual habría permitido infiltrarse en la vida pública de Michoacán. Los señalamientos eran cotidianos… secretos a voces.
El médico José Manuel Mireles, líder de las autodefensas de Tepalcatepec, reveló vínculos familiares de Reyna García con Servando Gómez La Tuta… las esposas de ambos son hermanas.
La panista Luisa María Cocoa Calderón, también denunció contactos de criminales del funcionario… pero pocos dieron crédito a sus palabras.
El periodista Ciro Gómez Leyva documentó dos reuniones de Reyna con La Tuta y Nazario Moreno, El Chayo, en julio y octubre de 2011.
En ese entonces, Jesús Reyna se defendió como pudo, descalificó con furia a sus detractores y canceló el tema ante los medios… el poder lo hacía intocable.
Pero todo era cuestión de tiempo…
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Plancarte precipitaron la caída del funcionario. Testimonios de Samuel Díaz Benítez, Ángel Hugo Sánchez Guerrero y Luis Fernando Vázquez Díaz, lugartenientes de Plancarte Solís, terminaron por empinarlo.
Desde la soberbia del poder, Reyna se dio el lujo de ignorar dos citatorios de la PGR… pero el viernes se le acabaron la suerte y el fuero. Su detención y traslado a la Ciudad de México resultan señales inequívocas de algo “gordo”… que bien puede ser la punta de un iceberg; ¿si no, por qué lo arraigaron?
Por cierto, el Gobernador Fausto Vallejo, –quien ordenó este sábado la destitución inmediata de Jesús Reyna– aun no habla de las facturas pendientes por cobrar cuando su brazo derecho maniobró para impedirle regresar a la gubernatura… pero esa es otra historia.
La caída de Jesús Reyna ha de leerse también como un “guiño” del Gobierno Federal hacia los grupos de autodefensa –aliados endemoniados–, por ahora necesarios e indispensables para enfrentar a quienes han dominado la Tierra Caliente en complicidad con autoridades venales… ¿cómo Reyna?
Hasta ahora, el Gobierno Federal ha sido cuidadoso al deslindar de cualquier ilícito al gobernador Vallejo, pero su administración debe ser investigada. También ha de aclararse si el dinero de la delincuencia se coló a su campaña por la gubernatura, toda vez que Reyna se reunió con los jefes del narco cuando coordinó –precisamente– la campaña del gobernador Vallejo.
POSDATA: “La federación no cobijará a nadie fuera de la ley, del partido que sea” –adelanta el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong–. “Iremos hasta las últimas consecuencias (…) no vamos a encubrir absolutamente a nadie”… APARTE: Aunque lo niegue el líder nacional del PRI, César Camacho, la caída de Jesús Reyna, y la destitución e investigación contra el “diputeado basuras”, dañan la credibilidad de su partido… ya veremos cuánto.
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