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Oaxaca, Oax. 01 de octubre de 2012 (Quadratín).-Hace unos días se aprobó en la Cámara de Diputados -de manera express- las reformas a la Ley Federal del Trabajo (LFT) que presentó el ejecutivo federal con el carácter de iniciativa preferente (introducida en la última reforma política) el pasado primero de septiembre. Este acontecimiento puso de manifiesto la alianza de facto del gobierno que se va, con el que viene, y peor aún, una especie de re edición de los capítulos más obscuros del salinismo.
De aquella época, detecto con mayor claridad el haber encendido la bomba de tiempo que hoy nos amenaza permanentemente. En ese sexenio se introdujeron con absoluta disciplina las ordenanzas de los organismos internacionales como parte de los clausulados del Consenso de Washington. En aquel instrumento se plasmaron las disposiciones del neoliberalismo, una especie de manual para apropiarse de las economías emergentes basado en negar la posibilidad a los países en vías de desarrollo como el nuestro-, de edificar una economía nacional a través de reformas legales que le permitan a las trasnacionales operar cómodamente en nuestro país, lo que acá le apodamos reformas estructurales.
Esas reformas por encargo han provocado el aprovechamiento de nuestra riqueza nacional por parte de compañías extranjeras sin ningún beneficio a los mexicanos; estimulado al desmantelamiento del mercado interno; y ubicado como la nación más desigual, con una pésima distribución de la riqueza que instaura a la injusticia social como un engendro dotado de legalidad que amplía la brecha entre los que no tienen nada, y los que poseen todo. Para ejemplificar tal atrocidad, según datos de la propia Secretaría de Hacienda en nuestro país el 10% de la población más pobre percibe apenas el 1% del ingreso nacional, mientras que el 10% más rico concentra hasta el 45% de los recursos totales. Esos son algunos de los efectos de estas reformas estructurales que hoy muchos vitorean pero pocos conocen. Unos obnubilados por la ignorancia de lo que verdaderamente esconden, y otros, conocedores pero doblegados a la disciplina partidaria.
Al final, se impuso el pragmatismo y la reforma laboral fue aprobada custodiando los privilegios de los grandes empresarios, de los líderes sindicales corporativos, y se eliminaron las regulaciones laborales en menoscabo de millones de trabajadores mexicanos.
FALSAS SALIDAS. El doble discurso de que la LFT era anacrónica porque no tenía cambios sustanciales desde 1970 cuando el país era diferente y que era imperioso actualizar la legislación y ponerla a la vanguardia fue una falsa salida. No es ningún vanguardismo reconocer la ilegalidad (outsourcing), subsanar las irregularidades de la actual normatividad, y convalidar el quebranto del principio de bilateralidad que debilita la justicia laboral. Puntualizo algunas:
1) La flexibilización de la contratación bajo el señuelo de crear más empleos y aumentar la productividad es una falsa salida. El argumento reformador de que nuestros empresarios no sólo compiten con empresas nacionales, sino también con trasnacionales que obedecen a otras condiciones de trabajo es muy ligero. Lo es porque con está reforma las obligaciones de los trabajadores se diluyen a través del outsourcing y el trabajo se convierte en una mercancía. Con el contrato por hora se suprime toda relación laboral en un simple contrato que excluye todo tipo de prestaciones como la antigüedad, el aguinaldo y la prima vacacional.
2) La limitación del pago de los salarios caídos es ahora hasta por 12 meses. Con la explicación de que en la anterior legislación se dejaba el lapso abierto y los empresarios que perdían un litigio laboral debían pagar, en ocasiones hasta 5 años, ocasionando la quiebra de los empresarios medios y pequeños también es una falsa salida. Porque ahora con esta disposición el trabajador absorberá la negligencia judicial, cuando el desafío estaba en diseñar un cambio en el sistema de justicia para evitar esa lentitud.
3) Quedan intocados los líderes sindicales. Fue el único punto en desacuerdo entre el PRI y el PAN. La iniciativa de Calderón contenía aspectos de transparencia en el manejo de recursos, rendición de cuentas de los sindicatos, así como la elección directa de dirigencias por medio de votación secreta en las urnas. Aspecto fundamental de la propuesta del ejecutivo que fue eliminada por el PRI del dictamen final bajo la falsa salida del respeto a la vida interna de los sindicatos.
Esta polémica Reforma Laboral no tuvo una sólida oposición parlamentaria. Carente de energía, claridad, creatividad y liderazgo, la izquierda padeció la reciente decisión de López Obrador de dedicarse a constituir su movimiento en partido político. Y a todo esto saltan las preguntas: ¿Dónde están nuestros diputados federales y cuál fue su rol?, ¿de verdad tomando la tribuna, gritando, usando playeras de protesta y en la desordenada intransigencia pensaban detenerla?, ¿dónde esta Mancera, Ebrard y los gobernadores de izquierda como el nuestro? ¿cuántos traidores como Adolfo Orive ya habían pactado su apoyo en secreto? Es lamentable el papel de nuestros partidos de oposición: unos convalidan con falsas salidas, y los demás, con la hipocresía del silencio.
ENGAÑABOBOS. Atendiendo a la lógica de la dinámica política en nuestro país que insistentemente se habla de ganadores y perdedores, acudo a esa incitación mediática y me apena reconocer que evidentemente pierden los trabajadores mexicanos, pero también el PRI sufre una doble derrota. La primera derrota tricolor, es porque deja pasar la oportunidad de marcar distancia de las polémicas administraciones que anteceden a la que entrará en 8 semanas. Aquellas que llevaron al desfiladero a México y en consecuencia dejaron en ruinas al partido. Y la segunda, es porque se pudo inscribir un proyecto dotado de sensibilidad social en un momento delicado, de absoluta crispación social. No coincido con los pragmáticos e inconscientes que aseguran que el presidente electo ganó porque pudo desahogar su agenda reformadora ofertada en campaña endosando el precio político a Felipe Calderón por ser éste quién la presentó al Congreso, la cabildeó y quedo aprobada casi en sus términos durante su administración. Nada menos cierto que eso. El PRI es mayoría en ambas cámaras legislativas y quedó ampliamente documentado la activa participación de los legisladores tricolores y aliados en el dictamen que finalmente se aprobó. Ahora los senadores pueden componer este desaseo que afecta a millones de trabajadores, actuar con responsabilidad y concentrarse en mejorar el salario que si es objeto de una verdadera reforma.
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Twitter: @juandiazcarr
Abogado, economista y periodista.
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