Juan Manuel López Alegría. Sin derecho a fianza / Respuesta a maestros inconformes

Oaxaca, Oax. 30 de abril de 2010 (Quadratín).- Respuesta a maestros inconformes: Tienen razón al apreciar mi enojo en mis conceptos sobre el magisterio oaxaqueño. Es algo que no debería traslucirse. No lo pude evitar. Ofrezco disculpas a todos los lectores.
Durante unos veinte años como periodista he podido percatarme de la podredumbre que llega hasta al cuello en el sindicato de maestros de la 22 (no dudo que en poco tiempo así sea en la 59).
Soy hermano y cuñado de profesores. Como profesor de preparatoria dediqué mis conocimientos, mi vida y alma a esos chicos. También conocí a otros compañeros, cuyo trabajo era el más importante del mundo, sin embargo, no lo era para la mayoría.
No me ofende que digan que pertenezco al periodismo oaxaqueño mediocre, sé que se refieren a los periodistas que no estudiaron una carrera (o que la terminaron en esas universidades igual de mediocres, como algunas particulares o en la UABJO, una de las peores de México), que llevan años y no aprenden a redactar, que viven del “chayote” o la extorsión, que se niegan a capacitarse, etcétera. Yo no estoy ahí…
Ha otro porcentaje que sí estudió o no, pero se capacita de manera autodidacta, que lee, que denuncia, que quiere su trabajo y lo enaltece…
Estoy cierto que hay muchos docentes como estos últimos. Pero es innegable que en educación, somos los últimos en la escala, gracias a ese sindicato corrupto, corruptísimo.
Respondan ahora ustedes: ¿No es cierto que se venden plazas? ¿Que no quieren capacitarse? ¿Que han sido usados por el gobierno? ¿Que no cumplen con las normas internacionales sobre el número de clases al año? ¿Qué son causantes en gran medida de que muchos comercios hayan cerrado en la capital de Oaxaca por los perjuicios que les acarrean miles de vagos que no leen, generalmente, ningún libro? ¿Que sus marchas y protestas las hacen en días hábiles? ¿Qué tienen más días de descanso que cualquiera en cualquier parte del mundo?
¿Que andamos literalmente por los suelos en matemáticas y español y otras áreas?
Se han preguntado, ¿por qué, si son federales, también les paga el gobierno de Oaxaca? De esa manera, también los diputados federales o los empleados de Pemex o de la Comisión Federal de Electricidad, podrían cerrar caminos, marchar, etcétera, para ser “homologados” a los maestros de la 22.
¿Que esos salarios y tantos días de aguinaldo no fueron conquistas sindicales, sino acuerdos con el gobierno, para servirlo, comenzando con aquel célebre profesor Pedro Martínez Noriega?
Los “trabajadores de la educación” de Oaxaca, además de los 40 días de aguinaldo que reciben los de todo el país, lograron con sus movilizaciones economicistas, 50 días más, más 14 de los últimos tiempos, lo que arroja un gasto adicional de más 50 millones de dólares, más de 500 millones de pesos que el gobierno de Oaxaca ha cubierto con deuda pública, en su mayor parte.
Este perjuicio a la sociedad se inició desde la creación del IEEPO, cuando Heladio Ramírez entregó esa administración a la dictadura de la sección 22. A Diódoro Carrasco le arrancaron esos 50 días adicionales de aguinaldo, y a José Murat otros 15 días como “bonos de productividad” que reciben el 15 de mayo. Obviamente, no porque hayan mejorado la calidad de su trabajo en bien de Oaxaca, sino por el miedo que le tienen a la movilización de 70 mil violentos “trabajadores”.
Desde el 16 de mayo del 2001 un profesor comenzó a cobrar cinco mil 267 pesos mensuales (nueve años después eso ya fue rebasado), más vacaciones, prima vacacional, servicio médico y de maternidad, quinquenios, bonos, aguinaldos, pago de arraigo, préstamos personales e hipotecarios, pago de material didáctico, ayuda de despensa; obsequios, comidas y regalos el día del maestro y el del empleado administrativo. No dos mil o cuatro mil como dice el mentiroso de Azael Chepi, motivo de la columna pasada.
De manera absurda reciben mayores estímulos en tanto empeoran en su productividad. Tenemos el último lugar mundial y nacional en matemáticas, ciencias naturales, geografía (física en penúltimo lugar, solo arriba de la república islámica de Irán).
