
Entre las apariencias y la realidad
Oaxaca, Oax., 21 de noviembre de 2011 (Quadratín).- Hace unos días el gobernador del Estado rindió su primer informe de gobierno ante el Congreso del Estado, acto que sus antecesores lo habían diluido en el simple cumplimiento de la formalidad al entregarlo por escrito. Si bien, la actitud y el discurso son de avanzada, el contenido del informe tiene aires de anacronismo.
Esa falta de adecuación en el tiempo de presentar hoy algo que ya no corresponde a ésta época, estriba en los débitos postergados de un gobierno de alternancia. Resulta inobjetable reconocer que se arribó al gobierno con un enorme respaldo ciudadano que contrastaba con la urgencia de impulsar cambios estructurales a la brevedad; nuestros antecedentes inmediatos de crímenes, saqueo y corrupción no daban lugar a vacilaciones. El rostro de la alternancia estaba marcado por resistencias, vicios de comportamiento y desbordadas expectativas ciudadanas; algunas que se han desdibujado porque no se han emprendido las definiciones programáticas que la alianza recetaba.
Existe la idea colectiva de un gobierno ambiguo y transigente, que aunque derrotó al PRI en las urnas no ha desmantelado ese sistema heredado; la inercia se impuso ante los ánimos renovadores, y por ello subsisten muchas de las prácticas incorrectas del pasado como las decisiones anómalas sin intención de rectificar: funcionarios que no cumplen con la confianza depositada y que se sostiene a pesar de sus desaciertos.
Por otro lado, el PAN, el PRD y las otras fuerzas políticas no supieron construir juntos una agenda de gobierno ni estar a la altura de los quehaceres de la entidad, el momento clave fue desperdiciado. La obstinación selló el inicio, los desencuentros marcan el presente y anuncian el devenir.
Ahora bien, en aras de enriquecer los actos de contraloría social que los ciudadanos debemos realizar y encaminados a evaluar y verificar el cumplimiento de la gestión de esta administración, enuncio tres factores que considero imprescindibles para orientar la naturaleza de un gobierno de origen democrático:
NUEVO CONTRATO SOCIAL. Al plantearnos este anhelo debemos dejar de ver con un enfoque reduccionista a la democracia. Ésta, es mucho más que el respeto de resultados electorales. Para ejercerse a plenitud requiere de la vigencia plena del Estado de Derecho en el que la autoridad active una nueva estrategia integral y eficaz contra la corrupción, en la que se ponga el ejemplo cumpliendo estrictamente con la ley y se haga cumplir, sancione los abusos e instale una nueva cultura de respeto a la legalidad. Es ilusorio considerar la convivencia de los afanes renovadores y la impunidad bajo el mismo cielo -de la transición a la democracia-. Con respecto a las instancias de participación ciudadana es de reconocerse la introducción de modificaciones en la organización institucional y en el papel intermedio de las demandas ciudadanas. Las audiencias públicas que este gobierno lleva a cabo son valiosas pero insuficientes, éstas no han logrado su objetivo por la parquedad y mezquindad de algunos funcionarios.
GESTIÓN DE GOBIERNO. Este término es utilizado por los organismos internacionales para abordar la problemática de la pobreza, que en Oaxaca es el aspecto más lacerante de nuestra realidad social. Así lo establece el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que refiere a los problemas de pobreza y de gestión de gobierno con un íntimo vínculo, y asienta que la mala gestión de las instituciones públicas impone altos costos sobre los pobres. De ahí que las prioridades presupuestarias y las definiciones de las políticas públicas debieron ser piezas fundamentales que fueron desplazadas por otros menesteres en esta administración. Para ilustrar mejor el análisis, una de las responsabilidades de la administración pública es mejorar el desempeño (acceso, eficacia y calidad) de los servicios sociales, rurales y de infraestructura; aspecto que también quedo distraído por la supuesta conclusión de las obras inconclusas del anterior gobierno.
Otro de los retos de esta administración es reestructurar el tejido social, para lo que resulta imprescindible reorientar las prioridades del gasto, no hay peor violencia social que la pobreza. No se puede creer que se configura otro rostro de Oaxaca por recibir comitivas internacionales y congresos empresariales en la ciudad capital, mientras subsisten los grandes males de la entidad. La asignatura pendiente sigue siendo: desterrar la discrecionalidad en el gasto y encauzar las energías en el combate a la pobreza.
PODER COMUNAL. No podemos pensar en el desarrollo integral de Oaxaca sin pensar en otras modalidades de progreso comenzando por el desarrollo de las comunidades, siendo éste espacio, donde habitan e interactúan los ciudadanos y familias más vulnerables. Debemos retornar a la autosuficiencia local como una medida inmediata que este gobierno debe realizar con prontitud. El objetivo es concentrarse en el cuidado de los elementos vitales como: el alimento, el agua, la tierra, la energía y los bosques; generando una perspectiva diferente de su producción y de su uso, no puede seguirse observando como un asunto de filantropía política.
Seguramente este tiempo ha sido aleccionador para esta administración, no se puede perder el impulso y el entusiasmo de reestructurar, la tarea es corregir y germinar el cambio. Aún es posible.
[email protected]
Twitter: @juandiazcarr
Maestro en economía, licenciado en derecho y consultor político.