
Los datos no garantizan éxito para la elección judicial
—–Tercera parte
Oaxaca, Oax., 12 de diciembre de 2011 (Quadratín).- Muchos creyeron que la renuncia de Porfirio Díaz significaba el fin del porfiriato; sin embargo, todo permanecía intacto con el gobierno interino de Francisco León de la Barra.
Se pregunta José Fuentes Mares: ¿Cómo pudo el señor Madero renunciar a su carácter de caudillo revolucionario vencedor, y admitir una transacción porfirista como la del señor De la barra?.
El historiador supone que la explicación se debe a su complejo legalista y que Madero lavaría esa mancha al triunfar democráticamente en las urnas, sólo que al conducirse de ese modo el futuro Apóstol actuaba como un insensato. Como si Iturbide hubiera admitido el interregno [Tiempo durante el cual un Estado no tiene soberano o en que está sin funcionar cualquier institución, sea cual fuese el motivo] de ODonojú después del 27 de septiembre de 1821; como si Juárez hubiera aceptado el interregno de una Junta de Notables después de Querétaro.
Los acuerdos de Ciudad Juárez molestaron a varios. A Zapata, porque no vio claro lo de la repartición de tierras, que venía en el punto tres del Plan de San Luis; a Villa, porque no se dijo nada sobre los terratenientes norteños; a Pascual Orozco porque no le dieron nada, y a la mayoría de combatientes porque se convirtieron en desempleados al licenciar Madero al ejército rebelde, y así
CARTA DE GASTÓN SANTOS PAREDES
El diputado por Tamaulipas, Gastón Santos Paredes, hizo la advertencia al necio Madero: León de la Barra es Lutero, señor Madero [
] con todo el ejército a su lado, podrá imponer todas sus condiciones en un brevísimo golpe de estado que frustrará su ingente esfuerzo. Entienda, señor Madero; quién hace la revolución a medias, cava su propia tumba [
]. Su decisión no le acarreará sólo consecuencias personales. Temo decirle que serán nacionales [
].
Es la revolución, señor Madero [
.]. Usted ha desperdiciado la fuerza, la autoridad y el poder que le dio la masa revolucionaria [
]. Se queda usted con el mismo ejército del dictador, rodeado de traidores [
] con un Congreso porfirista, también rodeado de traidores [
] con el mismo gabinete que gobernó durante la tiranía, es decir, rodeado de traidores. Se quedan los mismos gobernadores, la misma gerontocracia oficial del porfiriato [
]. No estamos impartiendo un curso de ética gubernamental. Dispare. Cargue [
].
Haga justicia. Aprese a los gobernadores y a todo prosélito del porfirismo [
]. Forje usted el México moderno [
]. Sin Porfirios, sin científicos, sin Corrales, sin ejército opresor, sin clero traidor que comunique las confesiones a la policía, ni imponga gravámenes ni sea terrateniente, ni explotador, con los grandes trusts.
LUIS CABRERA TAMBIÉN ADVIRTIÓ AL APÓSTOL
Las revoluciones son siempre operaciones dolorosísimas para el cuerpo social; pero el cirujano tiene ante todo el deber de no cerrar la herida antes de haber limpiado la gangrena. La operación necesaria no ha comenzado: Usted abrió la herida y usted está obligado a cerrarla.
Pero guay de usted, si acobardado ante la vista de la sangre y conmovido por los gemidos de dolor de nuestra patria, cerrara precipitadamente la herida sin haberla desinfectado y sin haber arrancado el mal que usted se propuso extirpar; el sacrifico habría sido inútil y la historia maldecirá el nombre de usted [
] sino porque la patria seguirá sufriendo los mismos males que ya daba por curados y continuará además expuesta a recaídas cada vez más dolorosas [
].
Sin ser espiritista, Luis Cabrera visualizaba lo que seguiría si Madero no eliminaba al porfirismo. Por ello, la prueba de amor hacia el Mártir la mostró el Congreso cuando, al final, aceptó su renuncia con 123 votos contra
sólo ocho.
NEPOTISMO, INEPTITUD Y OÍDOS SORDOS
Ya con Madero como presidente, comenzaron las críticas por su nepotismo. Su hermano Gustavo, a quien apodaban Ojo Parado porque tenía una prótesis ocular, era el más influyente de la familia. Pero no estuvo de acuerdo que Francisco designara a su tío Ernesto Madero Farías como secretario de Hacienda, y a su primo Rafael L. Hernández, secretario de Fomento y luego de Gobernación porque habían sido leales a Porfirio Díaz. Ninguno había apoyado la campaña ni el movimiento armado. Tenían muchos amigos en la clase política porfirista, por lo que, desde su privilegiada posición, los protegieron, y obstaculizaron cualquier reforma.
Dice Alejandro Rosas del gabinete de Francisco Ignacio (que nos recuerda nuestro gobierno del cambio en Oaxaca): Madero lo conformó con elementos heterogéneos tratando de conciliar, intentando unificar a vencedores y vencidos. Quiso mezclar a la revolución con el viejo régimen y el resultado fue la parálisis de la administración pública.
DE TERRATENIENTE A TERRATENIENTE
Madero era un terrateniente, y tal vez por eso, desestimó la entrega de tierras. Según Jesús Silva Herzog, en 1910 había 840 hacendados. Unos tan famosos como el general Luis Terrazas, quien tenía millones de hectáreas; por eso cuando preguntaban si Terrazas era de Chihuahua, contestaban: No, Chihuahua es de Terrazas.
En ese año, la población del país era superior a los 15 millones y los que dependían del salario rural eran unos 12 millones, más o menitos el 80 por ciento de la población. No es posible que Madero no supiera esto. Pero no había intenciones de repartir la tierra, Madero lo expresó:
Suplico a usted revisar cuidadosamente el Plan de San Luis Potosí y todos los discursos que pronuncié antes y después de las convenciones de 1910, 1911 y, si en alguno de ellos expresé tales ideas, entonces tendrá derecho a decirme que no he cumplido todas mis promesas.
Siempre he abogado por crear la pequeña propiedad, pero eso no quiere decir que se vaya a despojar de sus propiedades a ningún terrateniente [
] Pero una cosa es crear la pequeña propiedad, por medio del esfuerzo constante y otra es repartir a las grandes propiedades, lo cual nunca he pensado ni ofrecido en ninguno de mis discursos y proclamas. Carta a Fausto Moguel, director de El Imparcial. 27 de junio de 1912.
Por cierto, meses después de la muerte del Mártir, Pancho Villa envió una carta dirigida a Luis Terrazas: Ustedes los hacendados fueron muy tontos al matar a Madero; Madero era uno de ustedes; con él ustedes hubieran ganado más.
Foto:Archivo