¿Saben cuántos profesores solamente cobran en el IEEPO? ¿Saben que aquí (el IEEPO), como en ninguna parte del mundo los profesores son juez y parte? ¿Sabes que también ustedes son objeto de coerción, extorsión, acoso sexual, etcétera, por malos profesores, para sus trámites, permutas, ascensos, préstamos…?
¿Por qué el gobierno les tiene que pagar a los trabajadores de la educación, por ejemplo (son muchos más días), el salón, las orquestas, la cena (también para su pareja o invitados), el día 13 de septiembre, para que celebren felices a los hombres que nos dieron patria? Son muchos miles al año, que bien servirían para construir letrinas en comunidades alejadas.
Sobre este asunto, de las escuelas que carecen de lo elemental, opino que el profesor debería estar capacitado para instruir a esos oaxaqueños que no tuvieron la oportunidad de formarse en una normal, y viven en esas tan precarias condiciones. Y por supuesto, exigir al gobierno federal mejores condiciones, y dejar en paz los Acuerdos de San Andrés (que pocos maestros saben qué son), ajenos a nuestra problemática.
No creo que sean malos (o buenos) los indígenas, pero ahí debería estar la capacidad del maestro para alentarlos a mejorar esa situación, con suficientes elementos que trae de bagaje; pero si el que estudió no es capaz (ni de hacer una letrina o un depósito de agua), qué podemos esperar de los que no lo hicieron.
Eso lo he visto en comunidades alejadas (por eso sé que muchos no trabajan toda la semana), en algunos lugares, la gente se come un pollo, por ejemplo, y solamente le pone unos chiles. No hubo por ahí un profesor que enseñara a cultivar legumbres en macetas o en los patios, siempre amplios (al contrario de Japón, que hasta en el baño cultivan)…
¿Acaso ignoran los maestros el daño que causa consumir comida “chatarra”?
¿Dónde están esos profesores que se han opuesto a que se venda esa comida en escuelas?
Ya se aprobó una ley contra la venta de esa comida ¿Ya comenzaron el IEEPO y los maestros a prohibirla? ¿Cuántos profesores han disfrutado de las ganancias de las cooperativas escolares?
Ustedes me acusan de de intolerante. En realidad, porque somos una sociedad demasiado tolerante tenemos un magisterio así. No creo que ignoren que las plazas de profesores se heredan a hijos que no sirvieron para estudiar una carrera.
Usted maestra, acepta que a su hijo le imparta clases un joven que ayer no sabía si la tierra giraba alrededor del Sol o al revés, pero hoy es su maestro porque heredó la plaza del padre.
¿Aceptaría que el hijo del cirujano, que heredó el lugar por jubilación del médico, le practicara una cesárea?
No menospreciemos la labor del profesor: es tan importante como la del mejor neurocirujano; está moldeando la mejor parte del ser humano. Por eso no podemos dejar en manos de incompetentes esa raíz.
Hablando de intolerancia: ¿Quién más intolerante que esos profesores trogloditas, que a sangre y fuego pretenden “rescatar” las escuelas en manos de la sección 59? ¿Por qué son “suyas”?
¿Cuándo las construyeron con sus manos?
No es posible que a estas alturas de la civilización, lo profesores nos den muestras de su barbarie. Así eran los nazis contra los judíos; o el gobierno de USA contra los comunistas en 1919; igual en México contra los “jipis” en los sesenta y setenta; o como esos idiotas que reprimen a los “emos”, sin saber que parten de la misma rebeldía rockera que les dio vida a ambos.
¿Qué harían los trabajadores de la educación, si, cuando se escindieron del gran cacique Jongitud, los profesores de la 22 hubieran sido perseguidos y eliminados de su escuela, porque ya no pertenecían al protectorado del padre de Elba Esther?
Bueno, hay tanto malo que decir (lo bueno se reconoce, pero es tan pequeño) que no acabaríamos.
Disculpen por la ofensa, pero es muy difícil escribir sobriamente cuando se sabe que, día con día, el magisterio oaxaqueño destruye millares de futuros… a pesar de los tan pocos excelentes profesores que no alzan la voz en las asambleas para intentar detener esa criminal avalancha.
Por cierto, mi nombre es Juan Manuel, no José Manuel ni Juan José.