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Oaxaca, Oax., 23 de enero de 2012 (Quadratín).- Arqueólogo de la grafía o gambusino de las letras, Juan Pascoe Pierce, artista de la tipografía, ha dedicado su vida a perfeccionar o embellecer el acto de la lectura y a darle su lugar histórico a este oficio. Desde su imprenta casera se ha consagrado, de manera minuciosa, a investigar la inexplorada y más brillante época de la tipografía novohispana.
Impresor, editor, maestro decano, músico y recientemente galardonado por su importante labor con el Premio Estatal de las Artes Eréndira, que otorga el estado de Michoacán donde radica desde hace más de 30 años, es fundador de una de las editoriales más significativas de la época de mediados de los setenta y la cual se mantiene activa hasta la fecha con el nombre de Taller Martín Pescador.
Ubicada en la calle Leonardo Da Vinci, en el barrio de Mixcoac de la ciudad de México, este espacio se convirtió en cuartel general de un numeroso grupo de artistas y poetas. Además, hoy, los impresos ahí producidos son coleccionados por las bibliotecas de más renombre, como son las de las universidades de Berkeley, Stanford, Princeton, entre otras.
Mi trabajo se ejerce como un arte, no como una industria. Trabajo con el poeta y trato de que cada libro sea distinto, que cada página sea perfecta para ese poema, señala Juan Pascoe, quien aprendió su oficio como ayudante de Harry Duncan en la Cumington Press, establecida en West Branch Iowa y actualmente vive en un edén de la Ex Hacienda de Santa Rosa, del municipio de Tacámbaro.
Juan Pascoe, decidió desde muy joven que deseaba ser impresor, desde antes incluso de que estudiara Letras inglesas y americanas en Estados Unidos, pero no le atraían los sistemas que de tan automatizados alejan al impresor de su obra sino que prefiere trabajar con imprentas del siglo XVI o XVII.
Así, el impresor se dedicó a rescatar más que a comprar imprentas descontinuadas por el país y fue adentrándose en la historia de estos artilugios que lo llevaron a saber de la existencia de José María Idiáquez, un fraile oaxaqueño que probablemente sin tener conciencia plena de ello, contribuyó enormemente al movimiento de Independencia.
Idiáquez era fraile del templo de San Felipe Neri, donde ingresó a los quince años y comenzó a aprender el oficio de impresor con un anciano que se encontraba ahí y del cual se conservan impresos.
Fue en aquel despertar de 1810, a la llegada de José María Morelos a Oaxaca cuando su novedosa producción de folletos, hojas, volantes, y circulares con temas de actualidad política debieron haber sido leídos en público en voz alta con el deseo de difundir el pensamiento independiente. De esta manera, la vieja imprenta en que trabajaba revolucionó la producción editorial del México moderno.
La historia desconocida para la gran mayoría de oaxaqueños por la poca importancia que se le da al tema, se encuentra plasmada en la obra José María Idiáquez, impresor en el oratorio de la Congregación de San Felipe Neri de Oaxaca, escrita por Juan Pascoe, la cual será presentada el próximo jueves 26 de enero, a las 19:30 horas, en la Biblioteca Francisco de Burgoa del Centro Cultural Santo Domingo.