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La lista Forbes. Más millonarios y más pobres
“Ilusoria resulta aquella creencia del implacable enfrentamiento entre las dinastías de herederos y las dinastías que no poseen más que su trabajo”. Thomas Piketty, El Capital en el Siglo 21.
OAXACA, Oax. 02 de marzo de 2015.-Este inicio de marzo se ha dado a conocer, como cada año, la lista de las personas con mayor fortuna del orbe, aquellas que superan los mil millones de dólares de patrimonio.
Como desde hace ya más de década y media, la lista Forbes, la encabeza el creativo estadounidense Bill Gates, entre otras, dueño de la empresa Microsoft, uno de los hombres que ha cambiado al mundo con su capacidad inventiva y, quizá, la persona cuyas creaciones tocan a la mayor parte de la población del planeta.
Gates roza ya los 80 mil millones de dólares y seguramente tendría más a no ser por las leyes de su país que lo obligaron a ser tantito más humano y dedicar parte de su fortuna a una fundación que apoye no sólo a sus paisanos sino, como su empresa, con carácter global. Dicha fundación lleva tanto su nombre, como el de su esposa Melinda y, sin duda, es de las que más recursos destina a labores que también podrían llamarse altruistas. A Gates lo sigue en la lista Carlos Slim, paradójicamente mexicano.
Slim cuenta según Forbes con una riqueza acumulada de 76 mil millones de dólares, menos de 4 mil millones para darle alcance a Gates, producto de su Grupo Carso que lo mismo integra minas, energía, restaurantes, revistas, periódicos –donde la joya de su corona es el estadounidense New York Times- y, sobretodo, telecomunicaciones, donde Telmex le dio paso a su emporio Telcel, la más grande empresa mexicana de telefonía celular, con situación cuasimonopólica y extendida a toda América, con Claro, América Móvil, entre otras. Bueno, Slim es dueño hasta del zoológico de Buenos Aires.
A diferencia de Gates que es un inventor, Slim es un comerciante. El primero es el hombre con mayor patrimonio proveniente del país más rico y el segundo lo es de uno de los países con mayor desigualdad y pobreza. Gates crea, Slim compra y revende, los dos tienen sus méritos y a su manera.
Así como de Gates medio mundo toca algo de su empresa, una computadora o un programa al menos, de Slim más de medio México toca algún negocio suyo, su empresa de telefonía tiene contacto con 70 millones de mexicanos y, cuando dice que “todo México es territorio Telcel” hay que creerle y, si dijera territorio Carso, aún más.
A diferencia de Gates que tiene competencia cercana en su país, entre Slim y quienes lo siguen en México hay un abismo. También otra diferencia es que Gates se dedica por completo a su materia y no se mete ni en política ni en estar tratando de influir en otros rubros como los medios, el arte y demás.
Don Carlos pareciera estar muy interesado en hacer realidad aquella frase marxista de que “quien tiene el poder económico intentará sin duda hacerse el control político del Estado.” Cualquiera que no sea incauto puede darse cuenta de tan interesante y quizá natural situación.
El llamado Rey Midas mexicano sin duda influye en la clase política, bajo aquella máxima de que el capital no tiene ni patria ni partido, apoya a varios (que no a todos), se la juega lo mismo con la autodenominada izquierda que con la derecha, lo mismo con el interés de invertir en infraestructura en la Ciudad de México con la recuperación del Centro Histórico o la defenestrada Línea 12 del Metro –por señalar sólo uno o dos rubros-, que con la cercana relación con el gobierno federal pasado vía la C.F.E., que gestiona la tan disputada fibra óptica y donde había puesto de director a su yerno. También por citar sólo un pequeño ejemplo.
Como sea Slim posee una riqueza que asciende a una cuarta parte de la deuda externa de México, influye en los políticos, en sus partidos, en los gobiernos, en la sociedad, en quienes opinan de la vida pública nacional, incluyendo a los integrantes de la bien llamada comentocracia (como ya vimos no sólo nacional, sino también en la americana –vía el NYT-). Y al parecer influye hasta en los premios Oscar.
Lo más interesante del factor Slim es que existe una sospechosa unanimidad nacional en no criticarlo, ni por las altas tarifas telefónicas, ni con las fallas en internet, ni con las caídas del sistema de ambos servicios y que en su reconexión le genera más ganancias en segundos.
Pareciera que las y los mexicanos se han vuelto inmunes y hasta con síndrome de Estocolmo al menos ante la empresa privada, no así ante el gobierno a quien culpa de todos sus males, cual chivo expiatorio. Tema que se entiende y que muchos usan para seguir manteniendo el estado de cosas.
Gates o Slim y los otros 1826 oligarcas del mundo que enlista Forbes son hombres de empresa que utilizan el mundo libre para amasar sus fortunas, mismas que ascienden a 7 billones de dólares, sin contar los otros 5 billones que se encuentran en paraísos fiscales y de los que no da cuenta la famosa lista que año con año crece, hasta expandirse a más de 200 millonarios nuevos en 2015 y medio billón de dólares más.
Todas esas cifras sólo confirman lo que el gran Thomas Piketty señala en su excelente obra El Capital en el Siglo 21, creciendo o no la economía, las grandes fortunas tienden a crecer de cualquier forma, lo mismo en los países pobres que ricos, aumentando al mismo tiempo la desigualdad.
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